Por:
Maeda Ai
. . . . . . . . . . .
.:: Capítulo 3 ::.
Totalmente borrachos y sin embargo aún ligeramente conscientes de lo que hacían.
Ambos reían, pues su estado de ánimo mejoró gracias al vino.
Ichigo abrió la puerta de la suite para luego tomar la mano de la chica y entrar juntos.
Se sentían como niños a punto de hacer una travesura. Tal vez así era.
Desde que salieron del restaurante el trato entre ellos había cambiado tal vez sin que ninguno de los dos lo notara, pero Ichigo rodeaba firmemente la pequeña cintura de Rukia, acariciándola fugazmente de vez en cuando, al igual que ella, quien no desaprovechaba la oportunidad de tocar los fuertes y duros hombros y el pecho del pelinaranja.
De pronto, Ichigo tomó entre sus brazos a la chica, notando que no pesaba absolutamente nada.
* ¿De qué estás hecha?. . . ¿de algodón?. *
* ¿Por qué no lo descubres por ti mismo?. *
Dicho esto, la pelinegra besó con ternura la mejilla del muchacho, para luego deslizar sus labios por su cuello.
Kurosaki no pudo resistirse a las exquisitas sensaciones que ella le provocaba, así que, ardiendo en deseo, depositó a Kuchiki sobre la cama, un tanto brusco, más a ella pareció no importarle, igual la lujuria la controlaba y las caricias antes dulces y hasta tímidas se tornaron atrevidas.
El pelinaranja se posó totalmente sobre Rukia, aplastándola con su musculoso cuerpo. Sus manos no perdieron tiempo y pronto se hallaban recorriendo los contornos de la pequeña mujer, arrancándole suspiros y gemidos por igual.
Ichigo se deleitó con la delicada figura. Pronto descubrió que las curvas femeninas si bien eran sutiles, eran. . .
““¡ Perfectas !.””
Ante este pensamiento, Kurosaki se aventuró a palpar con ambas manos los senos de la chica, descubriendo que ella “tenía” más de lo que aparentaba.
Pequeños, sí, pero firmes y con una redondez simplemente exquisita.
Rukia suspiró ante el toque del pelinaranja, quien entonces alzó la mirada, encontrándose con los hermosos ojos violetas de la mujer. El hombre se perdió en su mirar. Nunca vio ojos más lindos que aquellos.
Quizá quedó atrapado en tal belleza, que Ichigo poco a poco disminuyó la distancia entre sus labios. Su primer beso fue tranquilo, sin prisas, tenía un sabor a dulce vino y quemaba, era una sensación nueva y tan embriagante.
Quizá la lujuria llegó a su tope, o tal vez la caricia entre sus labios desató toda la pasión contenida. Como fuese, Kurosaki abandonó bruscamente la boca de su compañera para de inmediato encargarse de deshacerse de toda la estorbosa ropa que les impedía consumar su travesura. . . su venganza.
Con urgencia, ambos jóvenes perdieron la ropa hasta quedar ella completamente desnuda, él en bóxers.
* No es justo !!. *
Kuchiki hizo un ligero puchero, quejándose por la desventajosa situación en que se encontraba.
El pelinaranja sonrió divertido. Bueno, es que al verla a ella al natural, se había quedado embobado, hechizado totalmente por la hermosa, y también deliciosa, imagen de la desnudez de Rukia.
* ¡¡ Eres hermosa !!. *
Le dijo él en un susurro, y no mentía. En verdad no había visto jamás silueta femenina más perfecta, elegante y fina, pero sobre todo. . . delicada.
Tras deleitar su mirar, el pelinaranja se posó sobre la chica; un ligero roce entre sus sexos los hizo estremecer a ambos. Rukia se arqueó gimiendo sonoramente, desatando con ello toda la lujuria del muchacho.
Ichigo se deshizo del bóxer y sin dar tiempo a que Rukia se deleitase ahora con la desnudez masculina, él se acomodó entre sus piernas, creando fricción entre ambos sexos.
* Ahh, I-Ichi… go !!… *
Rukia cerró los ojos y se mordió el labio.
Dios !, esto tenía que ser tortura. Ella ardía por él, y el tipo no hacía más que jugar, postergando el momento que ambos, incluso él, esperaban.
* Ichigo… ¡ hazlo ya !… *
Los ojos del pelinaranja se opacaron ante la petición de la mujer, y él. . . tan ansioso como ella, no pudo soportarlo más, así que, colocando la punta de su pene en la entrada del sexo femenino, empujó lentamente.
Y es que, a pesar de su desesperada necesidad por hacer suya a esa pequeña chica, igual quería disfrutar plenamente de esto.
La última embestida fue potente y energética, causando un grito por parte de Kuchiki y una especie de gruñido por parte del plinaranja.
Ambos con los ojos cerrados, completamente inmóviles, como reconociendo o acostumbrándose a aquella sensación de sus cuerpos entrelazados. . . ¡era la gloria!, en verdad estaban en el paraíso.
Era la primera vez que Rukia tenía la satisfacción de sentirse totalmente llena de un hombre y no es que ésta fuese su primera relación, es solo que. . . era tan diferente a todo lo que pudo haber sentido antes.
Ichigo experimentaba algo similar, pues Rukia era tan estrecha, que su pene aprisionado gozaba de la calidez y la humedad que la chica le brindaba, enloqueciéndolo de placer.
El pelinaranja apretó los dientes. Kami, era tan difícil controlar todo ese gozo, sentía que podía venirse en cualquier momento y ni siquiera se había movido.
Alrededor de medio minuto fue suficiente para que el chico comenzara a mecer las caderas, ligera y lentamente al principio, más fuerte y desesperado conforme el placer se acrecentaba, al grado de sacar casi completamente su virilidad para luego volver a clavarla con fuerza y rapidez en el interior de la mujer, haciéndola gemir y gritar ante el intenso coito.
* Ohh, Ichi-go !… no pares !!… *
Kurosaki sonrió, estaría loco si se detenía antes del recompénsate placer, pero Ichigo sonrió satisfecho al ver la buena disposición y cooperación de la linda chica, quien lanzaba las caderas en busca del miembro duro y caliente, cada vez que este parecía salir y alejarse de su necesitada intimidad.
Pronto el baile se tornó rápido, desesperado. Restregando sus sexos con desesperada fuerza. Rukia no pudo contra el intenso orgasmo que la poseyó, haciendo a su vagina palpitar con fuerza, torturando de placer a su amante.
Rukia se retorcía de gozo bajo el perfecto cuerpo de Ichigo, quien fue vencido por las palpitaciones íntimas de la mujer. Apretando los dientes, Ichigo eyaculó dentro de su compañera, lleno de satisfacción y placer.
Agitados, respirando entrecortadamente, el pelinaranja se colapsó sobre el suave cuerpo de la pelinegra.
Silencio acompañado por sus rápidas respiraciones al tiempo en que ambos sentían el aliento del otro.
Se separaron poco después; Ichigo se alejó hasta un extremo del amplia cama mientras Rukia permanecía allí, descansando.
Dios, estaba agotada.
““Solo cinco o diez minutos y luego me iré.””
Pensaba la chica, pero el cansancio fue tal, que poco a poco fue cerrando los ojos hasta caer dormida antes de pasar siquiera siete minutos.
Ichigo la contempló con un semblante difícil de describir, pues de cierta forma estaba resentido con ella por hacerlo participe de esta locura, pero también. . .
““Eres fascinante, Rukia !!.””
Una sonrisa adornó el rostro del muchacho al aceptar lo bella e irresistible que resultó ser Rukia.
Ichigo se acercó a ella, cubriéndola ligeramente con una sábana y dejando a su brazo izquierdo descansar suavemente alrededor de la chica, en un gesto firme y posesivo.
También él cerró los ojos, pensando que le encantaría repetir esta locura. Eso sí. . . que quede claro que él se estaba ‘sacrificando’. . . aunque ni el propio Kurosaki Ichigo se lo creyese.