||   PORQUE ME PERTENECE    ||


     Por: Maeda Ai
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                                                                      .:: Capítulo 2 ::.
       “Mía... aunque tenga que obligarte”



Ella, temerosa, lo miraba.
El shaman se acercaba lentamente en tanto ella parecía haberse congelado de miedo o algo así, lo suficiente como para no moverse más de diez centímetros.


* No te atrevas a dar un paso más, Hao Asakura.... si te acercas juro que, que yo... *


Su dialogo fue inconcluso.
En cuestión de segundos el shaman avanzó más de tres metros hacia ella, lo hizo con tal velocidad que Anna se asustó al verlo repentinamente frente a ella y siendo separados por apenas unos cuantos centímetros.


* ¿Qué harás?. Sabes que no puedes hacer nada; no importa cuán fuerte seas, jamás podrás detenerme. *


Sus palabras la hirieron en el orgullo, aunque sabia que el chico tenia razón.
Aun así, Anna se atrevió a estamparle la mano en la mejilla derecha; Hao lo permitió, lo deseaba... de alguna forma lo excitaba.
Fue así que instantes después de recibir la tremenda bofetada de la rubia, se apresuró a robarle un beso.
Los ojos de la sacerdotisa se contrajeron apenas sintiera el contacto, contacto que no duró mucho pues ya que la joven se separó de él apenas pudo.


Sintiéndose ligeramente libre, trató de abofetearlo por segunda vez, más él detuvo su atrevida mano, y después la otra, cuando la itako quiso repetir el incidente del día en que se conocieron.
Con una pequeña cantidad de su fuerza fue suficiente para que Hao le impidiese toda clase de movimiento. Entonces la besó cuanto quiso y donde quiso.
Acarició sus labios con los propios para luego deslizar su ansiosa lengua a lo largo del cuello de la joven.


* ¡Detente ya, Hao!. No te atrevas a seguir. *


La sacerdotisa insistió, siendo ignorada por largo rato.

Hasta que al joven se le ocurrió bajar la guardia y preguntar...


* ¿Por qué te resistes?. Soy el shaman más fuerte de la tierra... ¿No es eso lo que querías, un shaman perfecto?. *


* No, no, no!!.
_Gritó histérica._ * Yo no quiero nada con tigo, ¿entiendes?. *


Él, un tanto más calmado, la miró; la que no entendía era ella. Él sabia perfectamente que no amaba a su hermano, lo quería pero no lo amaba. Entonces... ¿por qué se negaba?.


* Deja de resistirte, Anna. ¡Esto te va a gustar!. *


Intentó besarla nuevamente después de esas palabras, aunque apenas fue capaz de rozar fugazmente sus divinos y tentadores labios.
A duras penas, ella lo alejó de si, mirándolo a los ojos por un instante; ese shaman estaba loco de deseo por ella, pero....


* ¿Cómo podría gustarme?. Se supone que yo debería estar con Yoh no con tigo. *


Por alguna razón aquellas palabras lo hicieron enojar. No un enojo cualquiera, estaba furioso, como si le hubiese lastimado el orgullo.

Ni siquiera pensó lo que hacia, perdió todo control de si mismo.
Elevó la mano derecha para abofetearla con tal fuerza que la hizo girar la cabeza a un costado y caer de lado sobre la cama. Los ojos de Hao habían perdido el color, pero cuando se percato de lo que había hecho fue recuperando la conciencia.
¿Cómo pudo golpearla?....
Es cierto que calcinó a muchas personas por atrevimientos menos graves que el de la itako, pero.... por alguna razón, nunca quiso hacerle daño a ella. Y ahora....


Anna sollozó un poco. El dolor era inmenso, quizá porque nunca antes lo había sentido, y es que nadie se había atrevido a ponerle la mano encima.... hasta ahora.
Se incorporó levemente mientras se tocaba su adolorida mejilla y miraba con rencor al shaman. Esos ojos negros le demostraban furia y en el fondo... temor, aunque abundantes lagrimas escapasen de ellos.
Él intentó decir algo, pero la itako no lo dejó.


* Te odio, ¿me oyes?. ¡TE ODIO, HAO ASAKURA!. *


La sacerdotisa le gritó con fuerza para luego abandonar la cama y correr hacia la puerta de la habitación.

El joven de morena piel estuvo inmóvil por un instante; por alguna razón que él desconocía, aquellas palabras le causaron la nueva y rara sensación de dolor en el pecho, pequeño pero creciente dolor.

Mientras tanto, Anna jaló y empujó la perilla de la puerta, pero ésta no cedió; entonces supo que le sería difícil salir de ahí ilesa.
Se estaba desesperando, pero sentirse abrazada pareció paralizarla por completo. Hao la abrazaba desde atrás pegando su cuerpo al de ella.


* No vuelvas a decir eso. *


* ¡No me toques, aléjate!. *


Anna respiraba cada vez más agitada. No cabía duda, le tenia miedo, y eso era lo que Hao menos quería, que ella al igual que el resto del mundo le tuviese miedo.


* Quédate a mi lado. *


La itako no entendió sus palabras; ¿qué era lo que en verdad quería de ella?.
Poco tiempo tuvo para pensar en ello, pues el shaman la sujetó firmemente y de un solo movimiento se la echó, literalmente, sobre el hombro para llevarla nuevamente a la cama.


* Ya bájame, animal. *


Él no le hizo caso.
El rostro de la joven estaba teñido de rojo; golpeaba la espalda del muchacho sin ninguna respuesta. De cualquier forma, él apenas sentía sus inútiles esfuerzos.

Hasta que la dejó caer de mala gana sobre el lecho. Sin darle tiempo a reaccionar, se recostó sobre ella, inmovilizándola por completo con su cuerpo. Así que la besó con fervor y deseo; ocupó sus labios insistente mientras sus ansiosas manos comenzaban a palparle los senos y poco después a estrujarlos sin ningún tipo de miramientos.


Anna lloró de nuevo, se sentía tan impotente ante los impuros deseos del shaman. Su llanto aumentó cuando el joven tiró con leve fuerza de su vestido, desgarrando la parte superior de este más la ropa interior que llevaba.
Sus hermosos senos quedaron descubiertos, siendo admirados por un shaman que ya estaba fuera de si. Poco tardó en “atacar” los pechos de la mujer. Probó sus senos como si en ello se le fuera la vida; besándolos con insistencia y succionándolos sin importarle el dolor que esto le provocaba a la itako.


Los oídos de Hao se volvieron sordos ante los gemidos de desesperación que escapaban de la boca de la chica, mientras su lengua seguía recorriendo ese par de encantos femeninos, lamiéndolos con profunda lujuria.
En tanto, las lagrimas de la rubia sacerdotisa parecían emerger con el simple contacto de los labios del shaman sobre su piel.

Fue entonces que dejó de forcejear y maldecir.
Anna, olvidándose de su orgullo, le pidió a Hao que la dejase en paz. Su quebradiza voz pidió una y otra vez por su libertad, pero él parecía ignorarla.
Cada instante, cada beso y cada vez que sus manos le estrujaban el cuerpo, ella le insistía en que se detuviera. Incluso terminó suplicándole entre sollozos e incontenibles lagrimas.


* Por favor... * _Rogó._ * Ya detente. *


A pesar de sus suplicas, Hao pretendía besarla en los labios, pero vio su aterrada expresión. El increíble miedo en sus ojos, miedo a él, sin mencionar la agitada respiración de la joven.

Ese temor, ese maldito temor era lo que el shaman más odiaba, que le temiesen de esa forma.
Él nunca quiso lastimarla, si lo hizo fue porque ella se negaba a estar con él.


Entonces... cuando sus pupilas se contrajeron y perdieron color, cuando la furia se apoderó nuevamente de él, sujetó violentamente a la itako hasta dejarla boca abajo sobre la cama. Terminó por romper lo que quedaba de aquel hermoso vestido de novia y luego posó las manos en las caderas de la rubia para guiar su duro y erecto pene a la cavidad femenina.

De un solo empuje introdujo más de la mitad de su instrumento sexual, perforando la vagina y desgarrando el himen de la itako.


* Aaahhhhh. *


Un fuerte grito escapó de su boca; sentía como si la hubiesen partido en dos.
El dolor era tan agudo y punzante que le rogó al shaman por que saliera del interior de su lastimado cuerpo.

Sus gritos y sollozos, una vez más, fueron ignorados.
Hao hacia fuerza para adentrarse todavía más en aquel lugar donde una parte de si encontraría placer para expandirlo al resto de su cuerpo. Sin embargo, solo logró que los gritos de la joven aumentasen.


* A-Anna?... *


Al ver el sufrir de la sacerdotisa, y la sangre que de esta hubo manchado las sabanas, el shaman pareció reaccionar. ¡¿Tanto la había lastimado?!. No quiso hacerlo, pero la deseaba tanto que.... perdió el control de si, solo quería tenerla.
Por fin puso atención a sus suplicas, a su llanto. Lloraba cansada pero desesperada; su dolor era y es inmenso.


* Anna, yo... yo no quise.... *


Ella no reaccionaba a las palabras del chico, tan solo seguía recostada, tratando de ignorar el dolor.


* E-esto no es lo que deseaba... para mi noche de bodas, para mi primera vez. *


De pronto la itako le echó en cara el salvajismo que con ella había cometido.
Ella siempre soñó que al estar por vez primera con un hombre seria algo hermoso, inolvidable... mágico.


Pero ahora...
Se encontraba sobre la cama, lastimada física y emocionalmente por y con un hombre con el que nunca imaginó llegar a estar, el shaman más desquiciado de la tierra...
Aquel que no descansaría hasta poseerla.... de todas las formas existentes.



Sin finalizar.

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Lo anterior viene siendo un Lime... solo esperen el siguiente capítulo y verán 7w7. En tanto este fue un poco violento.

Originalmente, este y el siguiente capítulo eran uno sólo, pero era muy, muy largo, así que lo dividí en dos, por eso lo más emocionante viene en el otro.

~*~

Este fanfiction fue escrito por Maeda Ai.

Es material de Fallen Angel

Si llegan a encontrar una historia similar a esta (con los mismos diálogos y situaciones), o con el nombre de otro autor(a), será sin mi consentimiento y por tanto un engaño.

POR FAVOR, NO ROBEN MIS IDEAS Y/O FANFICTIONS.


Totalizado el 12 de febrero de 2004.


maeda-ai@hotmail.com
La dama del Hentai: Maeda Ai.


Por razones de tiempo...

NO escribo:
Continuaciones de fanfictions.
Fanfictions a petición.
Crossovers.

-- No presto mis Fanfictions. --

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