Por:
Maeda Ai
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Entró sigiloso. Si en ese momento él fuese un simple shinigami, ya se hubiese acurrucado junto a la mujer, dispuesto a dormir.
Pero esta vez era diferente, esta vez estaba libre. . . esta vez no era un shinigami, ni un hollow, solo era él. . . la versión más fuerte y despiadada.
Se acercó al lecho, posando una de sus manos sobre el seno izquierdo de la pelinegra, apretándolo sin la más mínima delicadeza.
* ¿Qué. . . qué haces?. * Rukia despertó entre gritos al darse cuenta de las ?travesuras? de su compañero. * I-Ichigo... tu mascara, ¿cómo es que?. *
Las dudas y miedos de la joven se quedarían sin respuesta o alivio, pues el hollow la empujó de nuevo contra el futon, inmovilizándola y desgarrando todas sus ropas.
* Ahora, shinigami, haré contigo lo que él no se atreve. *
* I-Iaa !!. *
La pelinegra se retorció desesperada, más nada podía hacer contra la fuerza de ese demonio.
Hichigo sonrió victorioso, mientras sus grandes y toscas manos iban y venían por la pequeña y frágil figura de la mujer, tocando, delineando, reconociendo la silueta femenina y memorizándola.
Sus pequeños pechos fueron objeto de salvajes y bruscas caricias así como de succiones y mordiscos por parte de los ardientes labios de ese ser.
Gruesas lágrimas mojaron el rostro de la shinigami, en un extraño contraste con los débiles gemidos de placer que por más que quiso, no pudo retener.
* El rey siempre está contigo, ahora es mi turno. . . *
Hichigo liberó su pene ya duro, sin necesidad de despojarse completamente de la shihakusho.
Un grito desgarrador se escuchó en la oscuridad de la habitación, mismo que se ahogó entre los labios del hollow.
Rukia se odió a si misma al corresponder todo cuanto ese ente hacía con ella, los besos, las caricias, el vaivén de sus caderas.
No supo cómo o en que instante, pero la ojivioleta se hundió en un hermoso y placentero trance que solo Ichigo podría darle.
??Y él es Ichigo. . . aunque su hollow lo esté controlando.??
Pensaba.
Para cuando se dio cuenta, la joven se hallaba lanzando las caderas al encuentro del pene de aquel hollow.
El roce de su sexo, la intensidad y la sensibilidad, todo, terminó en un fuerte orgasmo donde la vagina de Rukia apretaba deliciosamente el pene del hombre, haciéndolo venirse dentro de ella.
El silencio que de pronto envolvió la habitación, solo fue interrumpido por un suspiro de la chica cuando su amante salió de su cuerpo.
* Ichigo, ¿por qué?. . . *
* Yo no soy Ichigo, lo vencí. . . ahora yo soy el rey. *
* Mentira !. *
* Ya no queda nada de él. Y tú no significas nada para mí. *
* N-no. . . yo sé que no es así. . . *
Le decía ella con una mirada suplicante.
El hollow chasqueó la lengua.
* Tonta !. *
Dijo y salió apresuradamente de la habitación. Alejándose para someter al rey, quien clamaba por salir y recuperar a su reina.
Con cierta tristeza, la shinigami se abrazó a sí misma. Tal vez Hichigo quiso hacerla sufrir, pero al final él también terminó disfrutando de aquel acto.
Porque por mucho que lo negará, él formaba parte del Kurosaki, y por esa razón no podía evitar desear y querer lo mismo que Ichigo. . . y eso la incluía a ella.
* Él siente lo mismo que Ichigo, lo sé. *
Una triste sonrisa se dibujó en el rostro de Rukia, porque ella no podía odiar a Hichigo, como decidió llamarlo.
Y es que ella amaba a Ichigo y lo aceptaba tal cual era, incluso con su hollow interior que a veces tomaba el control del shinigami y la poseía de forma violenta.
Tampoco podía odiarlo cuando, en medio del caos del éxtasis, y sin darse cuenta, él la llamaba ?reina mía?.