Por:
Maeda Ai
. . . . . . . . . . .
* ¿Estás segura de esto, Rukia?. *
La voz de Renji sonaba confusa, suplicante.
Buscaba una barrera que le impidiera seguir con esto, que ella se arrepintiera. . . pero no fue así. Todo lo contrario, pareciera que disfrutara de esa situación, donde ambos estaban tendidos, él sobre ella, en el futón de la habitación del pelirrojo.
* Aahh, ¿por qué me haces esto?. *
Preguntó el muchacho, escondiendo el rostro entre el cuello y el hombro de su compañera.
¿Cómo es que estaban llegando tan lejos?, ¿en qué momento su relación se volvió tan íntima y compleja?. . .
““¿Por qué insisto tanto en detenerme, cuando lo que más deseo es continuar?.””
Renji pensaba y pensaba mucho, logrando tan solo atormentarse. Y entre sus tantos pensamientos, el joven recordó una vez más, la vez aquella en que todo esto se desencadenó, un día en que ella simplemente lo besó. . .
Rukia le dijo que, había deseado besarlo por décadas, pero hubo tantas épocas complicadas en su vida. . . la vida difícil en Inuzuri, la academia shinigami, luego fue adoptada por el clan Kuchiki, lo que los distanció aún más. Y luego su misión en el mundo real, Ichigo, su sentencia de ejecución, Aizen. . . pareciera que nunca había un momento adecuado para expresarle sus sentimientos.
Su primer beso, fue la primera vez que Abarai pudo estrecharla entre sus brazos y sentir el suave y delicado cuerpo de la chica.
““Y ahora estoy aquí, buscando una excusa para no tenerla.””
Y de nuevo los pensamientos del pelirrojo, que volvían a torturarlo.
* ¿Tú no quieres, Renji?. *
* No, Rukia, es que yo. . . *
* Entiendo, ¿cómo pude pensar que te fijarías en una chica sin pechos?. *
La escuchó decir, su voz apagándose con cada palabra y sus ojos escondidos tras aquella frialdad aprendida de los Kuchiki.
* No, no, no... no es eso !. Yo te quiero, Rukia !, es solo que... no te merezco !!. *
Renji siempre se preguntó cómo podía ser digno de una Kuchiki, aunque fuese adoptada. A pesar de que ambos crecieron en Inuzuri, ella siempre había tenido un toque de elegancia y además había sido adoptada por una de las familias nobles del Seireitei. Mientras que él, siempre sería un vago de Rukongai.
En cambio ella. . . es tan linda, muy hermosa en verdad. . .
““¿Cómo pudo interesarse en un don nadie como yo?.””
Se preguntaba el muchacho, cada vez más confundido.
El que ella no tuviese más curvas no importaba en lo más mínimo, de hecho, su más grande secreto era que no podía evitar excitarse ante el pequeño y suave cuerpo de su amiga.
* Renji, onegai. . . *
Y fue la voz de Rukia lo que sacó al muchacho del encierro en su mente.
Él la miró a los ojos, tan hermosos. Y aunque opacos por el deseo, reflejaban tantas cosas, sus sentimientos. . . amor, amor por él.
Entonces, el shinigami dejó de pensar y se guio tan solo por el inmenso amor que tenía por la pelinegra.
Acariciando con lentitud y suavidad los brazos de Kuchiki, causándole escalofríos, dejó que su boca probase los dulces labios de la chica, quien le correspondía, inexperta aunque tiernamente.
¿Cómo describir la sensación de unir sus labios a los de Rukia?. Renji simplemente no le pediría nada más al destino.
Pronto, el calor en la habitación se había vuelto incómodo y el pelirrojo estaba tan inmerso en el erotismo del momento, que comenzó a despojarse de la shihakusho, dejando al descubierto su musculoso tórax, pero conservando aun la parte inferior de la ropa.
Y justo iba a deshacerse de las ropas de la pelinegra, cuando la sintió temblar con el simple roce de sus dedos.
* Gomen, Rukia, yo. . . ¿puedo hacerlo?. *
* Sí, solo hazlo !. *
Le susurró ella con agitación, su pecho subiendo y bajando; sus ojos violetas clavados sobre el teniente.
Abarai no lo dudó más y comenzó a desnudarla con tal delicadeza, que la hizo estremecer. . . ella también lo deseaba.
““Por Kami, ¡ qué bella es !.””
Pensó Renji, maravillado con la delicada figura de la jovencita; sus mejillas completamente cubiertas de carmín. Era demasiado para él. ¿Realmente tenía derecho a tomarla para él?.
Por su parte, Rukia sufría sus propios temores.
Le gustaba lo que su cuerpo sentía en ese momento, pero Renji se había quedado callado desde hacía un rato.
Estaba desnuda mientras él contemplaba cada detalle de su silueta.
““¿Qué pensará de mí?. Seguro que ha estado con mujeres mucho más provocativas que yo.””
Se torturaba; estaba muy insegura con respecto a su belleza física. Ella jamás tendría grandes pechos como Rangiku o Inoue, y era algo que le tenía sin cuidado. Pero ahora. . . por primera vez se encontró preocupada por gustarle a alguien. . .
Rukia fue recorrida por un escalofrío, sus pensamientos fueron disueltos al sentir cómo su compañero deslizaba las grandes manos por sus hombros, acariciándola, tratando de tranquilizarla.
Lento, respetuoso, Renji no tardó en estrecharla con fuerza, pegando la delicada figura totalmente a su musculoso cuerpo.
La pelinegra se ruborizó intensamente; podía sentir la calidez del muchacho, su aroma varonil y sus grandes manos recorriéndola a placer.
Recargándose sobre su pecho, Rukia se dejó hacer, mientras escuchaba con alegría el rápido latir del corazón del pelirrojo.
* Ahh, Renji mmm !. *
Los ojos de la chica se abrieron con sorpresa al sentir que su compañero posaba las manos sobre cada uno de los dibujos bajo su espalda, acariciándolos y apretando la carne con lujuria.
* Realmente eres hermosa !. *
Lo escuchó susurrarle al oído, para luego dirigirse a su cuello y morderlo ansioso.
Kami. . . la deseaba tanto; solo deseaba poder controlarse y no lastimarla. La veía tan frágil que temía incluso tocarla, pero la necesitaba y ya no se podía detener.
Apasionado, la besó, hambriento de sus labios.
Y excitado, se aventuró a estrujar los pequeños senos de su compañera, haciéndola gemir con gran placer en el momento que sus labios bajaron hasta su pecho y se entretuvieron succionando los duros pezones, como bebiendo de ellos.
* Ohh, Renji !. . . *
Menos mal que estaban en la casa de Renji, pues los gemidos de Rukia estaban subiendo de tono, traspasando la barrera de aquellas cuatro paredes.
Kuchiki arqueó la espalda, cerrando los ojos con fuerza. Ambos respiraban agitados, esto era mucho más intenso de lo que hubiesen siquiera imaginado.
Cuando Renji acomodó a la joven sobre sus piernas, ésta pudo sentir el duro pene de su compañero, buscando liberarse de la shihakusho.
* Renji !!. . . *
* ¿Quieres tocarlo?. *
La interrumpió el muchacho; su voz entrecortada.
Y se preguntaba si ella se había detenido a pensar en sus palabras. . . no, no lo había hecho; la excitación lo estaba dominando en esos momentos.
Pero la jovencita solo movió la cabeza en forma afirmativa; sus mejillas completamente rojas, ni una sola palabra. . . no hacían falta, no eran necesarias.
Abarai se deshizo por completo de la shihakusho, guiando una de las delicadas manos de la chica hasta su entrepierna. Ambos suspiraron ante aquel contacto.
Rukia yacía recargada en el hombro del shinigami, mientras, inexperta, masajeaba la verga de su compañero, quien jadeaba agradado, incapaz aun de creer que esto en verdad estaba pasando.
* Es muy grande !. * _La escuchó susurrar. Sus palabras llenas de curiosidad, nerviosismo y, por supuesto, deseo._
* Realmente crees que pueda?, amm, tú sabes. . . *
* Ahora mismo vamos a saberlo. *
La mirada violeta se deslizó por el cuerpo del shinigami, de sus expresivos ojos, pasando por el fuerte tórax y deteniéndose en el pene completamente erecto, grande y caliente, ansioso por penetrar a la mujercita que ahora yacía sobre la cama, quien lo esperaba, impaciente por ser uno con el hombre que amaba.
La pelinegra tembló, mezcla de nervios y emoción, al sentir el peso del cálido cuerpo del teniente posarse encima suyo; acomodándose entre sus piernas y dirigiendo su verga a la entrada de la vagina, moviendo de arriba hacia abajo aquel trozo de carne, creando fricción entre sus sexos.
En esos instantes, la ojivioleta se limitaba a jadear llena de placer.
Estaba allí, recostada sobre el futón, sintiendo cómo Renji disfrutaba de ella y la hacía disfrutar. Hasta que la excitación en su cuerpo, sin mencionar el amor que sentía por ese hombre, la desesperó hasta el punto de hacerla pedir por ser penetrada.
* Renji. . . lo necesito ya !!. *
El muchacho suspiró sonoramente, jalando aire, preparándose para lo que iba a hacer. Estaba seguro de lo que quería y quería a Rukia, pero temía no poder controlarse, tomarla con desesperación y lastimarla.
Nervioso, tuvo cuidado al acomodar su pene en la entrada del sexo de la joven. Empujó suavemente, abriéndose paso entre los labios vaginales de su amada.
Suspiros y jadeos adornaban la habitación, creando el ambiente erótico que los hizo relajarse.
Renji estaba maravillado, la vagina de la chica era cálida y húmeda. La suavidad de su piel interna lo abrazaba con firmeza, incitándolo a penetrarla cada vez más profundo, llenándolo de placer.
Rukia por su parte, se movía intranquila bajo el cuerpo del muchacho; retorciéndose de placer. Creía ver las estrellas, aun cuando tenía los ojos cerrados.
¿Era esto hacer el amor?, era más bello de lo que hubiese podido llegar a imaginar.
Y en medio de la oscuridad de la habitación, tan solo era consciente de cómo una parte de aquel hombre se iba clavando en ella lentamente.
Pocos minutos pasaron antes de que la chica se quejara, adolorida. . . Renji la había penetrado completamente.
* ¿Te dolió mucho?. *
Preguntó el pelirrojo, llenando de besos el hermoso rostro de la mujer.
* N-no es nada. *
Le dijo ella, abrazándolo fuertemente.
Quería sentirlo cerca, porque el placer llegaba a su cuerpo, más aun no podía disfrutar plenamente de todo esto.
* No te reprimas, déjate llevar. *
Dicho esto, él la tomó firmemente de las caderas, y sentados sobre el futón, la penetró en esa posición hasta donde sus cuerpos les permitían.
* ¡ Ahhh, Renjiii !. *
Fue el grito que escapó de los labios de Rukia, quien no paró de jadear ante las constantes embestidas que su amante le prodigaba; simplemente no le daba tregua ni tiempo para pensar en otra cosa que no fuese disfrutar de la unión de sus cuerpos.
Por primera vez se sentía libre, era una sensación acompañada por corrientes de placer que hacían estremecer a todo su cuerpo.
Y los sonidos de dos amantes que se entregaban por completo.
Rukia se sentía inmensamente feliz, porque Renji estaba allí, con ella, haciéndole el amor de forma dulce, pero intensa.
Y ambos hubiesen podido seguir así por el resto de la noche, más el placer ya se estaba desbordando.
El ir y venir del pene se volvió más fuerte y rápido, disfrutando de la vagina de la mujer, del roce íntimo y delicioso que trajo consigo al orgasmo.
La chica cerró fuertemente los ojos, tratando de soportar las sensaciones que recorrían su suave figura, mientras rasguñaba la espalda de su amante.
* Renji, no pares, no aahhh !!. . . *
Arqueando la espalda, permitió que la verga del pelirrojo se enterrase un poco más en ella.
Renji tampoco pudo continuar, fue demasiado el ver a su compañera retorciéndose de placer mientras gritaba su nombre. La penetró quizás tres o cuatro veces más antes de eyacular, derramando su semen dentro de la mujer que siempre ha amado.
Luego todo fue calma y silencio, no parecía que minutos antes hubiese pasado un torbellino de pasiones en la habitación; que se desbordaran tantas emociones y sentimientos, no parecía ser el lugar donde dos amantes habían hecho el amor sin importarles nada más.
* Arigatou. * _Y fue la voz del teniente la que rompió el silencio. Sus palabras sin un sentido exacto para la joven._
* Me enamoré de ti el día que nos conocimos, cuando éramos niños. Y ahora. . . por fin estamos juntos. *
Rukia sonrió, mientras recostaba la cabeza en el musculoso pecho de su amante.
* Te amo !. *
Dijo ella. Luego simplemente cerró los ojos, estaba cansada y solo quería dormir en brazos del hombre del que se enamoró desde que era una niña.
Renji miraba al techo, abrazando el delicado cuerpo de la pelinegra.
Él estaba feliz porque ella lo eligió entre tantos hombres. Incluso, cuando conoció a Ichigo y fue testigo de lo unido que estaba a la pelinegra, Renji llegó a imaginar que toda posibilidad de volver a estar cerca de Rukia, de amarla, se había desvanecido.
Pero ahora entendía que Kuchiki veía al pelinaranja tan solo como un amigo en el que confiaba plenamente.
““Aunque me temo que para Ichigo, Rukia es más que una amiga. . . él la ama !.””
Pensaba el pelirrojo, consciente de los sentimientos que Kurosaki tenía por la mujer que ahora dormía entre sus brazos.
Abarai lo sentía mucho por Ichigo, pero él no volvería a separarse de Rukia.
De hecho, aunque Renji no pudo decírselo antes a la ojivioleta, él quería hablar con Kuchiki Taicho, pedir su aprobación para casarse con ella.
Porque él ansiaba ser todo para Rukia, quería ser su guardián y protector, ahora su amante. . . su esposo. Después de todo, él siempre sería. . .
““Su eterno enamorado.””