Por: Maeda Ai
. . . . . . . . . . .



No les habían dejado otra salida, así que se rebelaron a las reglas de todos.

Shinigamis, hollows, humanos, bah !; ellos eran, quizás, los que menos le preocupaban al pelinaranja. Fue la maldita moral, las normas de la estúpida sociedad de almas que no lo dejaban ser feliz al lado de su shinigami.

¿Shinigami?, no, eso no. . . ya no más.


""Solo somos un hombre y una mujer que pretenden amarse, solo eso.""


Pensaba, tratando de justificarse, pues aunque ansioso, también estaba consciente de que esto estaba prohibido. Y además, debía admitirlo, le resultaba un poco extraño estar así con la enana.


* I, Ichigo, espera. *


La voz de la chica lo sacó de los profundos pensamientos que en ese instante lo envolvían.


* No puedo esperar más, Rukia. *


Kurosaki apretó fuertemente la mano de la joven.

Esto era algo que él había estado deseando desde hace tiempo y ahora... no podía contenerse.

Las manos de Ichigo se aferraban a la cintura de la mujer, moviéndose de arriba hacia abajo, haciendo que la chica suspirara.

Tanto deseo llevó al pelinaranja a besar, casi delirante, el cuello de su compañera al tiempo que trataba de quitarle el lindo vestido azul y blanco que llevaba, más por la ansiedad y los nervios, simplemente no pudo.
Y fue Rukia quien se despojó a sí misma de casi todas sus prendas, conservando tan solo las bragas, haciendo gala de sus hermosos senos, adornados por sonrosados y duros pezones, como pidiendo ser explorados, y claro, Ichigo no lo pudo evitar. . .


* Ah, Ichigo !. *


La chica suspiró entrecortada.

Su compañero palpaba y estrujaba cariñosamente sus pechos, amasándolos a placer.

Y volvieron a besarse, ahora con más pasión, con más deseo, casi hasta a acabarse el aliento. Tenían la extraña sensación de que debían hacerlo rápido, porque quizás se arrepentirían en cualquier momento, o peor aún, que ésta sería la primera y única vez que pudiesen amarse. Y esa era una posibilidad que, sinceramente, a Ichigo le daba miedo.

Más ahora, en este instante, nada en el mundo, ni shinigamis, ni hollows, ni mucho menos los tabúes, podían frenar el ferviente deseo que el muchacho tenía por la mujer entre sus brazos.

Así, el joven se atrevió a deslizar sus labios sobre los cálidos pechos de la que pronto se convertiría en su amante; besando tranquila y cariñosamente el pezón izquierdo, mordiendo y succionando delirante casi al final.

Por su parte, Kuchiki no podía hacer más que abrazar a su apuesto compañero; acariciando su cabello, reteniéndolo allí para hacerla gozar de este amor prohibido.


* Ah, Ichigo, onegai... * _Le hablaba ella, entre jadeos._ * ¡ Te necesito ya !. *


Apenas la escuchó, el pelinaranja se detuvo un momento para fijar su mirada en los bellos ojos de la chica que yacía, voluntariamente, prisionera bajo su cuerpo. Qué feliz era al saber que ella compartía el mismo sentimiento que lo quemaba y consumía cada día.


""Aunque me resistí cuanto pude.""


Pensaba el muchacho, mientras miraba endiosado y deseoso a su chica; no una shinigami, ya no, ya no más.

Ichigo acarició con ternura una de las mejillas de Rukia, para luego trazar un amoroso camino de besos que inició en los labios de la joven, pasando por su cuello, deteniéndose por largo rato en los pechos femeninos y finalizando en la intimidad de la pelinegra, quien jadeó fuertemente al sentir la lengua masculina deslizarse de arriba hacia abajo en toda la extensión de su abertura vaginal.

Clavándose dentro suyo de vez en cuando, le causó un placentero cosquilleo.


* Mmm, I-Ichigo, aahhh !!. *


La chica respiraba agitada, gimiendo por el gozo que envolvía a su cuerpo.

Y ella misma terminó pidiéndole que la penetrara, que entrara en su cuerpo para volverse uno solo. Si fue el placer intenso, o el inmenso amor que tenía por el pelinaranja, no importaba, solo, solo. . . sabía que lo necesitaba.

Kurosaki miró a la mujer que le había cambiado la vida; estaba sorprendido, ligeramente confundido, podía decirse que la desconocía, Rukia no era así, y sin embargo ahora. . .


""Parece desesperada; está totalmente dominada por la lujuria.""


Pensaba el chico, creyéndose el culpable del drástico cambio en la actitud de su compañera y, aunque así era de alguna forma, no era razón suficiente para considerar la posibilidad de no ir más lejos.


* Ichigo, onegai !. *


Más de pronto, la voz de la joven formó una súplica que sacó al pelinaranja de sus pensamientos, despejando también cualquier duda que aun envolviese su pobre corazón.

Así, Ichigo guio cuidadosamente su pene a la vagina de la chica, presionando con suavidad, entrando en ella poco a poco.


*Oh, Ichigo... esperé tanto este momento !.*


Al escucharla, el pelinaranja lo entendió realmente.

La chica no era dominada por la lujuria, era el amor lo que la desesperaba, ese pecaminoso amor que no les permitía estar juntos; a ello se debía su ansiosa impaciencia.

Ichigo sentía la calidez del sexo de su compañera, quien lo abrazaba con fuerza y delicadeza a la vez; jadeó excitado por la caricia tan placentera, complacido con la estrechez de la vagina femenina y peleando contra el desesperado deseo de clavar totalmente su pene en el cuerpo de la chica.


""De, después de esto aceptaré el castigo que me impongan, pues no me arrepiento del enorme pecado que ahora mismo estoy cometiendo. Soy feliz. . . soy muy feliz !!.""


Bellos pensamientos de la pelinegra; a pesar de lo culpable que se sentía, no iba a renunciar a Ichigo y a su amor por él.

Y simplemente no podía entender cómo podía estar mal algo que se sentía tan bien y que además la hacía inmensamente dichosa.


* ¿Cómo puede ser esto un pecado, si es maravilloso?. *


Sin darse cuenta, lo que debió ser solo un pensamiento, escapó de los suaves labios de la chica, formando una oración.

Entonces, Ichigo la miró fijamente; melancolía y tristeza reflejaban sus ojos. En su cabeza, aun sonaban las palabras de Renji. . . si quería que Rukia esta vez sí fuese ejecutada...

¡ Claro que no !.


* Por eso quise alejarme de ti, yo. . . *

* Sshhuu. *


El muchacho fue callado por un dulce beso de su amada y reconfortado por los brazos de la misma que lo rodearon tranquila y cariñosamente.


* No pienses más en eso. . . ¡ yo también te amo !. *


Le dijo ella, acariciando con ternura una de sus mejillas.

Él solo sonrió, olvidándose de todos sus problemas y concentrándose por completo en hacerle el amor a la chica entre sus brazos.

Logrando controlar sus fuertes deseo y lujuria, la penetró dulcemente, con suma suavidad y paciencia, robándose la virginidad de la joven sin causarle mucho dolor.

Así, Ichigo miraba complacido cómo su pene se deslizaba ya sin problemas, dentro de aquel hermoso cuerpo; entrando y saliendo en un ritmo constante, cuyo roce entre sus sensibles pieles los acercaba poco a poco al éxtasis.


* Oh, Ichigo !. . . no quiero que esto termine, nunca, nunca !. . . *


Fueron las palabras de Rukia, quien, debido al placer, se movía intranquila bajo el cuerpo de su amante.

Sus lindos pechos subiendo y bajando, moviéndose al compás de su agitada respiración. Ante la imagen, el pelinaranja no pudo contenerse, y dejando caer todo el peso de su cuerpo sobre la suave figura de la mujer; dejó a sus labios y lengua juguetear un poco con aquel perfecto par de pezones, lamiendo uno mientras apretaba el otro.

Su miembro seguía refugiado en la cálida vagina de Rukia, aquella que le estaba regalando la caricia más íntima que pueden compartir un hombre y una mujer.

Le estaba regalando placer, le estaba regalando su cuerpo y su voluntad... le estaba regalando todo su amor.

Ichigo estaba más que complacido y satisfecho al ver cómo su pene se enterraba en el cuerpo de la chica, cuyos ojos reflejaban un brillo intenso, radiante de felicidad, felicidad que la embargaba por el solo hecho de sentir a su hombre dentro suyo. Definitivamente nunca olvidarían este momento.

De pronto, el pelinaranja comenzó a jadear con fuerza; el placer se estaba volviendo cada vez más fuerte, casi insoportable. El constante roce entre sus sexos por fin los había hecho llegar al máximo gozo. . .

Habían comenzado a moverse, aumentando la velocidad de la penetración; Rukia se mordió el labio inferior para no gritar, mientras la respiración de ambos se agitó y les costaba jalar aire. Los amantes estaban temblando.

Rukia retorció las sábanas de la cama que la soportaba a ella y a su amante y, lanzando un suave gemido, sintió cómo las paredes de su vagina se contraían con fuerza, gracias al orgasmo que la estaba recorriendo por completo.

E Ichigo, por su parte, disfrutaba de la intensa y exquisita sensación de sentir cómo su pene era aprisionado por el delicado sexo de su enana, llevándolo a él mismo a embestirla con más fuerza, hasta que su propio éxtasis lo hizo colapsarse agotado sobre el cuerpo de su amada, al tiempo que el semen corría libremente dentro de la joven, provocándole una sensación tranquilamente placentera.

Exhausto, con los ojos cerrados, Kurosaki dio un largo suspiro.

Permanecieron abrazados por un buen rato, sin palabras que adornaran el aire, tan solo el entrecortado sonido de la respiración de ambos.

Irónicamente, aquel momento, por bello que fuese, también resultaba incómodo, pues aunque se sentían llenos y completamente felices, aún estaba la pequeña espina del pecado.

Él estaba vivo, ella no. . . y eso era algo que no podían cambiar, por mucho que se amen.


* ¿Te arrepientes?. *


Preguntó el pelinaranja.
La incertidumbre acerca de los pensamientos de Rukia, lo hacía temblar.


* Ie. *


Ella negó con la cabeza para luego besarlo con ternura, dejando que él descansara la cabeza sobre sus senos.

Así, desnudos, abrazados sobre la cama, ajenos estaban al mundo que les impedía amarse.

Habían cometido uno de los peores pecados y, sin embrago, no se arrepentían.


""Somos felices.""


Pensaban los enamorados; una tranquila sonrisa plasmada en sus rostros.

Sí, serían castigados después de esto, más eso era algo que poco les importaba.

Por ahora, tan solo por ahora, querían seguir así, pues al menos, en este momento, eran los pecadores más felices.



Finalizado.

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Aunque el ichiruki quedó muy OoC, tenía que adaptar para Bleach esta historia que escribí de Angel Sanctuary.

Sin embargo, la razón del pecado cambió mucho de una versión a la otra. La idea es que el amor de ambas parejas está prohibido.

En el caso de Ichigo y Rukia, porque él es un humano y ella un espíritu. Aunque eso no fue impedimento para Isshin y Masaki ¬¬' .

—I LOVE ICHIRUKI—

~*~

Este fanfiction fue escrito por Maeda Ai.

Y es material de Paradise

Si llegan a encontrar una historia similar a esta (con los mismos diálogos y situaciones), o con el nombre de otro autor(a), será sin mi consentimiento y por tanto un engaño.


Totalizado el 25 de Agosto de 2020.

Versión Angel Sanctuary:
Totalizado el 01 de Septiembre de 2005.


La dama del Hentai: Maeda Ai

*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*