Por:
Maeda Ai
. . . . . . . . . . .
* ¡ E-espera, Grimmjow !... ¡¡ No otra vez !!... *
Susurró la shinigami, desesperada y hasta asustada al saber lo que pasaría, pero también demasiado cansada como para gritar o intentar huir.
* Así es, pequeña Rukia. . . ¡ otra vez !, jajaja... *
La voz burlona de su captor, más la sonora carcajada que soltó al final, molestó y asustó más a la pelinegra.
No podía creerlo. Si apenas hace una hora que la había tomado, ¿y ahora quería más?. Ella no lo soportaba, pero escapar resultaba imposible; siempre que lo intentaba, ese maldito la sometía totalmente. . . y se la cogía igual.
Grimmjow subió a la cama, junto con su joven y especial amante, posándose detrás de ella, quien yacía recostada boca abajo. La chica solo vestía un shihakusho ya desgarrado, nada más cubría su cuerpo, pues hace poco que ese bastardo la había tomado.
““Su semen aún escurre por mis piernas.””
Pensaba la ojivioleta, mientras se mordía el labio inferior al sentir cómo el bastardo peliazul frotaba el pene contra su vagina, hinchada y pringosa por la sesión anterior.
* Maldito !! *
Susurró ella al tiempo en que apretaba los dientes, resistiéndose a sentir el cosquilleo que comenzaba en su vulva y se expandía rápidamente a todo su cuerpo.
De pronto, sin esperarlo aún, el Arrancar empujó las caderas, clavando su pene de una sola embestida en el sexo femenino.
* ¡ N-no, sácalo !, suéltame ! *
Rukia recuperó su fuerza por un instante y se retorció intranquila bajo el cuerpo de su secuestrador; incluso, ya desesperada, usó kido para tratar de alejarse de la Espada, pero ninguno de sus hechizos doblegó a ese imbécil.
Y peor aún, su poder se agotó; Rukia no podía moverse a voluntad, estaba débil mientras Grimmjow seguía sobre ella, penetrándola casi con brutalidad, entrando y saliendo de su vagina cada vez más mojada y estrecha.
* Ahh, nooo, mmm !!. *
Kuchiki se mordió el labio inferior hasta sangrar. Odiaba su cuerpo traicionero que se deleitaba con las embestidas de ese pervertido.
Era cierto que él era más fuerte y la había sometido contra su voluntad, pero el cosquilleo entre sus piernas, la humedad de su vagina, eso no lo forzaba él. . .
““Pero sí lo causa en mí.””
Pensó la shinigami, poco antes de abandonarse a la lujuria y el placer, y gemir con deleite lo mucho que su cuerpo disfrutaba.
* Dilo, shinigami. *
* N-no. . . no !, aahhh !!. . . *
Grimmjow sonrió travieso. Quería que le rogase por más, como ya antes lo había hecho. Ella lo deseaba, solo necesitaba un poco más de estimulación.
Así que, valiéndose de su superioridad física, hizo que su amante quedara en cuatro mientras él se arrodillaba detrás de ella sin sacar su verga un solo instante del cálido interior de la chica. Entonces comenzó la tortura. . . Grimmjow la penetraba con más fuerza, clavando en ella el duro y largo pene, llenándola de placer.
* Oohhh, Grimmjow, y-yaaa !!. *
* No, Rukia, dímelo. . . ¿qué es lo que quieres?. *
* M-más !. *
* ¿Qué?, no te escucho, jajaja !. *
* ¡ Más, dame más !. . . hazme tuya, co, cógemeee !!. . . *
Finalmente Rukia perdió el control y se rindió al placer, gritando una y otra vez que la llenara con su potente pene. Grimmjow sonrió complacido.
Después de largos minutos, la shinigami ya no sabía si el peliazul seguía embistiéndola con demencial fuerza, o era ella misma quien se movía a voluntad, buscando ser penetrada por la verga de aquel hombre. . . buscando el gozo de la carne.
El Arrancar quería darle más placer a su compañera, hacerla adicta a él. Sus manos yendo y viniendo por la suave piel de la chica, acariciando, moldeando, buscando los puntos más sensibles de tan bella figura y encontrándolos en los pechos y el clítoris.
* Ahh, sííí !!. . . *
Rukia se arqueó al sentir cómo Grimmjow amasaba su pecho izquierdo, pellizcando el rozado pezón, mientras la otra mano se perdía entre sus piernas, hurgando en su vulva hasta encontrar el pequeño e hinchado capullo para tallarlo con ansia.
* ¡ Ahhh !. *
La mujer abrió la boca, pero ninguna palabra emergió. . . solo gemidos y jadeos que delataban el gozo que la recorría en esos momentos.
Ya nada importaba en ese instante, a Rukia ya no le importaba si la Espada la estaba obligando o no; su mente, su cuerpo. . . solo quería disfrutar de ese hombre, quería todo el placer que él pudiera darle. . . ¡ y lo quería ya !.
* Grimm, Grimmjow !. . . ¡ m-máaass !. *
* Claro, shinigami... es todo para ti, ¡ toma !, ahh !. *
Tras aquellas palabras, el peliazul, quien se había obligado a sí mismo a no sucumbir al orgasmo, se dejó llevar y se corrió abundantemente en el interior de su joven prisionera.
Rukia sintió un cosquilleo en su interior, era el éxtasis que comenzaba y al sentir la gran cantidad de semen que el Arrancar le mandaba al fondo de su ser, el orgasmo se intensificó como nunca.
* Me corrooo !!... *_La chica echó la cabeza hacia atrás, así como sus caderas, entregándose totalmente._* ¡ Aaahh, síí !... *
Como agradeciendo la tremenda y deliciosa cogida, ella sonreía bobamente mientras mantenía su lengua expuesta, sus ojos fijos en ningún lugar. Era una imagen de loco placer.
Lo peor, o lo mejor quizás, fue que Grimmjow seguía corriéndose dentro de ella, mientras la vagina de la shinigami seguía contrayéndose. Él nunca había disfrutado tanto, pero era un deleite que la vagina de la pelinegra le apretara fuertemente la verga, como si quisiera arrancársela y quedársela dentro suyo.
Ambos amantes colapsaron; Rukia sobre la cama, Grimmjow sobre la chica. Respirando agitados y aun temblorosos y aturdidos por aquel sexo tan extraordinario. Lo insólito es que Grimmjow seguía duro, cómoda y profundamente clavado en Rukia.
* ¡ Maravilloso !. *
Le susurró él, moviéndose suavemente dentro de ella mientras sus grandes y toscas manos buscaban los pequeños pechos de su prisionera para estrujarlos con delicia.
* Mmm, sííí !.*
Rukia buscó los labios del peliazul mientras se giraba, empujándolo suavemente hasta hacerlo sentarse en la cama para ella acomodarse sobre la pelvis masculina. Todo sin deshacer la unión de sus cuerpos.
* ¡ Quiero más !. *
El Arrancar sonrió. Esa mujercita ya era adicta a él. . .
““Y además es insaciable.””
* Por supuesto, shinigami. * _Rukia comenzó a cabalgarlo. El peliazul sonrió; tendría a la shinigami solo para él, no la dejaría escapar... ¡nunca!._ * Rukia. . . ¡ mi amante shinigami, jajaja !. . . *
De pronto, Grimmjow rio casi desquiciado. ¿Quién iba a pensar que sometería a un shinigami de esta manera?. Pero no se quejaba, era delicioso poseer una y otra vez a la pelinegra. Y se imaginaba la desesperación del idiota shinigami de cabello naranja.
““Me encantaría ver su reacción de celos y odio cuando se entere de lo que he estado haciendo con su amiguita especial.””
Pensaba el peliazul, preguntándose además si Kurosaki Ichigo sospechaba que Rukia había sido atrapada, y encerrada en Las Noches, por un hombre que la llenaba de sexo y delirante placer.
Y Grimmjow bien sabía que mientras la atendiese tan bien como hasta ahora, Kuchiki Rukia no escaparía, porque la agotaría, la llenaría de placer y la haría rogar por más.
Ella era suya, Rukia era su amante shinigami, solo de él.