Por:
Maeda Ai
. . . . . . . . . . .
.:: Capítulo 6 ::.
Kuchiki dejó caer la bolsa de mano, sorprendida; sus lindos ojos lucían desteñidos por la sorpresa.
Ante ella, Ichigo la miraba con una sonrisa de satisfacción, como presumiendo su victoria.
* Tú?. . . ¿q-qué haces aquí?. *
* De fin de semana. . . igual que tú. *
* No me refiero a eso, imbécil. ¿Qué haces en mi habitación?. *
El muchacho se sentó sobre el cómodo sofá, restándole importancia al reclamo de la pelinegra mientras alegaba que “esa” era su habitación.
* Imposible, yo reserve esta suite hace dos semanas. *
* ¿En serio?. * Ichigo se llevó la mano a la barbilla, meditando. * Supongo entonces que es un error por parte del hotel. *
Kurosaki finalizó con una gran sonrisa en el rostro, provocando en Rukia una furia incontrolable.
““Sí, claro, échale la culpa al hotel, ¡ maldito idiota !.””
Eran los pensamientos de la chica, quien no creyó ni una sola letra de lo que ese hombre le decía. No, Rukia no era nada tonta y para ella era muy obvio que ese tipo hizo algo para propiciar este “encuentro” entre ellos.
La pelinegra jaló aire con fuerza un par de veces hasta calmarse, luego dio media vuelta, caminando hasta la puerta de la habitación.
* ¿A dónde vas?. *
* A arreglar esta “confusión”. Pediré otra habitación. *
* Ni lo intentes, el hotel está al cien. *
Kuchiki se giró lentamente, posando sus hermosos e inusuales ojos violetas sobre el chico. Ichigo se estremeció ante aquella mirada; moría de ganas por tener a esa mujer entre sus brazos, pero no le importaba “jugar” un rato más, lástima que Rukia no tenía los mismos planes.
* ¿Tú cómo sabes?. *
El pelinaranja no pudo responder la pregunta de la mujer y no porque no hubiese cuidado ese detalle e inventar una “pequeña” mentira, el hecho es que se perdió en la intensa mirada femenina y no pudo fingir más.
* Vine hasta aquí. . . solo para verte. *
* Pues ya me viste, ahora. . . ¡ fuera de MI habitación !. *
A pesar del tono de la chica al hablar y la forma en que puntualizó el último par de palabras, Ichigo pareció no prestarle atención y se acercó a ella tranquilamente sin apartar sus ojos de ella.
* ¡ Quiero estar contigo !. *
A pesar de su inmutable expresión, Rukia se estremeció ante aquellas palabras; su corazón latiéndole con locura. Se sintió tonta al tener ese tipo de sensaciones por unas cuantas palabras dichas por ese hombre.
* ¿Por qué me has estado evitando, Rukia?... por qué te escondes de mi?. *
* Ah, n-no sé de que hablas. *
Frente a frente, Ichigo alzó una mano y acarició los suaves cabellos de Kuchiki, sujetando al final un pequeño mechón de oscuro cabello; sus ojos bien fijos en la boquita irresistible de la mujer frente suyo.
¡ Que no sabía nada !. . . por favor. . . esa mujer se había estado escondiendo de él, eso era obvio, pues Ichigo la buscó varias veces en su departamento pero ella no se encontraba. . . o tal vez no lo quería recibir.
Se cansó de llamarle y saturar la contestadora. Él solo quería verla, estar con ella, ¿era tan difícil de entender?.
““Al parecer sí.””
El pelinaranja supo que si quería conseguir a esta chica, tendría que ser insistente, así como firme y hasta tramposo. . . por eso la confusión del hotel.
““¡ Es increíble lo que se logra con un buen soborno !.””
Kurosaki sonrió. Toda esta locura bien había valido la pena, al menos ya había logrado encontrarse con ella y hablar un poco, pero ahora quería más. . . mucho más.
Ichigo rodeó la pequeña cintura de la chica, aventurándose a besar la piel de su cuello. Rukia posó suavemente las manos en el pecho del pelinaranja.
* ¿Cómo?. . . * Giró el rostro e inclinó ligeramente la cabeza, dando mejor acceso a los labios del joven. * ¿Cómo supiste dónde encontrarme?. *
El muchacho sonrió al tiempo en que pegaba más su cuerpo al de la pelinegra.
* Tengo mis métodos !. *
Tras dichas palabras, Ichigo mordió levemente el cuello de la chica, haciéndola gemir.
Ichigo supo en ese momento que nada lo detendría en su intento por poseer a esa mujer y que ésta no se resistiría, pues ya la sentía vibrar de deseo.
El pelinaranja sonrió, intensificando los besos; el saberse correspondido era una emoción muy gratificante, sin embargo, detuvo abruptamente los besos y las caricias, dejando a Rukia sumida en la frustración. . . Ichigo tenía una duda que no podía esperar.
* Ne, Rukia... tú, tú eres diseñadora, ¿no?.*
Ella solo asintió sin decir palabra alguna y sin entender el por qué de aquella pregunta. Ichigo desvió la mirada, rascándose la nuca, como meditando sus siguientes palabras. Bueno, es que estaba confundido. . .
Desde que se interesó en Kuchiki, el pelinaranja comenzó a investigarla, encontrando un sinfín de noticias y fotografías acerca de ella. Más que diseñadora, Rukia parecía modelo. Podría jurar que ella lucía todos sus diseños o que incluso los hacía para ella misma.
La chica se sonrojó al escuchar al muchacho. Si había dedicado tiempo para investigarla y obtener toda esa información, entonces ese hombre estaba obsesionado con ella.
La pelinegra no supo describir la emoción que ese hecho le hacía sentir, pero lejos estaba del enojo o el miedo, de hecho, la hacía sentir bien.
Sonrió. No le molestaría hablar de su vida con ese hombre, tenía el deseo de que la conociera y conocerlo, pero, por ahora. . .
* Luego, luego. . . en este momento lo que menos quiero es charlar, ¿sabes?. *
Decía la mujer mientras rodeaba el cuello del pelinaranja, quien sonrió juguetón. Era increíble lo bien que se entendía con esta chica, como si pensaran lo mismo. De hecho, en ese instante. . . así era.