Por:
Maeda Ai
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.:: Capítulo 4 ::.
------- ☆ ADVERTENCIA ☆ -------
Este fic contiene ?relaciones NO APROPIADAS?. Ésta es solo una historia ficticia, con personajes ficticios, que NO debe pasar más allá de la lectura.
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* Ma-matte, ahh !!. . . *
Rukia suspiró al tiempo en que arqueaba la espalda.
En un vano intento por detener al hombre que quería poseerla, posó las manos sobre los pectorales; duros, fuertes. . .
Quiso empujarlo, pero las caricias de ese hombre le robaron la fuerza y en cambio, ella terminó deslizando sus pequeñas manos por el pecho de su inesperado acompañante, deleitándose con la dureza de sus músculos.
* Lo deseas tanto como yo, lo sé. *
* Nooo !. . . *
*Siempre mirándome, siempre siguiéndome.*
* D-de qué hablas?, yo no. . . ahh !. *
A Kuchiki le costaba ordenar sus ideas y recuerdos, pues su mente estaba inmersa en una nube blanca a causa de las caricias que ese hombre dedicaba a todo su cuerpo.
*A donde quiera que volteo, tú estás allí.*
Le reclamó él, y para enfatizar sus palabras, guio su mano a la vagina de la pelinegra, para luego hundir en ella dos dedos, encontrándola caliente y húmeda.
* Nooo !!. . . *
Rukia giró el rostro al tiempo en que su voz emergía en una extraña mezcla de pena y gozo.
Se mordió el labio, porque los dedos de ese hombre no solo eran bruscos, sino expertos y constantes.
Kuchiki no pudo contra el exquisito placer que le obligaban a sentir y pronto se halló con las piernas aún más separadas, aferrándose a las sábanas de su cama mientras sus gemidos llenaban la habitación. . .
* Ya, ya no, no máasss !!. . . *
La pelinegra se agitó bajo el cuerpo de su captor y mientras su intimidad se contraía, tratando de retener al intruso que le provocaba ese placer, aunque solo fuese un par de dedos que se mantenían hundidos en aquel lugar cálido y ahora empapado.
* ¿Por qué no me dejas en paz?. *
Aun con la respiración agitada y las ideas confusas, Rukia escuchó la pregunta de su acompañante.
* ¿Q-qué quieres decir?. . . no, ahh. . . no entiendo. *
Le dijo ella, luego giró el rostro, logrando ver la cara de aquel hombre.
* I-Ichigo !!. . . no !. *
Impactada, los ojos de Kuchiki se destiñeron y su labio inferior comenzó a temblar, luego todo su cuerpo.
* No, no puede ser. . . ¡ suéltame !. *
Le decía ella en el comienzo de la histeria.
La ojivioleta recuperó la fuerza que no tuvo ante las caricias, así que lo empujó, alejándola de su cuerpo aun sensible y receptivo, más el Kurosaki la sostuvo firmemente, dejándola de espaldas sobre la cama, él sobre ella. . . entre sus piernas.
* Así es. A dondequiera que miro, ahí estás tú. . . el salón, los pasillos, el gimnasio; aun cuando no estoy en tu clase, me buscas para que te ayude en cualquier tontería que se te ocurra. *
El pelinaranja le hablaba con voz fuerte; acusándola con furia, mientras le sostenía ambas manos sobre la cabeza, inmovilizándola al tiempo en que restregaba su cuerpo con el de ella, causando fricción entre su pene, ya más duro, y la resbaladiza y sensible vulva, haciéndola desearlo cada vez más.
* Y-yo, yo no. . . *
* Sí, tú. . . eres tú la que no deja de buscarme, de coquetearme y provocarme a la distancia. *
Le decía él en susurros, causándole escalofríos y que su cuerpo se derritiera lentamente con sus palabras, sus caricias... y la lujuria y deseo implícitos en cada palabra, en cada caricia. . .
* Es tu culpa. . . no puedo evitarlo. *
La voz del Kurosaki era una mezcla de furia, frustración y sufrimiento. No solo su voz, también sus ojos miel reflejaban todas aquellas emociones.
Y era tanta la necesidad que el chico tenía por esa mujer, que no esperó más, simplemente se hundió de una sola embestida en el suave sexo de su profesora, enterrando en ella toda su verga.
* I, Ichi. . . gooo !. . . para, no sigas. . . aahhh !. . . *
Rukia le pedía con suavidad, casi suplicante, creyendo que el pelinaranja recuperaría su bien juicio; él no era una mala persona después de todo.
Pero ya no había vuelta atrás, una vez que Ichigo sintió la suave y cálida piel interior de Rukia ajustarse a su pene, el muchacho no pudo pensar otra cosa que en perderse en la estrecha intimidad de su profesora.
Aquella sensación era un martirio y una bendición al mismo tiempo. El pelinaranja solo sabía que quería estar allí. . . por siempre.
* Encajamos a la perfección, ahh. ¿N-no lo crees, sensei?. *
Preguntó el Kurosaki con voz entrecortada por el placer mientras Rukia se arqueaba bajo su cuerpo y se mordía la mano derecha, en un inútil intento por reprimir las deliciosas sensaciones que recorrían su pequeño cuerpo.
??No es justo.??
Pensaba.
??¿Por qué tenía que ser tan bueno en el sexo?.??
Rukia no podía creer su mala suerte. Intentó alejarlo, hacerlo entender, pero su cuerpo era un débil traidor, porque vibraba con cada embestida que daba el pelinaranja. Y su piel se estremecía ante las grandes manos que la recorrían por todas partes.
La ojivioleta en verdad no quiso que esto pasara, pero ya no había vuelta atrás. Su lógica tomó un descanso y ella se dejó llevar por la situación, la lujuria y el deseo.
Ichigo tenía razón. . . ellos encajaban muy bien. Era como si sus cuerpos fuesen parte de un rompecabezas y el punto de ensamble estaba justo en sus sexos. . . aunque sus cuerpos se unían aún más al aferrarse mutuamente con brazos y piernas.
Aun cuando había muchas diferencias bastante notorias entre ellos... sus cuerpos se ajustaban perfectamente.
* I, Ichiii !!. . . *
Rukia gimió sonoramente. Cerrando los ojos con fuerza, se dejó someter al gozo que ese jovencito ejercía en ella. El pelinaranja había encontrado un punto muy sensible en su vagina y la verga empujaba insistente en ese punto exacto.
La pelinegra comenzó a respirar aún más rápido; el placer era tanto. . . un cosquilleo que se estaba volviendo insoportable. La mujer ya no luchaba contra su compañero, mucho menos contra las deliciosas sensaciones que le provocaba.
Ahora estaba dispuesta y ansiosa por alcanzar el orgasmo. Pero Ichigo se detuvo de pronto. . .
* No, ¿por. . . por qué?. *
Rukia lo miró entonces, por primera vez desde que clavó el pene en su vagina. Con mirada nublada, lo contempló tranquilo, estático. . . su expresión sería, tan fría. Ella sintió como si la mirase con desprecio.
Dolió. . . y recordó que para el pelinaranja, esto era una especie de venganza por algo que ella en verdad no comprendía.
La pelinegra bajó la mirada hasta donde su sexo seguía unido al del Kurosaki. Esa imagen, él bien enterrado en ella, prácticamente la hipnotizó. Llenó sus ojos de esa imagen y, sin ser consciente de ello, comenzó a mover las caderas, tratando de recuperar el momento en el que el placer estuvo a punto de llenarla.
No miró a Ichigo, se concentró en su verga que, gracias al ir y venir de sus caderas, se perdía dentro suyo.
El pelinaranja trató de ignorar la deliciosa caricia que su profesora le regalaba, pero su intento de venganza se fue al diablo.
* ¡ Maldita hechicera !. *
Dijo él con los dientes apretados al tiempo en que sus toscas manos se aferraban a las caderas de Kuchiki y tomaba impulso para penetrarla con fuerza desquiciada y desesperada.
¿Quería vengarse, humillarla?. . . ¿dejarla con las ganas de más?. Ja !, él mismo no aguantó ni cinco minutos y sucumbió a sus encantos. . . a su delicioso cuerpo.
Ichigo no se detuvo un solo instante. . . ya no.
La fricción entre ambos sexos era casi dolorosa, casi. . . porque después de unos instantes, ambos obtuvieron lo que en ese momento buscaban. . .
Rukia no soportó tanto placer y se derritió alrededor de su alumno; su vagina apretando sin piedad la verga en su interior, aferrándola con fuertes contracciones contras las que Ichigo era débil. Unos cuantos instantes, tres estocadas más. . . y el chico se vació en el dulce sexo de su profesora, quien seguía regalándole ese apretón alrededor de su pene.
* I, Ichigooo !!, aahhh !!. . . *
* Sen. . . senseii !!. . . *
El pelinaranja no pudo sostenerse más y colapsó sobre la ojivioleta, quien lo recibió en su pecho, abrazándolo cansada y suavemente. Ella respiraba agitada, aquello había sido. . . devastadoramente delicioso.
Rukia seguía abrazando al Kurosaki; solo quería permanecer así un poco más, pero estaba tan cansada. Cerró los ojos tan solo unos momentos. . .
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Rukia abrió los ojos al mismo tiempo que se estremecía. Sus pupilas desteñidas, fijas en el techo de su habitación. Un par de segundos fueron suficientes para comprender que aquel apasionado encuentro sexual con Kurosaki Ichigo había sido tan solo un sueño.
??Pero fue tan intenso. . . tan real.??
Pensaba ella, confundida y ansiosa.
Su piel aun sensible, pedía sentir el roce de aquel joven. . . su verga dentro suyo. En ese momento, Rukia se dejó llevar, no era ella misma. . . no importaba. Estaba sola y el recuerdo del pelinaranja era tan vivido.
Sus delicadas manos se deslizaron por su vientre hasta su vulva hinchada y mojada; Sus dedos se hundieron en la carne sensible, entrando y saliendo, tallando el clítoris.
La pelinegra cerró los ojos, imaginando que era el pelinaranja quien la tocaba, que era su verga la que se perdía dentro suyo.
* Ichigo !. *
Jadeó el nombre del jovencito mientras se dejaba llevar por un deseo que no aceptaría más allá de la oscuridad de su habitación.
Sin finalizar.
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Ahora fue el turno de Rukia de tener uno de esos sueños 7v7 .
Insisto, aún no puedo lanzarlos a la cama, pero pronto ^//^ .
En este capítulo, Ichigo se queja de que ella lo sigue a todas partes, pero como es un sueño, es algo en el inconsciente de Rukia. Tal vez ella sí lo busca sin darse cuenta 0v0 .
_I LOVE ICHIRUKI_
~*~
Este fanfiction fue escrito por Maeda Ai.
Y es material de Fallen Angel
Si llegan a encontrar una historia similar a esta (con los mismos diálogos y situaciones), o con el nombre de otro autor(a), será sin mi consentimiento y por tanto un engaño.
Totalizado el 06 de Mayo de 2020.
maeda-ai@hotmail.com
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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