Por:
Maeda Ai
. . . . . . . . . . .
.:: Capítulo 10 ::.
Una radiante sonrisa iluminaba el rostro de Kuchiki Rukia.
La chica iba de aquí para allá, dando instrucciones, revisando y resolviendo problemas. Pero el trabajo nunca fue tan lindo como ahora.
Cada persona que se cruzaba con la pelinegra se preguntaba: ¿cuál era la razón de su buen humor?. Ninguno imaginaría el por qué de la dicha de la mujer, y es que ella no se lo había mencionado ni siquiera a la persona responsable de tal emoción.
““Embarazada !.””
El simple pensamiento la llenaba de felicidad y hacía más grande su sonrisa.
Lo sabía desde hacía unos días, casi una semana, pero aun no se lo había dicho a Ichigo; no sabía cómo hacerlo. A decir verdad, temía su reacción. . . quizás la dejaría, podría responder por el bebé pero eso no significaba que su relación se volvería más seria o que se casarían.
Cuando pensaba en todas esas posibilidades, la sonrisa en sus labios menguaba, más luego, como reflejo, acariciaba su vientre. . . y volvía a sonreír.
La inseguridad la atormentaba, así que decidió decírselo a Ichigo esa misma noche cuando llegase a casa.
* Señorita Kuchiki, hay alguien que quiere verla. *
Escuchó a su secretaria llamarle por el intercomunicador.
* Que pase. *
Pronto, la pelinegra se arrepintió de estar tan distraída y no preguntar siquiera de quien se trataba; cuando esa mujer de largos cabellos naranjas entró en su oficina, la sonrisa desapareció de su lindo rostro, llevándose consigo el sentimiento de felicidad y dejando en cambio una agria sensación de desagrado.
* Bueno días, Rukia, ¿cómo has estado?. *
Kuchiki torció la boca y dobló las cejas con evidente enfado. Si tuviese un espejo frente suyo en ese momento, hubiese visto lo similar que era su expresión a la característica de su novio.
* No te veía desde… nuestro acuerdo. *
La pelinegra sonrió ante el comentario de su visitante. Cerró los ojos y atacó con otra indirecta.
* No era yo la que quería un vestido. *
Inoue dobló las cejas y apretó los dientes; su expresión y tono burlesco e irónico.
* El trato era una sola noche, no que te lo quedaras !!. *
La mujer de largos cabellos terminó gritando.
* Sí?, pues no es mi culpa que tú lo hayas cambiado por un estúpido diseño y tampoco es mi culpa que una sola noche conmigo haya sido suficiente para preferirme a mí. *
* Maldita perra !!. *
* No voy a escucharte más, tengo mucho trabajo, ¿sabes?. *
Dicho esto, Rukia caminó por la oficina y salió de ésta, siendo seguida por Orihime, quien se empeñaba en reclamarle algo que en realidad no debía.
Lo que sucedió después podía resumirse en el resultado de una mala combinación. . . la ira al sentirse humillada y todavía ignorada, una escalera. . . fueron unos cuantos instantes.
Inoue ni siquiera lo pensó, sus manos se lanzaron solas contra la pelinegra, empujándola.
Rukia sintió el vértigo por una fracción de segundo al ver que caería, luego los múltiples golpes en todo su cuerpo al rodar por las escaleras. . . al llegar al final de estas no supo más. . . había quedado inconsciente.
Inoue se llevó las manos a la boca. ¿Qué había hecho?.
De repente el miedo la embargó. Huyó del lugar corriendo hasta llegar a su auto y largarse de allí.
* Fue su culpa !, fue su culpa !… si no me hubiese quitado a Ichigo, esto jamás, yo no!!… *
Agitada, la mujer se horrorizó de sí misma, pero no lo iba a admitir, ni siquiera ante sí. Esto era la guerra, ella solo reaccionó de forma lógica.
La única culpable era Kuchiki, si ella no le hubiese robado a Kurosaki, ella estaría bien ahora. . .
* Es su culpa !. . . *
““¡ Es su culpa !.””
Orihime siguió repitiéndose esto una y otra vez, cada vez con más fuerza, tratando de convencerse a sí misma. . . sin lograrlo.
~*~
~*~
~*~
Cuando lo llamaron diciéndole que su novia estaba en el hospital, vino lo más rápido que pudo y cuando Kiyone, la asistente de la pelinegra, le comentó que esa mañana Inoue Orihime fue a la empresa y la vieron discutiendo con Kuchiki, el pelinaranja solo tuvo que imaginar el final de dicha discusión.
Y cuando pensó que las cosas no podrían estar peor, le permitieron ver a la joven.
La felicidad de verla le duró poco. Rukia lloraba inconsolable; esa no era ella, la chica que él conocía debería estar furiosa, maldiciendo a Inoue por lo que le hizo.
Entonces la escuchó y su mundo se derrumbó...
* ¡ Mi bebé !... Ichigo, ¿cómo está mi bebé?. No quiero perderlo, Ichigo, yo. . . *
Rukia terminó aferrándose al abrazó de un Ichigo que no podía reaccionar. Ésta no era la forma más linda de enterarse de que sería padre. . . oh no.
* Ru-Rukia… ¿Por qué no me lo dijiste?. *
* Y-yo… tenía miedo de que tú no… *
* Tonta !… * _Él la aferró con más fuerza; su voz se le quebró por un segundo._ * Yo te amo, y formar una familia contigo siempre ha estado en mis planes. *
La pelinegra siguió llorando, en una mezcla de felicidad y tristeza. Felicidad al saberse correspondida y tristeza al no saber qué sería de su hijo; nadie le daba razón.
* Ichigo, ¿y si pierdo a nuestro hijo?… no lo soportaría… me moriría de tristeza !. *
El pelinaranja no pudo soportarlo más. Soltó a la joven, debía salir para zanjar ciertos asuntos, no sin antes decirle a su chica que las cosas estarían bien.
Sin más, Kurosaki cerró la puerta tras de sí.
~*~
~*~
~*~
Después de cometer semejante locura, fue donde Ishida buscando ayuda, y aunque el chico no sabía cómo, no dudaría en ser su cómplice. Las locuras que él hacía por amor.
Trató de consolarla mientras escuchaba las atrocidades de las que había sido capaz tan solo por celos y capricho. Porque él bien sabía que Orihime no estaba enamorada de Kurosaki Ichigo, por mucho que ella lo dijera, que lo jurara. . . él solo era un capricho, un escalón en su carrera.
““Un mejor partido que yo.””
Así de sencillo y así de cruel.
Ishida pudo haber consolado a su amante por el resto de la tarde y la larga noche también si hacía falta, pero el timbre lo arrancó de los brazos de la chica.
Sinceramente no esperó que quien tocase a la puerta con tanta desesperación fuese precisamente el pelinaranja, quien entró hecho una furia en el apartamento.
* ¡¿Dónde está esa maldita perra?!. *
* ¡ Te prohíbo que hables así de ella !, además no puedes venir aquí y gritar a... *
* Mira, Ishida… * _Ichigo hablaba mientras lo sujetaba de la camisa._ * No te hagas el tonto conmigo, no la protejas o te irá peor !!.*
Las duras palabras del pelinaranja sonaron con fuerza.
Kurosaki desvió la mirada, encontrándose con la causante de su ira y su desesperación.
* Tú !!... *
Ichigo se acercó, dispuesto a retorcerle el cuello a esa arpía, más el fuerte agarre de su ex-amigo apenas lo detuvo.
* Te lo advierto, zorra, si algo le pasa a Rukia o a mi hijo. . . no esperes la cárcel, ¡¡porque soy capaz de matarte con mis propias manos !!. *
Tras la amenaza, Kurosaki Ichigo se zafó del agarre del otro hombre, para luego salir azotando la puerta, dejando a aquel par de traidores más que sorprendidos.
Ishida más que preocupado por Kuchiki, quien después de todo seguía siendo alguien especial y querida para él. . . y a Orihime. . . con el arrepentimiento como nunca antes lo había sentido.
Por los estúpidos celos sin razón, por un simple capricho. . . no solo había lastimado a Rukia, sino también a un pequeño inocente que no se podía defender y que no tenía la culpa de sus locuras.
* ¡¿Qué hice?!. *