Por: Maeda Ai
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                                   .:: Capítulo 9 ::.



* Ru-Rukia, ¿qué?… *


El pelinaranja no pudo seguir hablando pues la chica se acercó rápidamente a él, prácticamente lanzándosele encima, comenzando a besarlo casi con desesperación.


Ichigo, de por si sorprendido con la repentina visita de su novia, allí en su oficina, se sorprendió aun más al ser objeto de la pasión de la mujer.


““Ella no es así, generalmente soy yo el que…””


Pero Kurosaki ya ni pensar podía, pues ya no solo los labios de la chica, ahora también sus manos se dedicaron a brindarle placer, palpando su hombría por encima de los pantalones negros.


* Oye, oye, ¡ tranquila !, hey !!… *


El chico se separó ligeramente de la pelinegra, extrañado por su desenfrenada actitud.


* Te deseo !!… *


La voz de Rukia sonó tan sensual. Había cierta necesidad en sus palabras y sus hermosos ojos violáceos brillaban con intensidad. La pasividad no les duró más de unos cuantos segundos.


Con manos temblorosas, Kuchiki comenzó a luchar con las ropas del muchacho, despojándolo de la corbata, la camisa. Sus ojos brillaron aun más al contemplar el perfecto torso desnudo.


Tanto era el deseo de la pelinegra, que comenzó a desplegar besos en la bronceada piel del pelinaranja, causando estragos en él.


* ¿Qué pasa contigo, enana?. *


¿Qué pasaba?. . . pasaba que por fin Rukia se había dado cuenta que Ichigo era el hombre de su vida, y no dejaría pasar esta oportunidad de ser feliz. Pero no quería hacerlo entender con palabras, sino con actos, con besos y caricias. . . con su cuerpo.
La sola idea perturbó aun más a Kuchiki, así que volvió a aferrarse al muchacho, llenándolo de desesperados besos.


Para ese momento, Ichigo no pudo resistirse más. Con sus manos sobre los glúteos de la pelinegra, la elevó varios centímetros sobre el piso; ella rodeó la cintura del chico con sus piernas.
Ichigo caminó hasta su asiento frente al escritorio, acomodándose y sentando a la chica encima suyo, con las piernas a los costados de él, en una muy placentera posición pues podían frotar sus sexos aun por encima de las ropas.


El pelinaranja se concentró entonces en los redondos senos de Rukia, desabotonando la blusa y bajando el sostén, admirando así los preciosos pechos de su chica. Su boca poco tardó en hacer contacto con los suaves montículos, besando y lamiendo, mordiendo de vez en cuando los pezones. Ella lo abrazaba, pegándolo totalmente a sus pechos para seguir sintiendo sus mimos.


* Se siente bien !. *


Ichigo alzó el rostro, sonriendo ante las palabras de la pelinegra.
Se olvidó de sus lindos senos y se apresuró a besarla, ahora más entusiasmado y apasionado. Siempre manteniendo un ligero vaivén en sus caderas, frotándose contra el sexo del otro; el roce en combinación con las telas los hacía arder en verdad.


* Ahh, mmm !… Ichi… goohh !… *


Rukia comenzó a agitarse, sus suaves manos yendo y viniendo intranquilas por el cuerpo de su compañero, quien no podía apartar los ojos del rostro de su chica, teñido en carmín con los labios ligeramente separados, jadeando de tanto en tanto conforme las sensaciones se intensificaban. Era un deleite el verla en ese estado. . .


Y quiso hacerla gozar más, así que sus manos bajaron hasta su intimidad, frotando suavemente por sobre las bragas, luego haciendo estas a un lado y frotando con más intensidad, para finalmente hundir su dedo medio.
Rukia se arqueó ante la excitante sensación del intruso dentro suyo.


* ¡ Ahh, I-Ichigo !… bastardo !. *


Un entrecortado gemido escapó de sus labios, incitando aun más al chico, cuyos dedos recorrían la vulva, yendo desde su hinchado y sensible clítoris hasta hundirse totalmente en su mojada vagina.


* Ichigo, hazlo… hazlo ya !. *

* ¿Qué?. *


La provocaba; quería escucharla decir esas palabras.


* ¡ Penétrame !, hazme tuya !… YA !!. *


Él sonrió complacido y, porque no, casi agradecido, él también necesitaba clavarse en ella.



El pelinaranja reemplazó sus dedos por su pene, rozando la punta contra la mojada y ansiosa vulva.


* Ya, no me tortures más, te necesito !!… *


Rukia susurró aquellas palabras al oído de su compañero, haciéndolo estremecer.
Y como si estuviese envuelto en un hechizo a causa de sus palabras y su voz, Ichigo deslizó suavemente su mimbro viril dentro de la vagina de su amante; lo hizo lentamente, pretendiendo disfrutar de cada segundo, de cada centímetro que se clavaba en ella.


Apenas su verga estuvo completamente alojada en el cómodo espacio que ella le ofrecía, Ichigo la retiró tan solo para clavarse nuevamente en el sexo de Kuchiki.
Poco a poco fue aumentando la velocidad de ese ciclo que lo enloquecía.


Sintió a Rukia agitarse aun más que antes, gimiendo sin importarle ya nada. Él tuvo que besarla para apagar los sonidos de gozo que la pequeña mujer no podía evitar.


Las penetraciones se tornaron bruscas y salvajes hasta que el placer se desbordó, obligándolos a rendirse ante un fuerte orgasmo.
Primero ella, cuyas intensas contracciones vaginales aprisionaron deliciosamente el pene del muchacho, orillándolo a su propio éxtasis que culminó en un ronco gemido y una considerable ración de semen que fue vertido en el interior de la chica, haciéndola gemir agradada ante la dulce y cálida sensación.


* ¡ Te quiero !. *


Esa confesión sorprendió a Kurosaki, pero lo que Rukia quería decir en realidad y que él no sabía. . . que lo amaba.


Después del torbellino de emociones, solo quedaba la tranquila ternura que los amantes se expresaban con besos y caricias, las ahora ya acompasadas respiraciones y dulces palabras por parte del chico que hicieron sonrojar a la mujer y a su corazón latir con emoción.


Se arreglaron las ropas después de un rato. No les sorprendería que alguien los escuchase allá afuera, en especial durante el éxtasis que los hizo dejar de reprimir los gemidos.


Cómo sea, ¿qué importaba?, que todos a su alrededor supieran que esa hermosa y famosa mujer era suya y de nadie más, ¡ y ay de aquel que se atreviera a mirarla con malísimas intensiones !, porque seguro tendría que arreglárselas con el puño de Kurosaki Ichigo.


* Por cierto… no sabía que también posabas para las revistas. *

* ¿De qué hablas?. *


El pelinaranja se sonrojó; desvió la mirada y se rascó la cabeza, tratando de encontrar la manera de explicar eso.


* B-bueno en una revista para caballeros… tú… *


La pelinegra sonrió picara.
Así que ese hombre gustaba de leer ese tipo de material.


* Ecchi !. *

* N-no… solo la vi porque Keigo me dijo que… tú aparecías en ella. *

* Sí, aha. *

* Cómo sea… explícame !. *


La ojivioleta se encogió de hombros; ella era una figura pública y a alguien importante le pareció que sería muy estimulante que ella posara para esa revista.


* Claro que no mostré más de lo necesario… esa fue mi condición. *

*Aun así, esas fotos son muy estimulantes !.*

* Sí, pero… *
_Rukia se giró, besando a su novio._ * Solo tú puedes ver más de lo que se ve en esas fotos. *


La mujer le dedicó una traviesa sonrisa antes de abrir la puerta y salir de la oficina, yéndose igual que como llegó, inesperadamente.
Para Ichigo fue tan extraña esa visita, pero eso sí, muy agradable.


Cómo sea, no tendría que esperar mucho para repetir lo que allí hicieron, pues desde que ellos vivían juntos, dormir no era precisamente la mejor opción para pasar la noche.



Sin finalizar.

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Después de la mitad del fic, o más ¬¬', en que era Ichigo quien perseguía a Rukia, ya era justo que en al menos en un capítulo ella lo buscase para. . . hacer lo que mejor hacen ^//^ .

Solo un par de problemas más y creo que dejaré que estos dos sean felices, sip.

—I LOVE ICHIRUKI—

~*~

Este fanfiction fue escrito por Maeda Ai.

Es material de Paradise

Si llegan a encontrar una historia similar a esta (con los mismos diálogos y situaciones), o con el nombre de otro autor(a), será sin mi consentimiento y por tanto un engaño.


Totalizado el 09 de Julio de 2009.


La dama del Hentai: Maeda Ai.

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