Por:
Maeda Ai
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.:: Capítulo 18 ::.
------- ☆ ADVERTENCIA ☆ -------
Este fic contiene ?relaciones NO APROPIADAS?. Ésta es solo una historia ficticia, con personajes ficticios, que NO debe pasar más allá de la lectura.
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Él la besaba casi con desesperación; si sus labios llegaban a abandonar los de la pelinegra, era solo para atraparlos en un nuevo beso.
La abrazaba, no. . . la aferraba, manteniéndola completamente pegada a su cuerpo. No quería que se le escapara como ya varias veces atrás.
Rukia había tomado la mala costumbre de ir a la oficina de Ichigo tan solo para provocarlo con descaro, sentándose en su escritorio o incluso sobre sus piernas. Lo peor para el Kurosaki fue el cambio de estilo de la joven de ojos violeta.
En el olvido habían quedado los vestidos y las faldas largas, ahora esas minifaldas le permitían al ojimiel la estimulante imagen de las blancas y perfectas piernas de su enana.
Rukia rompió el beso para mirar fijamente a su compañero. Aun respirando agitada sonrió complacida, esto era lo que ella quería, darle al pelinaranja un poco de ese veneno, ella quería hundirlo en la humillación que él le indujo, provocarlo como él la provocó para luego negarle todo de sí. Jugar con él, eso quería. . .
??Vengarme !.??
Los amargos pensamientos de la mujer se tornaron dulces.
Lamentablemente para ella, las cosas casi nunca resultan como se planearon. . . así como ahora. Para la misma Rukia fue un infierno soportar el castigo que ella misma imponía, pues si bien Ichigo terminaba frustrado e iracundo, ella no terminaba diferente.
Rukia extrañaba a ese hombre, lo deseaba. . . lo amaba. Intentó olvidarlo, en verdad lo intentó, pero no pudo. Y ahora que yacía atrapada entre sus brazos, simplemente no pudo resistirse más, quiso hacerlo, pero el Kurosaki no iba a dejarla escapar, no esta vez, además ella. . . no quería escapar. . . se había rendido.
Había decidido entregarse a él en ese preciso momento, en ese lugar.
Ella no dijo nada, pero él la encontró lista y dispuesta, se lo decían sus besos desesperados, se lo decían sus intranquilas caricias, se lo decían sus suaves manos que se deslizaron bajo su camisa, acariciando su tórax, delineando con frenesí los músculos de los que el pelinaranja hacía gala.
* ¡ Ruki. . . ! *
El nombre de la joven quedó atrapado entre los labios de Ichigo y los de ella misma. Había furia, pasión, tristeza y decepción en aquella caricia.
* No hables, no lo arruines. *
Tras estas palabras cargadas de tristeza, Kuchiki comenzó a ondular las caderas, lo hacía lento y suave, creando un roce casi superficial entre su sexo y el de su compañero.
Sentada sobre las caderas del pelinaranja, con sus perfectas piernas a los costados del mismo, la pelinegra se aferraba a él, besándolo con desesperación, y aunque cada beso le sabía a gloria, lo que Rukia en realidad hacia era evitar mirarlo, no quería encontrarse con esa sonrisa triunfante que la humillaría aún más, mostrándole su superioridad, no quería sufrir más, pero hela aquí, necesitándolo.
Pero a fin de cuentas sus labios tuvieron que separarse y fue en ese momento que Ichigo se fijó en los ojos de la mujer. Había. . . tanta tristeza en sus gemas violeta y él no lo pudo soportar, y menos sabiéndose culpable de ello.
Entonces, el Kurosaki se olvidó del insoportable deseo de hacer suya nuevamente a esa mujer, y con un toque inusualmente suave, la despojó poco a poco de las ropas.
Tranquilo, pausado, evitando encontrarse de nuevo con los tristes ojos de Kuchiki y siendo ahora ella la que lo miraba con fijeza, atenta a cada delicado movimiento suyo.
Para cuando se dio cuenta, Rukia vestía ya solo la fina lencería, siendo objeto de admiración por el joven de cabellos naranja; era como tener a un ángel entre sus brazos.
??Un ángel que llora por mi culpa.??
Movido por este pensamiento, Ichigo buscó los labios de la chica, encontrándolos en un beso lleno de culpa.
Sus grandes manos viajaron por el cuerpo de la joven, recorriendo cada pequeño lugar, cada curva, dibujando con sus manos la imagen que él tenía bien grabada en su mente.
Y a pesar del silencio de la mujer, ese que lo estaba matando, él pudo sentir como su piel ardía en llamas de lujuria y pasión, de anhelo. . . de amor. E Ichigo supo ahí que todavía no perdía a su enana.
Entonces, emocionado, sus manos se perdieron dentro de las bragas de la chica, haciéndola gemir con fuerza al mismo tiempo que arqueaba su pequeño cuerpo, llena de gozo por el atrevimiento del pelinaranja, quien encantado, dejó a la joven disfrutar del roce de sus dedos en la cálida y ahora mojada vagina, jugando como solo él sabía hacerlo.
Entrando y saliendo o acariciando el duro botoncito que coronaba su vulva, repitiendo la misma técnica hasta sentir como el sexo de la mujer palpitaba, todavía más mojado, tratando de retener al par de intrusos improvisados.
El Kurosaki sacó sus dedos de la vagina de su compañera para luego llevarlos hasta su boca, saboreando la miel que su amada recién le regalaba, todo ante la atenta y seria mirada de la pelinegra.
* ¡ Hentai !. *
Él sonrió al escucharla. ¡ Cómo había extrañado esa boquita suya !.
Y con la lujuria a tope, dominándolo, el pelinaranja se deshizo de la lencería de la chica, desgarrando cada prenda de un solo tirón. Ante él, el hermoso cuerpo de la mujer, para él. . . solo para él. Una pequeña sonrisa iluminó el rostro del Kurosaki; sus ojos desbordaban tanta ternura.
* Te extrañé tanto !. *
Decía Ichigo, acariciando los pechos de la mujer.
Luego el silencio. A Kuchiki le hacían daño esas palabras. Hubiese querido gritarle que lo odiaba, pero en cambio le permitió acariciarla a su antojo, estremeciéndose ante su toque.
Ichigo apenas había bajado el zipper de sus pantalones, liberando su pene del doloroso encierro, se frotó contra la vulva de la mujer por apenas unos segundos para luego penetrarla completamente de una sola vez.
Rukia se arqueó al sentirse deliciosamente invadida; un sonoro gemido escapó de sus labios, delatando su goce, sin embargo un par de lágrimas resbalaron por sus tersas mejillas, iniciando un llanto silencioso. A cada embestida que Ichigo le daba, más y más lágrimas escapaban de sus ojos.
Y el pelinaranja estaba tan entregado a su propio placer, que seguía con el frenético vaivén de sus caderas.
Era delicioso; para él, estar dentro de la enana, hacerla suya. . . era el paraíso. Y sus roncos gemidos se escucharon en la oficina; el Kurosaki ansiaba el éxtasis, pero entonces alzó la mirada, encontrándose con la triste expresión de la mujer.
* Rukia, qué. . .? *
* No te detengas !. . . si no me haces el amor, Ichigo, yo... jamás te perdonaré !!.*
Una amenaza expresada en gritos, en la que era obvia la desesperación de la pelinegra, quien comenzó a agitar bruscamente las caderas, buscando llegar al orgasmo y terminar de una buena vez con esto. Esta sería su despedida.
El pelinaranja complació a la chica, pero no por sus amenazas, lo hacía más bien porque quería aliviar su tristeza de alguna manera.
??No soporto verla llorar.??
Tras este pensamiento, Ichigo volvió a penetrarla con fuerza y rapidez. Había tanta furia en sus embestidas, una furia contra él mismo por lastimar a la mujer entre sus brazos.
Por un momento, el roce entre sus sexos era tan delicioso y sofocante que el Kurosaki se olvidó de todo, incluso de la tristeza de la mujer, o que ésta seguramente debía odiarlo por todo lo que le había hecho.
Rukia intentó resistirse, pero quería tanto a ese hombre, además de que su forma tan salvaje y brusca de hacerle el amor. . . la doblegaba por completo.
La joven terminó agitando las caderas con locura, prácticamente brincando sobre el pene de su compañero, deleitándose con la profunda y casi forzada penetración debido a su estrechez.
Ella no pudo más y echó la cabeza hacia atrás, arqueando la espalda cuando su piel interna comenzó a palpitar con tremenda fuerza; era el éxtasis más intenso que le hizo gritar el nombre de su amado. Con gratitud, con devoción, pero también con dolor. . .
* Ichigooo !!. *
El susodicho poco tardó en seguirla a la cima del placer.
Con un ronco suspiro, el Kurosaki eyaculó dentro de la hermosa ojivioleta, luego todo fue silencio. Ichigo la abrazó con fuerza, feliz de volver a tenerla, pero la sintió temblar. Él alzó el rostro, encontrándose con las lágrimas de la mujer; había. . . tanta tristeza en sus ojos.
No se habían vestido, ni siquiera él había salido de ella, aun así necesitaban hablar y aclarar todo este caos.
* ¿T-te dolió?. *
* Lo intenté, en verdad lo intenté. . . no volver a creer en ti. . . pero no pude. Yo te amo y te extrañé tanto. . . ¡ y te odio por eso !. *
Ichigo la escuchó atentamente al tiempo en que acariciaba los oscuros cabellos.
* A ti solo te interesa el dinero de Kaien, además... solo juegas conmigo, pero yo te... *
Rukia no pudo seguir, pues los labios del pelinaranja se posaron sobre los suyos, callándola con toda su pasión, con el dolor de haberla perdido, pero no otra vez, esta vez él no la dejaría ir, ya no más.
* Tonta !. . . * Le dijo.
* El dinero no me interesa, podemos donarlo, tirarlo, me da igual. La que me importa eres tú !!. *
* P-pero Rangiku dijo que. . . *
* Mi madre está enferma de avaricia, pero yo. . . estoy enfermo de amor por ti. *
Una gran sonrisa se dibujó en el rostro de Kuchiki, aun a pesar de que las lágrimas seguían cayendo, pero estas ahora eran lágrimas de felicidad. Él la amaba. . . él la amaba.
La venganza y el rencor habían quedado en el olvido y eso era lo único que importaba.
Sin finalizar.
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Pareciera que ya está todo aclarado, pero no es así. Los problemas aún no han terminado 0v0 .
Imaginar a Ichigo diciendo estar enfermo de amor por Rukia. . . es tan kawai ^¬^ .
_I LOVE ICHIRUKI_
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Este fanfiction fue escrito por Maeda Ai.
Es material de Fallen Angel
Si llegan a encontrar una historia similar a esta (con los mismos diálogos y situaciones), o con el nombre de otro autor(a), será sin mi consentimiento y por tanto un engaño.
Publicado el 01 de Agosto de 2017.
Versión SK: Totalizado 23-Febrero-2009.
maeda-ai@hotmail.com
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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