Por:
Maeda Ai
. . . . . . . . . . .
.:: Capítulo 1 ::.
* ¡No me jodas, viejo!. *
La queja del joven pelinaranja surgió entre dientes.
Ichigo hacía un gran esfuerzo por no perder el control y terminar peleando con su padre.
??Me patearía el trasero!.??
Pensaba. Pero su progenitor no pretendía dejar inconcluso el problema.
Zangetsu, el rey de las tinieblas, pensaba que ya era momento de cederle el trono a su único hijo: Ichigo, pero para esto, el muchacho debía contraer nupcias.
??No puede gobernar sin una reina a su lado.??
Recordaba el demonio de largos y oscuros cabellos.
Sin embargo, su vástago se negaba rotundamente. El problema no era encargarse del infierno, no, para Ichigo eso era lo de menos.
??Todos aquí me temen, así que dudo mucho que se revelen o que intenten romper una sola regla.??
El pelinaranja seguía allí muy tranquilo, de pie frente a su padre, el rey, lo cual demostraba su total irreverencia, pues aunque él fuese el príncipe, nadie, absolutamente nadie debía mirar de frente al demonio supremo.
Todo aquel que se presentase ante Zangetsu, debía hacerlo de rodillas para demostrar su lealtad, pero sobretodo, sumisión y temor.
* Ichigo, tu deber es. . . *
* Ya déjame en paz, viejo!!. *
Y finalmente, el joven príncipe del averno perdió todo rastro de paciencia; se le olvidó que el demonio frente suyo no era otro más que su padre, y se le olvidó el respeto que le debía por ello y por ser el rey; se le olvidó el miedo, aunque este último hace mucho que dejó de sentirlo y en cambio lo infundía. . . en todos y cada uno de los demonios que habitaban ese lugar de sombras y muerte.
* Sabes que para tomar tu lugar, el requisito es que yo tenga una compañera. Y quizás no te has dado cuenta, pero todas las mujeres de aquí me tienen pavor. *
Decía el muchacho, un poco más calmado. Si, esa era una buena razón para rechazar el trono.
??Además de que la vida de esposo y rey no es lo mío.??
Tras este pensamiento, el joven príncipe tomó una decisión.
Sin previo aviso, dio media vuelta y caminó fuera de la inmensa sala.
* ¿A dónde vas? *
* Al mundo humano. *
* ¡¿Qué?!. . . ¿para qué?. *
* Oh, nada especial, solo. . . ¡quiero jugar!. ¿Por qué no divertirme antes de que condenes mi existencia y me obligues a dirigir este mundo?. *
Sin más, Ichigo abandonó la sala, luego el castillo y finalmente el infierno, dejando a su padre en sincero shock.
Muchos demonios jóvenes iban al mundo de los humanos a hacer travesuras y maldades, era como un ritual de vacaciones. Si, era un lugar ajeno donde se pueden hacer destrozos porque nadie te dice nada.
Pero su hijo. . . Ichigo nunca había aprobado, ni mucho menos practicado, ese comportamiento.
Y Zangetsu se preguntaba . . . si acaso esa escapadita al mundo material le haría bien, o tal vez afectaría aun más a su hijo.