Por:
Maeda Ai
. . . . . . . . . . .
.:: Capítulo 4 ::.
La había llevado a su departamento. ¿Qué más podía hacer?, la misma Rukia le había pedido que no la llevase a su casa.
Estuvieron en silencio por largo rato en la sala, luego ella comenzó a hablar, contándole lo que había pasado, desahogándose. Ichigo se sintió bastante incómodo, él no quería ser su paño de lágrimas, él necesitaba mucho más. . . y en ese momento ella también.
Harto de escuchar lo que había dejado a Kuchiki en ese estado de ánimo tan deplorable, el pelinaranja la acorraló en el sillón y la tomó entre sus brazos.
* ¡¿Qué haces?!. *
Preguntó ella, sorprendida, sí, pero sin pretender detenerlo.
* ¡Déjame intentarlo!...* _La voz de Ichigo era tan suave en ese momento y sin embargo tan varonil. Luego la recostó, posándose inmediatamente sobre ella._ * Sanar tu corazón. *
Rukia se estremeció al escuchar semejantes palabras. Y todo tomó sentido cuando el Kurosaki comenzó a desabotonarle la blusa.
* Matte !!. *
La pelinegra posó sus pequeñas manos sobre las del pelinaranja. Insegura, asustada.
Pero contrario a toda reacción que Kuchiki esperaba de él, Ichigo posó sus labios sobre los suyos, sorpresivo, pero lento y suave.
Rukia no podía reaccionar, ese hombre la besaba con explicita posesividad mientras continuaba despojándola de la blusa.
Llegó el momento en que la chica terminó por corresponder el beso del Kurosaki, si por despecho o porque en verdad le resultaba agradable, bueno pues. . . no lo sabía.
??Quizás es por ambas.??
Pensaba, entregada ya totalmente a las sensaciones que ese hombre despertaba en ella.
Ichigo por fin separó los bordes de la bendita blusa, exponiendo la blanca piel de su compañera, protegida tan solo por el sostén de fino encaje negro.
* ¡ Perfecta !. *
Susurró el Kurosaki, dejando bastante apenada a la pelinegra, pero también con una sensación de satisfacción que ella se negaba a aceptar. La respiración del joven se tornó entrecortada en pocos instantes, pero Rukia no ayudaba mucho con esa necia intención de tratar de cubrirse.
Con una gentileza que el muchacho nunca tuvo con ninguna otra mujer, le tomó ambas manos a la chica, besándolas casi con devoción.
* ¿Por qué te escondes?. *
Kuchiki se sonrojó intensamente, desviando la mirada poco después al tiempo en que se confesaba ?pequeña´, es decir. . . sus atributos no eran exactamente del tamaño que todos los hombres soñaban.
??¿Por qué dije eso?.??
Se cuestionaba mentalmente, reprendiéndose.
??Debí decirle que estoy incomoda porque no me gustan los hombres, pero él? ¡ él si me atrae !.??
Pensaba, como tratando de dejarse bien claro ese hecho. . . porque lo cierto es que en ese instante no estaba segura, de hecho lo dudaba. . . porque le gustaba el toque del pelinaranja.
??Y la forma en que me mira.??
Rukia se quedó quieta, mirando fijamente al muchacho posado sobre ella, gozando del estremecer cada vez que él la tocaba.
Ichigo se perdió en los bellos ojos violetas.
El Kurosaki finalmente deslizó hacia abajo el sostén, liberando los pequeños senos de la pelinegra, quien tembló ligeramente al sentirse observada por ese hombre, más manteniendo los ojos fijos en él; tampoco pretendía detenerlo, no podía, no quería.
* Sabía que eras bonita, pero . . . * _Ichigo acarició suavemente el pecho izquierdo de la joven._
* Ahora creo que eres hermosa !. *
Después del tan inusual halago por parte del Kurosaki, este se aventuró a deslizar los labios por la piel expuesta de la mujer, tatuando ansioso besos sobre los senos.
* Ahh, Ichigoo !!. . . *
Rukia se estremeció de intenso placer y eso que él solo estaba probando su blanca piel, haciéndola arquearse y retorcer las sábanas bajo sus pequeños puños.
Pero la chica se quedó inmóvil al sentir las traviesas manos del pelinaranja bajo su falda, acariciando sus perfectos muslos.
* ¡ Me encantan tus piernas !. *
Le susurró al oído, haciéndola estremecer más aun al él morderle la oreja.
Ichigo en ningún momento fue más allá de sus muslos, no cuando sus manos volvieron para jugar un rato con sus redondos senos, haciendo a la mujer gemir ligeramente; su lindo rostro matizado en intenso carmín.
¡ Kami !, todo era tan perfecto, erótico e intenso y muy, muy agradable.
Rukia supo que no podía ni quería detenerse, mucho menos al sentir el bulto bajo los pantalones del Kurosaki rozar casi con descaro su entrepierna.
Kuchiki no supo en qué momento terminaron acomodados de aquella manera, pero creyó que se desmallaría de placer. Quería, necesitaba a ese hombre, más este frenó todos sus besos y caricias y se alejó de ella. . .
* ¿Qué pasa?. *
* Creo que. . . ¡ fue suficiente por hoy !. *
La pelinegra abrió los ojos con sorpresa. ¿A caso él. . . también la estaba rechazando?. ¿A caso no era lo suficientemente atractiva?, no la deseaba como decía?. . . ¿o se había aburrido en el instante en que ella comenzó a ser más complaciente con él?.
* ¿Por qué?. *
Más aun a pesar de la larga lista de reclamos y preguntas que ella tenía, aquella fue la única pregunta que pudo hacer.
Ichigo le sonrió con sincera ternura.
*¡Porque no quiero que termines odiándome!.*
Le dijo él, sorprendiéndola totalmente.
Rukia le creía casi ciegamente y no comprendía porque, si apenas y la conocía.
Ichigo en ningún momento cubrió los pechos de la mujer.
??Es que no puedo dejar de mirarla en su semidesnudes. . . ¡ es tan hermosa !.??
Pensaba. Y sabía que de seguir admirándola con tanta atención, se tragaría sus palabras y terminaría poseyéndola sin importarle nada más.
Así que, rendido, el pelinaranja se recostó sobre los suaves y cálidos senos de su compañera, cerrando los ojos y dejándose envolver por el delicioso aroma a flores que desprendía su piel, así como la quietud del momento.
La chica acarició su llamativa y suave cabellera.
* Me debes una noche, Kurosaki. . . *
Él sonrió al escucharla, abrazándose un poco más a su delicado cuerpo.
* La próxima vez continuaremos lo que empezamos hoy. *
La chica sonrió ante la respuesta para luego hundirse en el mar de sus pensamientos.
Se olvidó totalmente de Inoue mientras Ichigo la besaba y la tocaba, y ahora que su mente repasaba todo lo sucedido.
Sinceramente se sentía un poco más tranquila y no entendía por qué. . . tenía la sensación de que a cada minuto que pasaba, Inoue Orihime salía poco a poco de su mente y corazón para darle paso a Kurosaki Ichigo.
??Creo que estoy enloqueciendo.??
Pensaba la pelinegra poco antes de cerrar los ojos y permitirse disfrutar de la silenciosa compañía del pelinaranja.