Por:
Maeda Ai
. . . . . . . . . . .
.:: Capítulo 11 ::.
Cuando Isshin Kurosaki volvió después de un viaje que lo mantuvo lejos de Karakura por casi un mes, le sorprendieron las palabras que su único hijo le soltara apenas estuvieron solos.
* Me voy a casar !. *
El pelinegro rio feliz y envolvió a su hijo en un fuerte abrazo mientras vocifera que él sabía que algún día, una hermosa joven dominaría a su malhumorado muchacho.
* ¿Y quién es la valiente mujer? *
* Bueno, ella. . . *
* Espera, esto hay que celebrarlo con un brindis. ¿Qué prefieres, champagne o whisky?. *
* Papá. . . *
* Con esa cara que siempre asusta a las chicas, llegué a pensar que serías un solterón. * _Decía Isshin, mientras abría una botella y sostenía dos copas, entregándole una al pelinaranja._ * Pero bueno, algún día iban a domarte. Y bien, ¿quién es la chica?. *
Ichigo suspiró, preparándose para responder la pregunta de su padre.
* Kuchiki Rukia. *
El pelinegro torció las cejas. Y ahora que tenía el ceño marcado se notaba el gran parecido entre padre e hijo.
Isshin apretó la copa de la que no llegó a beber; tratando de controlar la sorpresa y la furia, dijo:
*Es una Kuchiki, ¡no puedes casarte con ella!.*
* No me importa !. *
* Pues debería. Los Kurosaki hemos peleado con esa familia por años. *
* Tal vez ya es hora de que las cosas cambien. *
Isshin apretó los dientes. Desde pequeño, su hijo siempre había tenido la habilidad de cuestionarlo y hacerlo perder la paciencia, pero esta vez el pelinaranja pretendía hacer una reverenda locura.
* Te lo advierto, Ichigo. . . *
* No !, me casaré con ella, no importa lo que digas !!. *
* ¡ Maldición !. *
El gritó del mayor de los Kurosaki resonó antes de que este arrojara su copa contra la pared.
Con los ojos desteñidos, el pelinaranja miraba s su padre; nunca lo había visto perder el control, él siempre estaba sonriente y lo avergonzaba a él, su hijo, de cualquier forma que se le ocurriese.
* No vas a casarte con esa chiquilla, ¿me oyes?. Te lo prohíbo !!. *
* Ja !. ¿Me prohíbes?. Olvídalo viejo, ella está aquí !. *
* ¿Qué quieres decir?. *
Ichigo sonrió irónico. Isshin siempre hablaba de la rivalidad entre Kurosaki y Kuchiki, alimentando el odio en el pelinaranja. ¿Qué creía su padre?, que Ichigo no querría vengarse de esa familia?.
* La secuestré !. * _Le dijo._ * La traje aquí y encontré una forma. . . muy placentera de vengarme de esa familia. Pero tuve que pagar un precio. . . ¡ la amo !, voy a convertirla en mi esposa y no hay nada que puedas hacer para que cambie de opinión. *
El pelinegro comenzó a reír, una risa seca carente de diversión o burla.
Isshin se sentó frente a su escritorio, cuando la risa cesó, miró a su hijo; había tanto dolor en sus ojos.
* ¿Sabes por qué comenzaron las rencillas con el clan Kuchiki?. *
* Por su culpa mamá murió, uno de sus seguidores le quitó la vida. *
Isshin torció la boca ante las palabras de su hijo, pues le hacían recordar cosas que creía haber dejado atrás.
* Así es. . . ¿y aun así quieres casarte con esa chica?. *
* Fue un accidente, papá y estoy dispuesto a perdonar. Además, Rukia no tiene nada que ver con eso. *
Ichigo habló con sinceridad, pero la expresión de Isshin no cambió, sino que se hizo más triste.
* ¿Y sabes por qué los Kuchiki nos odian?. *
* No. *
El pelinegro suspiró hondo, no le gustaba ser él quien arruinara los planes de su hijo, pero era mejor ahora, antes de que se casara con la princesita Kuchiki.
* Yo maté a su madre, a Hisana Kuchiki !. *
* ¡¿Qué?!. *
* Fue un accidente... estaba dispuesto a vengarme porque me arrebataron a Masaki... me infiltré en su mansión, desafié a Byakuya y... Hisana se interpuso, protegiéndolo. Fue mi espada la que la atravesó, fue mi espada la que le arrebató la vida. Había obtenido mi venganza, pero... *
El mayor de los Kurosaki cerró los ojos, reviviendo aquel momento.
Isshin no sintió la satisfacción que creyó, en parte porque su objetivo era Byakuya, pero también porque él jamás le haría daño a una mujer. . . o simplemente fue por el llanto de un bebé, que sonaba fuerte y desgarrador, mientras Kuchiki Byakuya sostenía entre sus brazos a su esposa agonizante quien, con su último aliento, le decía a su esposo que lo amaba y le pedía que cuidara y protegiera a su pequeña bebé, Rukia.
Cuando la voz de Hisana se apagó, Byakuya se aferró a ella, conteniendo el dolor y las lágrimas tras una máscara de frialdad que siempre había tenido en el rostro.
* Lárgate, Kurosaki !. *
Dijo el pelilargo, aun abrazando a la mujer que amaba.
E Isshin se fue en silencio, ésta no era la venganza que él quería, porque si había que poner ambas perdidas, Masaki y Hisana, en una balanza, el clan Kuchiki había sido objeto de un crimen aún más grave.
A Masaki Kurosaki la había asesinado un simple seguidor de un clan rival, alguien que ni siquiera sabía quién era la mujer que había estado en el lugar y momento incorrectos.
Pero Hisana. . . el líder de la familia Kurosaki le había quitado la vida. Podría argumentar que fue un accidente, pero lo cierto es que había sido su espada la que había atravesado el frágil cuerpo de la mujer.
No había excusas, los Kuchiki tenían toda la razón en volcar toda su ira contra los Kurosaki.
Por eso, Isshin había ordenado que su clan solo debía defenderse y repeler los ataques, nunca de iniciarlos. Y ahora Ichigo. . .
* ¿Sigues con la idea de casarte con ella?. * _La voz del pelinegro sonó cansada, triste._
* Byakuya jamás lo permitirá, además. . . ¿podrás ocultarle esa verdad a Rukia?. Mirarla a los ojos todos los días, sabiendo que tu padre le quitó la vida a la madre de la mujer que amas. . . *
El pelinaranja lo miró a los ojos; tantas emociones recorriéndolo de pronto: sorpresa, ira, decepción, tristeza. . . y esta última fue la que lo venció por completo. Ichigo bajó la mirada, apretando puños y dientes.
Esto debía ser karma por haber retenido a Rukia contra su voluntad; quería lastimarla a ella y a su familia, pero terminó enamorándose como un loco de la ojivioleta. . . y cuando creyó que la tendría para él por siempre, el destino le golpeaba justo en la cara y se burlaba de él. . . porque ahora jamás tendría a Rukia.
Su padre tenía razón, Ichigo jamás podría mirar a la enana y fingir que no sabía cómo había muerto Hisana Kuchiki, que él es el hijo de quien la asesinó.
Abatido, el pelinaranja había tomado la decisión de renunciar a Rukia.
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* Eres libre. *
* ¿Qué?. *
* Tu y Renji pueden volver con la familia Kuchiki. *
La pelinegra dobló las cejas, confundida. ¿Qué estaba pasando?, Ichigo había sido muy firme diciéndole que ella jamás dejaría ese lugar.
““Me hizo jurarle que soy suya.””
Pensó, sin poder entender por qué el pelinaranja de pronto había cambiado de opinión.
* Ichigo, ¿pasó algo?. *
Kurosaki frunció el ceño aún más. ¿Qué si pasaba algo?, maldición, sí. Pasaba que por culpa de su padre, él tendría que renunciar a la mujer que ama.
““No podemos estar juntos, Rukia !, eso es lo que pasa.””
Ichigo gritaba en su mente. Y aunque quiso contarle todo a su enana, como el cobarde que era, el pelinaranja prefirió alejarla de él para siempre, diciéndole dolorosas mentiras. . .
* Terminamos !. *
* ¡¿Qué?!. *
* Se acabó, Rukia. . . ya obtuve de ti lo que quería y sinceramente esto ya comienza a aburrirme !. *
La ojivioleta dio un paso atrás; aquellas palabras fueron como una bofetada.
Kurosaki apretó los dientes. Ver la reacción de Rukia, el dolor en su rostro; quería ponerse de rodillas y decirle todo. . . pero sería menos doloroso para ella saber que había sido un juego para un bastardo como él, a enterarse de cómo había muerto su madre.
* Es una broma, ¿verdad?. *
Rukia se negaba a creer que tanta pasión y posesividad no habían sido más que una actuación por parte de Ichigo.
* No, Rukia. Yo quería vengarme de la familia Kuchiki. Qué mejor venganza que enamorar a ‘la princesa’ de ese clan, la hija del líder. *
Le decía Kurosaki, tratando de lastimarla.
* La verdad es que fue fácil seducirte y engañarte, pero no siento nada por ti. Ahora puedes volver con tu clan, con la vergüenza de saber que has estado entre los brazos de un Kurosaki. *
* I, Ichigo !. . . *
* Adiós !. *
El pelinaranja dio media vuelta, terminando con aquella conversación y salió de la habitación sin mirar atrás. Si seguía un minuto más allí, terminaría por abrazar a Rukia y le haría el amor, diciéndole que jamás la dejaría ir mientras se hundía en ella una y otra vez.
Mientras caminaba por los pasillos, Ichigo sentía como si una fuerte lluvia devastara su interior.
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Rukia y Renji abandonaron ‘Las Noches’ en menos de una hora.
Desde un ventanal de su estudio, Ichigo los vio subir a una camioneta que los llevó con el clan Kuchiki. Rukia se veía tan. . . vacía.
El pelinaranja pudo ver su hermoso rostro con claridad; no había lágrimas, ni enojo, ni siquiera felicidad por regresar con su familia, nada. . . tan solo una máscara de frialdad, como todos los Kuchiki.
Al verla partir, Ichigo fue dominado por la ira y descargó aquella emoción con todo lo que estaba a su alcance, arrojando todo aquello que estaba en el escritorio; los documentos y la laptop terminaron en el suelo.
Pero no era suficiente para calmar su ira, necesitaba algo para no pensar en el dolor. Dolor. . . Kurosaki comenzó a golpear una pared con los puños, dolía, pero no como su corazón al perder a su enana. . . su hermosa y valiente enana.
““Mía !. . . ¡ ella es mía y siempre lo será !.””
Ichigo gritaba en su interior, al tiempo en que su pobre mente se llenaba de recuerdos de Rukia desnuda entre sus brazos, arqueándose de placer y diciéndole que era suya.
Kurosaki se recargó en la pared. Derrotado, se deslizó hasta sentarse en el suelo. Ya no sentía el dolor en las manos, era el dolor en su corazón lo que terminó por vencerlo. . . porque gracias a una estúpida venganza, él se había enamorado, había conocido a la mujer de su vida. . . y la había perdido.