DEL PADRE Y DEL HIJO

     Por: Maeda Ai
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                                   .:: Capítulo 8 ::.

------- ☆ ADVERTENCIA ☆ -------
Este fic contiene ?relaciones NO APROPIADAS?. Ésta es solo una historia ficticia, con personajes ficticios, que NO debe pasar más allá de la lectura.
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Ella siempre quiso complacer a su esposo, no quería causarle problemas. Pero ciertamente tener a una chiquilla por pareja era en si un gran problema.


Así que Rukia cambió muchas cosas en ella, tratando de asemejarse a Kaien, quería ponerse a su altura, al menos frente a la sociedad. Por eso renunció a ser ella misma y por supuesto a ser una adolescente común.


Para empezar, al terminar ella la preparatoria, cambió drásticamente su atuendo de marinerito por uno más serio, adecuado para una mujer casada, para una señora, es decir, un look tremendamente aburrido.


Kaien se cansó de decirle que él no necesitaba que ella hiciera eso, es más, ni le gustaba el cambió. Pero Rukia se empeñó; no le gustaba que la gente hablase a sus espaldas y mentiras para colmo. Decían que era una coqueta, que le era o le sería infiel al Kurosaki.
¿Para qué dar pie o avivar malas interpretaciones?, mejor prevenir, pero ni así consiguió que las malas lenguas dejasen de moverse.


En parte era culpa suya por ser tan bella y poseer un cuerpo exquisito, pues aún bajo las faldas largas, se delineaban las delicadas formas de una joven y atractiva mujer.


Ah, pero esa no fue la peor parte. El colmo de su tortuoso matrimonio fue no poder darle hijos al Kurosaki.
Se extendió el rumor de que era ella la que no quería embarazarse, siendo Rukia tan joven, no querría adjudicarse el papel de madre. Pero lo cierto es que. . .


* Yo lo deseaba con todas mis fuerzas. *


Susurró para sí misma; una triste sonrisa adornándole el rostro.
Rukia bajó la mirada, sus cabellos iluminados por el sol del atardecer. Sí, su matrimonio no había sido nada fácil, pero aun así ella era muy feliz al lado de Kaien.


Kuchiki estaba resignada a no ser madre, porque el problema era ella, ¿no?. Después de todo, Kaien ya tenía un hijo: Ichigo, quien por cierto es increíblemente parecido a su padre.


* ¿Qué haces?. *


La joven alzó el rostro, encontrándose con su esposo, quien la miraba preocupado.


La pelinegra llevaba un buen rato allí, la cena pronto estaría lista y ella no aparecía por ningún lado, hasta que el Kurosaki la encontró en una de las habitaciones vacías.

Sus delgadas cejas se doblaron con tristeza, descubriendo en ese instante que no importaba lo que hiciera ella, nunca haría feliz a su marido, y en cambio solo le provocaba problemas. . . Ni siquiera podía darle un hijo.


* Gomen. . . nasai. . . ¡ gomen nasai !. . . *


Las palabras se le atoraron en la garganta y finalmente las lágrimas resbalaron por sus suaves mejillas.


El pelinegro se acercó a ella, rodeándola con sus fuertes brazos. A veces se le olvidaba que ella aún era muy joven. . . diecinueve años de vida eran apenas un suspiro.

Rukia siempre se esforzaba mucho en todo, en especial cuando se trataba de él, y cuando las cosas no salían como ella deseaba, se deprimía al grado de perder el apetito.


Kaien bien sabía que ella tenía un carácter muy fuerte, pero solo con él, era dulce, amable y sumamente amorosa. Esto lo hacía sentir mal, pues lo que él más quería era que su joven esposa fuese feliz, que fuese ella misma.
El Kurosaki no quería que ella cambiase solo para adaptarse a su modo de vida.


* Sí que eres obstinada. Yo amo todo de ti. . . tu frescura, tu horrible carácter. No necesitas cambiar para mí. . . no me hace falta. *


Rukia alzó el rostro, encontrándose con la linda sonrisa que su esposo le dedicaba. El obstinado era él, pues ella bien sabía que sus problemas habían disminuido desde que ella cambió para él.


* Es más fácil para ti, ¿no?. *

* Pues sí, pero. . . *


La voz del Kurosaki se apagó, ahogada en los dulces labios de su pequeña esposa, así como esa tímida lengua, que empujaba insegura, como pidiendo permiso para entrar en su boca y jugar.


* Tonta !, sabes que puedes hacer conmigo lo que quieras. *


Le decía él, acariciándole las mejillas y sonriéndole con ternura.
Él estaba realmente sorprendido de ver como esa mujer era una en la vida cotidiana y ante los demás, pero cambiaba drásticamente cuando estaba con él, especialmente en la cama.


??Quizá solo deja de fingir y me muestra su naturaleza apasionada.??


Pensaba el pelinegro, feliz de ser el único que conocía esa faceta de chica de ojos violetas.


* Tú también. . . *

* ¿Nani?. *

* Tú también puedes hacer lo que quieras conmigo. *


Kaien sonrió ante las palabras de la mujer. Su expresión entre resignada y cálida se tornó traviesa; ¿era esa una proposición?.
El pelinegro estrechó a la mujer, sus manos no tardaron en colarse bajo la blusa de la chica.


Ambos estaban ansiosos por sentirse, lo necesitaban, porque cuando hacían el amor se sentían realmente dichosos. Nadie, ni nada más importaba.


Kaien besó a Rukia casi con desesperación, tomándola entre sus brazos y llevándola a la cama.
Era por estos momentos que su loco y tortuoso matrimonio valía la pena.

Como sea, había una cena esperándolos y seguiría haciéndolo. . . por un buen rato.



Sin finalizar.

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Sé que un flashback en medio de lo más intenso es. . . frustrante.
Pero más adelante estos flashback nos mostrarán problemas que Rukia ha venido cargando desde años atrás.

Por ahora todo se resolvió con amor. . . o eso parece ¬¬' .

_I LOVE ICHIRUKI_

~*~

Este fanfiction fue escrito por Maeda Ai.

Es material de Fallen Angel

Si llegan a encontrar una historia similar a esta (con los mismos diálogos y situaciones), o con el nombre de otro autor(a), será sin mi consentimiento y por tanto un engaño.


Publicado el 01 de Agosto de 2017.

Versión SK: Totalizado 23-Febrero-2009.


maeda-ai@hotmail.com
La dama del Hentai: Maeda Ai.

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