Por:
Maeda Ai
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.:: Epílogo ::.
Cuando Isshin Kurosaki y Byakuya Kuchiki informaron a sus respectivos clanes que, después de tantos años, terminaba la guerra con su principal rival, la incredulidad fue lo mínimo que expresaron los miembros de ambos clanes.
La rebelión fue algo con lo que los dos hombres tuvieron que lidiar, sin mencionar que ambos grupos se habían quedado sin los respectivos líderes sucesores.
Aun así, ambas familias eran muy temidas en el mundo Yakuza y los miembros no perdían oportunidad de involucrarse en batallas por su cuenta.
Hubo incluso algunas pequeñas alianzas entre los mejores guerreros de los clanes, con lo que se volvieron aún más fuertes, derrotando a otros grupos y haciéndose una nueva reputación como los más fuertes. Causando así varios problemas para otros grupos yakuza y la policía.
Con eso, a los seguidores de Kurosaki y Kuchiki ya no les desagradaba la “paz” entre las familias. Incluso se hablaba de que en un futuro, todos formarían parte de un solo y poderoso clan, en especial por los rumores de que Ichigo Kurosaki y Rukia Kuchiki se habían casado hace algunos meses.
* ¿Por qué me cuentas todo esto?. *
Preguntó Rukia, quien acariciaba el fuerte y perfecto tórax de su esposo.
* Pensé que te parecería interesante. A Grimmjow le encanta la idea de ser uno de los miembros más fuertes de ese 'nuevo clan'. *
* Sí, bueno. Grimmjow es un bruto !. *
La pelinegra frunció el ceño al recordar al guerrero peliazul que la había llevado a Las Noches.
Más ignoró esos recuerdos conforme se deshacía de la estorbosa ropa del pelinaranja. Rukia no entendía porque Ichigo le hablaba de clanes yakuza, si ellos habían decidido alejarse de todo eso, en especial ahora que son padres de un lindo bebé de seis meses.
Kuchiki pensó en el pequeño que dormía plácidamente en su habitación, al lado de la de sus padres.
Kaito Kurosaki es idéntico a Ichigo, incluso, aun siendo un bebé, de vez en cuando mostraba un ceño fruncido tan característico de su padre. Pero tenía cabello negro y ojos violeta.
A Rukia le encantaban los rasgos de ese bebé; una perfecta combinación entre Ichigo y ella.
* Lo que digo es que me gusta esta tregua. *
La ojivioleta sonrió, compartiendo la opinión de su esposo.
Sin duda, fue muy rara la reunión que tuvieron con Isshin y Byakuya; sus padres nunca imaginaron terminar de aquella manera, pero lo hacían por sus hijos y por supuesto, por su nieto.
La sonrisa de Rukia se convirtió en un puchero; quería que Ichigo dejara de hablar de clanes yakuza y le hiciera el amor.
Así que la pelinegra comenzó a despojarse del vestido que en ese instante le resultaba algo estorboso. La mirada del pelinaranja se opacó debido a la lujuria; una sonrisa traviesa cruzando su atractivo rostro.
Ahora desnuda, Rukia tenía la total atención de su esposo, quien la recostó en la cama; él no tardó en cubrirla con su cuerpo.
Rukia era una adicción a la que Ichigo no podía ni quería renunciar.
Sin más distracciones, sin más palabras, Ichigo la penetró de una sola embestida. . . dura, potente y ansiosa.
* Oh, sí !. *
La pelinegra se arqueó; una sonrisa de feliz lujuria.
Al verla así, tan entregada y llena de placer, Kurosaki se olvidó de la delicadeza y comenzó a clavar su pene con fuerza. Era un deleite ver el gozo de Rukia mientras ella le rogaba que le diera más y más.
* Ru, Rukia !, ahh !. . . *
* I, Ichigo, n-no pares !. Más !, mááss !!. . . *
El pelinaranja no dudó en complacer a su esposa.
Adorándola con todo su cuerpo, succionaba los pezones alternadamente mientras sus dedos expertos tallaban el clítoris, ya duro y a punto de explotar por el pacer.
A Ichigo le encantaba que su enana empujara las caderas en busca de su pene, tratando que aquel pedazo de carne dura se clavara en ella una y otra vez.
En un momento dado, Kurosaki se recostó en la cama; Rukia de espaldas sobre él, cabalgándolo. Ella parecía estar en trance, solo pensaba en el delicioso roce entre su sexo y la verga del pelinaranja.
Ichigo se pegó a la espalda de la ojivioleta, aferrándose a los suaves pechos, estrujándolos mientras él la penetraba una y otra vez sin descanso.
Kuchiki sonreía con deleite. Girando ligeramente el rostro, buscaba la boca de su esposo, encontrándola en un beso lleno de lujuria.
* Sí, sí, oohh !!. . . *
Rukia gimió ante el fuerte orgasmo que hizo que su sexo se derritiera de placer en torno al pene de Ichigo, quien no pudo contra las fuertes contracciones del apretado sexo de su esposa y terminó vaciando todo su semen en el dulce interior femenino.
* Rukiaahh !!. . . *
* Ohh !, mmm !. *
Exhaustos, con las respiraciones agitadas, los amantes seguían aferrados el uno al otro.
Ichigo quería seguir así, con el pene clavado en el suave sexo de su enana, pero su verga estaba perdiendo fuerza y tuvo que romper aquella unión.
Rukia se estremeció; una sonrisa de satisfacción al sentir el semen que escurría entre sus piernas.
La ojivioleta se acurrucó junto al pelinaranja, el placer había dado paso al tranquilo sosiego y ya sentía cómo sus ojos se cerraban.
El pelinaranja tenía la mirada fija en el techo de la habitación; estrechando posesivamente a la pelinegra, sonrió ante la pregunta que, medio dormida, ella le hiciera.
* Ichigo, ¿te gusta la vida que tienes ahora?. *
* Es perfecta !. *
Con Rukia entre sus brazos, temblando de placer, Ichigo se preguntó si alguna vez alguien tuvo una vida tan maravillosa gracias a una venganza.
Él sí. Porque gracias a una vendetta, él había conocido a la mujer de su vida. . . había encontrado a su reina.