Por:
Maeda Ai
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Por mucho tiempo había disfrutado de ser ?la presa?, pero disfrutó muchísimo más convertirse en el cazador.
Sinceramente no le creyó a la shinigami cuando está le prometió perseguirlo hasta eliminarlo. ¿Por qué?, pues por adueñarse por completo del cuerpo del estúpido rey. Por fin había dominado por completo al patético humano y ahora él controlaba totalmente aquel cuerpo. Así fue como él pudo gozar de la venganza de la hermosa mujer.
Fue divertido ser perseguido por ella, pero fue más emocionante acosarla como el depredador, sádico y sanguinario, que él es.
Pero tenerla aquí, atrapada bajo su musculoso cuerpo. . . desnuda, tan hermosa, es. . .
* ¡Delicioso !. *
Susurró el hollow, con su característica voz, al tiempo en que, con suavidad, delineaba la curva que daba forma al cuerpo femenino, terminando por sujetarla por la cintura de forma firme y posesiva.
* Matte !!. *
La voz de la chica sonó apagada, en realidad, trataba de mostrarse lo más indiferente posible ante el toque de ese maldito hollow, pero le era tan difícil.
Después de todo, aquel era el cuerpo de Ichigo, tremendamente atractivo, fuerte, excitante. Claro, descartando lo cruel y sanguinario, quedaría un hombre simplemente perfecto.
Pero lo cierto es que a ella, a Rukia, le gustaba todo eso de él, por más que lo negase.
Sin embargo, si lo que ella quería era alejar al hombre, entonces las cosas le habían salido al revés, pues Hichigo adoraba esa actitud arisca e indiferente que la joven se empeñaba en mostrar.
""Es tan estimulante.""
Pensaba. Sus grandes manos sobre cada uno de los pechos de la mujer, apretando con medida fuerza.
Rukia se estremeció y no pudo evitar un gemido. Sus ojos se cerraron con fuerza, resistiendo y negando el placer que la recorría; un sutil, pero lindo, carmín coloreó su rostro. Y Shirosaki sonrió, satisfecho y ansioso a la vez; la shinigami receptiva y jadeante también le gustaba.
Verla así era tan estimulante, que su pene, ya duro, sufría dentro de su shihakusho, por el tamaño y la erección en sí, pero también por esa desesperante necesidad de clavarse en la cálida y húmeda vagina de la pelinegra.
Al hollow no le tomó más de cinco segundos mostrarse totalmente desnudo. La necesidad era tal, que Hichigo se dejó de rituales. Ya habría más tiempo más entrada la noche, ahora, lo único que quería era poseer una vez más a la mujer atrapada bajo su cuerpo.
Así, el hollow se acomodó entre las blancas piernas de la mujer, empujando con fuerza y penetrándola completamente de una sola vez.
* Iiaahhh !, tamme !!. . . *
La espalda de Rukia se despegó del futon al ella arquear su frágil cuerpo.
El grito, mezcla de dolor y placer, retumbó en la habitación, deleitando al hombre, cuya gran sonrisa delataba la satisfacción y el poder que él experimentaba en ese momento. El ir y venir de sus caderas no se hizo esperar. Rukia yacía inmóvil, con las piernas totalmente abiertas, sintiendo como era invadida por el pene del hollow.
No era la primera vez, hacía mucho tiempo que ella se había convertido en la presa de Shirosaki, así como en su amante. Poco duró el juego de persecución, especialmente cuando los papeles se intercambiaron.
* E-espera. . . Hichigo !. . . *
Rukia jadeó, moviéndose intranquila bajo el musculoso cuerpo de su verdugo.
Si quería escapar, era inútil, además el ajetreo estimulaba al hollow, cuyas embestidas se tornaron más fuertes y profundas.
La chica no lo pudo soportar; al igual que en las ocasiones anteriores, se abrazó al hombre y empujó sus caderas con todas sus fuerzas, al encuentro de la virilidad de aquel demonio.
Y en medio de toda la brusquedad y locura de aquel acto, la shinigami buscó los labios de Hichigo, encontrándolos desesperados, pero dispuestos a fundirse con los de ella.
La mujer gemía ya sin pudor o vergüenza; se había entregado completamente a ese hollow, olvidándose de su rencor o su deseo de venganza. . . pero no de Ichigo. Aun quería traerlo de vuelta.
""La verdad, es que sucumbí a este hollow porque él es una parte de Ichigo.""
Tras este pensamiento, la hermosa joven se dejó llevar, concentrándose en el ir y venir de las caderas de su amante y por su puesto en el delicioso escozor de su sexo que se estaba tornando más y más fuerte, casi insoportable.
* Hi-Hichigo, onegai. . . n-no. . . nnooo !!. . . * _Shirosaki arqueó una ceja, confundido con la súplica de la pelinegra. ¿Es que acaso aún se resistía?._ * Onegai. . . no te detengas !!. *
Le dijo ella entre besos; el hollow sonrió complacido. El solo escucharla decir esas palabras lo llenaba de un placer indescriptible.
Hichigo la penetró con mayor fuerza aun y ella se movía acompasada a él, deleitándose y deleitándolo con la imagen de tenerla atrapada bajo su cuerpo, llena de gozo y aún más al ser presa de un fuerte orgasmo.
La mujer se arqueó, lanzando un sonoro grito que entonaba el nombre de su amante. Un nombre que ella misma le había dado y que a él lo excitaba; era un deleite que, en medio del éxtasis, lo llamara a él y no al rey. Pero solo la shinigami podía llamarlo así.
Las pulsaciones de su vagina eran fuertes y constantes, reteniendo al caliente y duro huésped. Hichigo apretó los dientes; dos, tres embestidas más antes de venirse dentro de la hermosa shinigami.
El silencio de sus agitadas respiraciones era lo único que los acompañaba en ese momento
Él salió de ella y se acomodó sobre los suaves y perfectos pechos de Kuchiki.
* Eso fue. . . *
* Increíble !. *
Ella sonrió al escucharlo completar la frase que ella inició; esa voz un tanto espectral era tan incitadora.
Rukia se permitió acariciar los blancos cabellos del hollow. Debía admitir. . . que extrañaba la cabellera naranja.
* ¿Te irás mañana?. *
* Sabes que sí. *
El hollow cerró los ojos. El juego había terminado por hoy, pero mañana lo empezarían nuevamente. ¿No era eso lo que habían estado haciendo por tantos meses?, jugar?.
Rukia escapaba y él la perseguía tan solo para, al encontrarla, atraparla entre sus brazos y hacerla suya, fingiendo que no había nada más entre ellos. . . aun cuando, para ambos, este juego era lo único importante en el mundo.
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Mientras tanto, encadenado en un profundo lugar de su mundo interior, Ichigo apretaba los dientes. Frustrado, pues aunque su cuerpo era controlado por su hollow, él podía sentir el placer que lo recorría. Y aunque no era él quien la poseía, podía sentir a Rukia.
Cuando pudiera librarse del control de su hollow, lo haría pagar caro por ponerle las manos encima a su enana.
Y después, tendría sexo desenfrenado y brusco con Rukia, hasta hacerla gritar su nombre. . . y demostrarle que tener sexo con el original era mucho mejor que con un maldito hollow impostor.