Por: Maeda Ai
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                                   .:: Capítulo 4 ::.



* ¿Virgen?. *


La sorpresa dio paso a la satisfacción.
Por un lado personal, Ichigo nunca había intimado con una chica sin experiencia sexual, esa era una fantasía secreta que tenía. Por otro lado, con esto su venganza se tornaba más efectiva y placentera.


Los Kuchiki debían estar cuidando la virtud de aquella chica para entregarla a un heredero idiota de alguna familia poderosa.


““Pues bien, eso ya no será posible.””


Pensaba el Kurosaki, una sonrisa burlona adornándole el rostro. El pelinaranja hubiese disfrutado mucho más de aquel pensamiento, pero al ver la cara de la pelinegra, todas las emociones anteriores se desvanecieron de golpe.
Rukia lo miraba con una mezcla de odio, dolor y. . . tristeza. Un par de lágrimas rodaron por sus mejillas mientras el rojo aprisionaba las lindas pupilas violetas.


* Rukia !. . . *

* ¡ Sácalo !. *

* ¿Qué di. . .? *

* ¡ Que saques tu maldita verga de mí !. *


Le gritó ella, exigente y furiosa. Iba a odiar a ese maldito por el resto de su vida. Los ojos del pelinaranja se destiñeron; no le gustaba como se sentía en ese momento. Y fue peor cuando volvió a escuchar la voz de la pelinegra.


* Ittai !. *


Chilló casi en silencio.
Las cejas de Rukia se curvearon con pesar, con dolor.

Hasta ahora Ichigo solo había visto en ella a una joven hermosa en la que debía volcar todo su rencor y ansias de venganza por el simple hecho de pertenecer a la familia que tanto daño le había hecho. Pero en ese momento, el Kurosaki la veía como la jovencita que era. . . pequeña, delicada, inocente. . . virgen.


““¡ No, ya no !.””


Ichigo apretó los dientes. Las palabras de la pelinegra, la súplica en sus lindos ojos violetas. . . lo hicieron sentirse como basura.


““Pero arrepentirme de mi comportamiento no le devolverá a Rukia su virginidad.””


Con este pensamiento, Ichigo decidió que iba a compensar a Kuchiki por todo el daño que él le había hecho. . . iba a llenarla de placer hasta saciarla, hasta que le rogara una vez que estuviera embriagada de gozo.


Así, la mano de Ichigo se deslizó por los contornos femeninos, casi con prisa, hasta posarse sobre el monte de venus y buscar con delicadeza el clítoris.


* Matte !!. *


Exigió la pelinegra, al sentir como los dedos del pelinaranja rozaban el pequeño botón. Pero él no se detuvo, la acarició suave y lentamente al principio, volviéndose más ansioso conforme la sintió estremecer.
Rukia se mordió el dedo índice; no quería rendirse a aquel placer.


““No quiero. . . no debo !.””


Pensaba, pero era tan difícil, además el dolor iba menguando y ese bastardo había comenzado a moverse suavemente dentro de ella, penetrándola casi con delicadeza unos cuantos centímetros, retirándose con suavidad para volverse a hundir en ella, como esperando a que ella se acostumbrar a él, o a que parase el dolor. . . o tal vez ambas cosas. Mientras tanto, sus dedos hacían magia en ella.


* No !, mmm. . . aahhh !!. . . *


Kuchiki se arqueó, incapaz de vencer el placer que la recorría. Un fuerte orgasmo la recorrió completamente. Era tan intenso, tan. . .


““¡ Delicioso !.””


Rukia cerró los ojos con fuerza ante aquel pensamiento.
Debía aborrecer lo que Ichigo le hacía, así como lo que ella sentía, pero en cambio se hallaba deseosa de más, de experimentar el éxtasis otra vez. . . ¡ no !, muchas veces más.


Respirando agitada, la ojivioleta yacía aturdida bajo el cuerpo del Kurosaki. Su cuerpo estaba lánguido y su mente en blanco. Había sido vencida completamente por aquel orgasmo, el primero en su vida.


Sobre ella, Ichigo apretaba los dientes a riesgo de destrozarse un par. Las palpitaciones íntimas de Rukia fueron una deliciosa tortura que por poco y lo hacen vaciarse en ella. . . y hubiera sido una vergüenza hacerlo tan pronto. Se había prometido recompensar a esa jovencita, brindarle el placer más intenso sin obtener el propio.


Las contracciones femeninas en torno a su pene fueron un merecido castigo por lastimarla y ser un completo animal con ella. Ichigo sonrió para sí mismo. El placer de la pelinegra lo hizo darse cuenta de lo débil que en verdad era, porque la resolución de no obtener placer en aquel encuentro se había ido al carajo.


““Quiero sentirla, hacerla mía una y otra vez hasta saciarme de ella. . . ¡ venirme en ella !.””


Los pensamientos del pelinaranja casi lo orillan al orgasmo una vez más. Tratando de distraerse un poco, Ichigo mordió la oreja izquierda de la ojivioleta. Estaba impaciente, aunque cómodamente clavado en ella y más duro que nunca.

Con más energía, Ichigo meció desquiciadamente las caderas, en busca del placer para ambos. El apretado roce entre sus sexos no dejaba pensar al Kurosaki, quien penetraba, casi con desesperación, a la mujercita bajo su cuerpo.


* Más, más !!. *


Rukia ni siquiera se dio cuenta de que aquella demanda salió de sus labios. Ella solo se arqueó y empujó las caderas al encuentro del pene de Ichigo.


En ese momento, su mente estaba nublada por la lujuria y el placer, no recordaba a su familia, ni su orgullo, ni el chantaje del pelinaranja. . . ni siquiera a Renji.
Kuchiki solo quería seguir sintiendo el gozo que emergía de su vagina y enviaba descargas de placer a todo su cuerpo. . .


* Una vez más, Ichigo. . . quiero sentirlo, aquel placer.*


Aferrada a aquel deseo egoísta, la pelinegra alzó su hermoso traserito para recibir totalmente al Kurosaki, mientras ella se abrazaba a una almohada.
Ichigo enloqueció con las palabras de la chica y con la imagen de ella ya totalmente entregada.


Ancló las manos a las caderas femeninas y la penetró como si no hubiese un mañana. Ella estaba tan apretada y tan mojada.


* I-Ichigo, aahhh !!. . . *


Y cuando las contracciones femeninas abrazaron su pene, el pelinaranja acompañó a Rukia al éxtasis.


* Oh, preciosa. . . sí !!. . . *


Ichigo gruñó de placer mientras se vaciaba dentro de la joven. Cerrando fuertemente los ojos, el Kurosaki colapsó sobre la blanca espalda de Kuchiki; jadeaba exhausto, pero maravillado con el tremendo orgasmo que acaba de experimentar.


Sus grandes manos se adueñaron de cada uno de los senos de la pelinegra, estrujándolos con lujuria, aunque con cierta delicadeza.


* Eres tan hermosa. . . ¡ divina !. *


Ella entrecerró los ojos cuando Ichigo volvió a morderle la oreja izquierda.


* ¡ Quiero ver a Renji !. * Le dijo ella, pero el Kurosaki no cesó en sus caricias. . . ni en sus besos. * Déjame sola. *


Insistió, al tiempo en que se agitaba bajo el cuerpo del pelinaranja.
Ichigo la liberó de su abrazo y no insistió más. Sin decir palabra, dejó a Kuchiki, abandonó la cama y se dirigió al cuarto de baño.

La pelinegra creyó que, una vez saciado, ese hombre no tendría más interés en ella. . . Rukia se hizo un ovillo y quiso simplemente desaparecer.



Sin finalizar.

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Todas las buenas intenciones de Ichigo se fueron por. . . bueno, que el hombre no pudo resistir ^0^ .

Y Rukia. . . fue débil; olvidarse de su mejor amigo mientras está en los brazos del pelinaranja. . . no la culpo ^//^ .

_I LOVE ICHIRUKI_

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Este fanfiction fue escrito por Maeda Ai.

Es material de Fallen Angel

Si llegan a encontrar una historia similar a esta (con los mismos diálogos y situaciones), o con el nombre de otro autor(a), será sin mi consentimiento y por tanto un engaño.


Publicado el 01 de Enero de 2017.


maeda-ai@hotmail.com
La dama del Hentai: Maeda Ai.

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