Por:
Maeda Ai
. . . . . . . . . . .
.:: Capítulo 2 ::.
Con las mochilas en la espalda, caminaban juntos de regreso a casa, conversaban y reían. Y a pesar de sus cortos nueve años, Renji sabía que estaba enamorado de su amiga Rukia.
""Quizás es ruda y habla como un chico, pero no le gusta que se aprovechen de los demás.""
Pensaba el pelirrojo, convencido de que la niña a su lado era maravillosa. Y cuando reía. . . él se estremecía y sentía que su corazón latía más rápido.
Renji estaba muy feliz de ser su mejor amigo y su mayor deseo es que siempre estuviesen juntos.
* Renji. . . oye, Renji !!. *
* Ah, lo siento, qué?. *
El chico estaba soñando con el futuro hasta que la voz de la pelinegra lo regresó al presente.
Rukia hizo un puchero antes de señalarle lo que pasaba cerca del rio.
* Mira !. *
Renji se fijó en lo que parecía ser una pelea. Al poner más atención, se dio cuenta de que eran cinco niños contra uno de cabello naranja.
""Que cabello tan raro.""
Pensaba, sonriendo con burla sin recordar que su cabello rojizo también resultaba extraño para los demás.
* ¡ Vamos !. *
* Espera, Rukia !. . . *
El pelirrojo la sujetó del brazo, impidiéndole ir donde la pelea.
* Son cinco contra uno, no es justo !!. *
La voz preocupada de Kuchiki, el enojo en su expresión al ver a un montón de niños abusivos y sus ojitos que, en silencio, le pedían que también ayudase a ese niño, todo aquello terminó por convencer a Renji, quien pensaba con resignación que ésta no era la primera vez que se metían en una pelea.
* Está bien, vamos. *
Rukia le sonrió y entonces bajaron hasta la orilla del rio, dispuestos a emparejar un poco las cosas. Más Renji se detuvo unos metros antes, impidiéndole a su amiga ir más allá.
* Pero que. . . *
* Déjame esto a mí !. *
* Pero, Renji, yo quiero ayudar !. *
* Y yo no quiero que te lastimen. *
La niña iba a responderle, pero el pelirrojo ya se había ido corriendo a ayudar al niño de cabello naranja. Rukia hizo un puchero mientras se cruzaba de brazos.
* Baka !. *
Susurró enojada, aunque haciendo caso a Renji al quedarse ahí.
* ¡ Oigan, ya déjenlo, abusivos !. *
Gritó el pelirrojo, con lo que los niños se detuvieron y miraron al chiquillo que se había atrevido a hacerles frente; compartieron miradas cómplices para luego reír a carcajadas, con lo que Abarai frunció el ceño; ¿qué era lo que les resultaba tan gracioso?.
*Miren, ese niño también se pinta el cabello.*
* ¡¡ Yo no me pinto el cabello !!. *
Gritaron el pelinaranja y Renji al mismo tiempo, con lo que se miraron el uno al otro por unos instantes. Así que por eso molestaban y golpeaban a ese chico, ¿por el color de su cabello?.
""Que tontería !.""
Pensaba Renji, ahora sintiendo empatía por el niño al que habían estado golpeando.
Lo que Abarai escuchó después, lo enfureció aún más.
* Metete en tus asuntos, cabeza de piña, jajaja !!. *
* Jajaja !!. *
El fuego ardió en los ojos del pelirrojo, quien no esperó más y corrió donde los niños, empujando y golpeando en la cara a un par de ellos, con lo que el pelinaranja quedó libre.
* Soy Abarai Renji. *
* Kurosaki. *
Se presentaron, con sus espaldas pegadas, cubriéndose el uno al otro y los puños en alto, mientras eran rodeados por el grupo de niños abusivos.
Luego, se lanzaron a pelear. Renji golpeó a dos niños, a uno en la cara y a otro en el estómago, dejándolos tirados. En tato Kurosaki también mandó a dos niños al suelo, aunque fue de un puñetazo en la cara a cada uno. Con esto, cuatro de los cinco niños ya estaban en el suelo, quejándose de los golpes.
* Ahora ya no se ríen, cobardes. Ja, no aguantaron ni un simple golpe. *
Les gritaba Kurosaki, mientras le lanzaba una mirada de enojo al niño que quedaba de pie y que parecía ser el líder. Invitándolo en silencio a enfrentarse a él, aunque dudaba que se atreviera a pelear solo. Ese niño era, sin duda, el más cobarde de todo el grupo.
* Ma, malditos. . . esto no se quedará así !. *
Gritó para luego girarse con la intensión de escapar, pero vio a la niña de cabello negro a unos cuantos metros. Sonrió, al parecer su venganza sería inmediata. Si no podía vencer a esos niños de cabello raro, se desquitaría con esa niña que parecía ser amiga de ellos.
El niño corrió, dispuesto a golpear a Rukia para luego huir, más antes de que su puño tocara la bonita cara de la pelinegra, ésta levantó con fuerza la rodilla, impactándolo en la entrepierna; el chiquillo se dobló de dolor, ni siquiera podía quejarse, era como si se hubiese quedado sin aire, tirado en el suelo con las manos en su entrepierna, como si con eso pudiese calmar el dolor.
Renji corrió donde Rukia, preocupado y lleno de ira. Y comenzó a patear al maldito cobarde por siquiera intentar lastimar a su amiga, aunque no lo lograse y se llevase la gran sorpresa de que Rukia podía defenderse sola.
La ojivioleta dejó que Renji desquitara todo su enojo con el líder de pequeños abusivos, mientras se dirigía donde el niño de cabello naranja quien, sorprendido, admiraba lo que esa niña acaba de hacer.
""Parece una niña pequeña y dulce, pero no lo es.""
Pensaba Kurosaki, fijándose en la seria expresión de la niña.
* ¿Estás bien?. * _Preguntó ella, preocupada mientras tocaba la mejilla del pelinaranja, roja por varios golpes._ * ¿Por qué te golpeaban?. *
Kurosaki se estremeció en una sensación de dolorosa felicidad que, a su corta edad, no podía entender. Y es que la pequeña mano de la pelinegra había pasado de simplemente tocarle la mejilla a acariciarle ésta.
Él estaba lastimado y cualquier toque le dolía, por supuesto, pero también se estremecía porque aquella niña le acariciaba con suavidad.
* Por, por mi nombre. *
Decía el pequeño, desviando la mirada, sonrojado ante el toque de la chiquilla.
La pelinegra iba a preguntarle su nombre, cuando sintió como la sujetaban por el tobillo. Era uno de los niños que Renji, con un solo golpe, había dejado en el suelo quejándose de dolor.
* N-no te metas, niña tonta !. *
Rukia dobló las cejas con enojo. Y, dedicándole la mirada de hielo que había heredado de su papá, la pequeña comenzó a pisarlo repetidamente en la cara y en la entrepierna. . .
* ¿A quién le dices tonta, debilucho?. *_La voz de la pelinegra sonaba muy intimidante mientras restregaba su pie en la entrepierna del niño._ * ¡ Discúlpate !. *
* Go. . . men. *
* ¡ Más fuerte !. *
* Gomen. . . nasai. *
* ¿Quién es el tonto?, baka. *
Kurosaki miraba, impresionado, la paliza que aquella niña le estaba dando a uno de los abusivos; él nunca había visto que una niña fuese tan fuerte. . . y violenta.
Cuando se cansó de "jugar" con aquel niño, la pelinegra se giró hacia el pelinaranja, dispuesta a seguir interrogándolo.
* ¿Cómo te llamas?. *
* Kurosaki. . . Ichigo. *
Ichigo esperaba que la niña se burlase ante su nombre, pero en cambio, le sonrió encantada.
* ¿En serio?. Me gusta mucho tu nombre. . . * _Le dijo ella; una expresión de felicidad iluminándole el rostro._
* Las fresas son mi fruta favorita. *
Si cualquier otro niño le hubiese dicho tales palabras, el pelinaranja le habría dado un par de golpes, pero esa niña le sonreía alegre y sincera, convencida de que "Ichigo" era un nombre relacionado con las fresas. Pero, en su caso, no era así.
* N-no es por las fresas. Significa "el protector. . . guardián". *
* ¿De verdad?. . . Entonces, tu nombre no solo es dulce, ¡ también es genial !. *
Ante las palabras de la pelinegra, Kurosaki se sonrojó aún más. Era la primera persona que le decía que su nombre era genial. Y, aunque le costara aceptarlo, también le gustó que ella dijera que su nombre era dulce. Pero eso jamás lo aceptaría frente a los demás.
* Yo soy Kuchiki Rukia. *
* ¿Ru. . . kia?. *
Confundido, Ichigo inclinó la cabeza; jamás había escuchado ese nombre.
* Significa "luz". *
Le dijo ella. El pelinaranja pensó que aquel nombre la describía perfectamente, pues cuando sonreía, era como si toda la tristeza y las nubes desaparecieran.
Y sonrió, una pequeña expresión que su cara ya no mostraba desde hacía algunos meses, pero que no podía reprimir al mirar a esa niña que le parecía bonita, aunque esto último jamás se lo diría.
A Ichigo le hubiese gustado seguir siendo el causante de las sonrisas de Rukia, pero Renji se acercó a ellos, después de dejar noqueado al niño que quiso lastimar a la pelinegra.
* Oye, Rukia, dijiste que las piñas eran tus frutas favoritas. *
Se quejaba el pelirrojo con las mejillas encendidas mientras se tragaba el orgullo. Pues, así como con Ichigo, cuando Renji confesó que muchos lo molestaban llamándolo "piña roja", Rukia le dijo que a ella le gustaban mucho las piñas.
*Me gustan las piñas, me gustan las fresas.*
La voz de Kuchiki sonaba al ritmo de una canción que acababa de inventar y en la que parecía muy entretenida.
Renji estaba celoso; frunció el ceño y le lanzó una mirada de odio al pelinaranja, quien le dedicó una mirada similar, aunque no por quitarle la atención de la ojivioleta, Ichigo simplemente no se dejaría intimidar, sin importar que Abarai lo hubiese ayudado.
Pronto, las miradas amenazantes se convirtieron en extraños apodos.
* Cabeza de naranja. *
* Piña roja. *
Los tres niños comenzaron a caminar, alejándose del lugar.
Rukia iba al frente, cantando una canción sobre frutas, mientras Ichigo y Renji la seguían, mirándose de mala manera al tiempo en que se molestaban mutuamente, criticando cualquier detalle que veían en el otro, el nombre, el cabello. Cuando se les terminaron las criticas físicas, empezaron otras que carecían de sentido.
* Cola de serpiente. *
* Luna cortante. *
* ¿Y eso qué significa?. *
Preguntó Ichigo, que no entendía de dónde demonios el pelirrojo pretendía molestarlo con eso; no tenía sentido. Renji se alzó de hombros, sin darle importancia.
* Lo eres y ya. *
* Baka. *
Los niños hubiesen seguido molestándose con sobrenombres tontos, hasta que, sorpresivamente, Rukia los tomó de las manos para que caminaran los tres juntos mientras ella, en medio de ambos, seguía cantando su extraña canción.
* Coctel de frutas !. *
Gritó la pequeña, con lo que los niños sonrieron forzadamente.
Pero no importaba, porque Rukia estrechaba suavemente la mano de cada uno, y con eso bastaba para hacerlos sentir bien.
En ese momento ninguno de ellos lo sabía, pero los tres se volverían muy buenos amigos, al grado de ser inseparables.