||   PORQUE ME PERTENECE    ||

     Por: Maeda Ai
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                                                                      .:: Capítulo 5 ::.
               “Lujuriosos pensamientos”



* ¿Le dijiste?. *


Con esa pequeña pregunta lo recibió.
Él había ido a hablar con su hermano; tenia que decirle que ella estaba bien y que no se preocupara más. Fue un favor que la itako le vino pidiendo durante varios días y que él aceptó.


Lo hizo por ella, por sus lindos ojos negros que suplicantes lo miraban, además aprovechó para hacerle la vida imposible a su gemelo menor.
Si... le dijo cuanto disfrutaba de hacerle el amor a la joven sacerdotisa, y como ella terminó por entregársele plenamente. Ahh, ver la mezcla de furia y tristeza en el rostro de su hermano seria un grato recuerdo que permanecería en su mente por mucho tiempo.
Pero ahora tenia cosas mucho más importantes que hacer, que pensar.... que desear.


Sin responderle a la chica, el shaman se acercó a ésta para abrazarla suave pero firmemente.
Quiso mirarla a los ojos y vagar en el mar de sensaciones que esto le provocaba; le gustaba hacerlo pues al clavar la mirada en esas bellas gemas negras, éstas le reflejaban lo que el joven de largos cabellos tanto deseaba saber.... que le pertenecía. Era como si la misma Anna se lo dijera con palabras.


Deseoso por completo de ella, la besó intensamente, permitiendo que su lengua se aventurase a viajar el interior de la boca femenina para jugar traviesamente hasta encontrar a su compañera de juegos.... la lengua de la chica.


Hao la sostenía aferrado a su pequeña y fina cintura, en tanto ella ni siquiera lo abrazaba, tan solo se dejaba hacer. Que el shaman la recorriese y besara a su entero gusto.
Y si bien pareciera que ella poco participaba en aquel contacto, sus ojos cerrados y el rojo en sus mejillas le hacían ver al joven lo mucho que su amante disfrutaba de sus caricias, sin mencionar que la rubia, al igual que él, parecía querer comérselo a besos.


Pronto el shaman de largos cabellos castaños deslizó sus ardientes labios hasta el cuello de la sacerdotisa; quería tatuar las huellas de sus besos en esa blanca piel de porcelana, esas marcas prueba de que la mujer era de él y solo de él.


* E-en serio, Hao... ¿solo le dijiste que no se preocupara, ni me buscara más?. *


La duda hizo que la itako, entre jadeos, insistiese en saber hasta que punto llegó esa conversación entre hermanos. Conocía al hombre que ahora la besaba; no iba a conformarse con solo decirle eso a su hermano, no!.... seguro lo molestaría con, con....


* Le dije todo.... * _Confesó sin siquiera hacer caso a las palabras de la rubia._ * ... que eres mía, que me amas, y que mejor se olvide de ti. *


Terminó de decirle mientras deslizaba los finos tirantes del vestido de Anna, haciendo que estos bajaran develando un poco del cuerpo de su linda mujer.


* Pero, Hao... no debiste de.... *


Anna no pudo terminar de quejarse pues los labios del apasionado shaman habían vuelto a ocupar los suyos, elevándola suavemente y haciéndola olvidarse de todo aquello que no fuera el hombre frente a ella.

El joven de morena piel dejó que los tirantes del vestido se deslizaran por completo, provocando así que la prenda de ceda blanca cayera al piso.
En cuestión de segundos la itako quedó expuesta ante Hao, siendo la delgada ropa interior el único obstáculo para el shaman de fuego.


* Luces muy linda así. *


Las mejillas de la sacerdotisa volvieron a adquirir tonalidades rojas gracias a las palabras de su amante.
No sabia si el chico intentaba sonar tierno o sensual con aquella frase. Sin embargo no pudo pensar más en ello, Hao la besaba nuevamente y cada vez con más deseo mientras permitía que sus grandes manos exploraran el frágil cuerpo de la mujer.

Los besos eran tan intensos y ardientes, que la rubia ni siquiera se dio cuenta en que momento fue despojada del resto de su ropa; viéndose a si misma desnuda, una vez más, frente a aquel shaman de mirada seductora.
Era inevitable, ella también lo deseaba a pesar de no encontrar razón alguna para hacerlo.


Anna lo despojó de aquella ropa que tanto le estorbaba en ese momento; atenta, observó como los pantalones del joven caían al suelo, mostrándose ante ella el miembro erecto de su amante. No podía creerlo, él ya estaba listo para penetrarla y no había pasado mucho tiempo desde que se dieron el primer beso de la noche.

Las ideas iban y venían sin dejar recuerdos claros en ella; sintió como el shaman la tomaba entre sus brazos y la llevaba hasta la cama, haciéndola sentarse al borde de ésta.


Callada, nerviosa, observaba como Hao le separaba lentamente las piernas; los escalofríos llegaron a ella conforme los traviesos dedos del joven le recorrían la piel, incluso arqueó al espalda al tiempo en que emitía un sin fin de gemidos placenteros.
Así, el shaman aprovechó para posar la cabeza entre las piernas de la itako. Las ansias eran tantas que de inmediato se dedicó a explorar el sexo femenino.


* No espera, Hao... no hagas... aahh!!. *


De nada servían las palabras de la sacerdotisa; el joven se dio a la tarea de separar cuidadosamente los labios vaginales de la itako para introducir lo más posible su lengua.
Anna se sintió incapaz de abrir los ojos, las caricias de su amante la estremecían y ni que decir de su lengua fungiendo como intrusa en su cuerpo.

Lo que hubo comenzado como pequeños besos a su clítoris cada vez se volvió más intenso, la mujer solo podía retorcerse conforme los labios del muchacho succionaban su vagina.
Fue entonces que la rubia separó completamente las piernas para que el contacto fuera mayor; le encanta lo que estaba sintiendo, le producía un placer increíble, era una sensación de choques eléctricos que la hacia jadear y gemir sin poderse controlar.


Estaba completamente agitada, apretando las sábanas mientras se retorcía de placer; hasta que llevó las manos a la cabeza del shaman, enredando los dedos en su largo cabello castaño, acariciándolo suavemente ya sin poder apartar la mirada de ese hombre tan apuesto.


Se mordía los labios para no gritar, no quería que esto terminara todavía. Y aunque hubo momentos en que estuvo muy emocionada y jadeaba sin parar, sentirlo introducir su lengua en su vagina mientras ésta se abría paso para permitirle la entrada a Hao, era algo que la estaba volviendo loca.

Su insaciable amante introducía y sacaba su lengua cada vez más rápido produciéndole a la joven una sensación de ansiedad muy grande dentro de ella y que crecía segundo a segundo.


* Hao, aahhh.... Haaooo!!. *


Gimiendo locamente debido a un delicioso orgasmo, la itako se retorció nuevamente aun con la cabeza del chico entre sus piernas.
El corazón le latía rápidamente y respiraba agitada; terminó por extender los brazos hacia arriba como tratando de relajarse.


* No sé porque.... pero creo que te gustó. *


* ¡Baka!. *


El joven Asakura rió divertido.
No era la primera vez que le hacia algo así a la sacerdotisa, pero siempre se sorprendía de la forma en que la chica gemía por él; adoraba escucharla.

La itako se encontraba cansada, pero el shaman apenas estaba entrando en calor, calor que lo llevó a deslizar sus atrevidas manos por todo el cuerpo femenino, sintiendo, explorando y disfrutando de cada rincón que tocaba.
Hasta que ajustó las manos a los bellísimos senos de la rubia, acariciándolos suave y lentamente, disfrutando de la incomparable sensación de sentirlos con sus manos, para luego estrujarlos con fuerza y excitación.

Complacido la escuchó gemir; estaba dispuesto a seguir hasta que....


* No, espera.... * _Fuera detenido por Anna._ * ... es que a veces... me lastimas. *


* ¿Te lastimo?. *


Su amante la miró incrédulo.
Solo le había hecho daño una vez, la primera noche que estuvieron juntos, cuando se la quitó al imbécil de su hermano. Recordaba muy bien el dolor opacando la belleza de su rostro, estaba más que arrepentido de haberla forzado, pero.... incluso ahora suprimía casi toda su fuerza con tal de no hacerle el más mínimo daño.... porque la amaba.

La itako lo miró como si leyese su mente.
Él se excitaba tanto que la poseía de una forma tan fuerte y violenta que a veces le causaba dolor, aunque también mucho placer....


Permanecieron en silencio por unos momentos mientras se acariciaban mutuamente. Poco después, el shaman reinició con la lluvia de besos sobre aquel cuerpo de pálida piel, entreteniéndose con el sensible cuello de la chica con lo que la hizo gemir sutilmente.


* ¡Lo siento!. *


¿Había escuchado bien?; se había disculpado con ella de la forma más tierna y tranquila que pudiera recordar.
Agradada, lo besó con pasión inusual en ella; primero posando sus labios sobre los del muchacho para luego trazar un camino por todo su musculoso y perfecto cuerpo.
Viajando de la boca al cuello del shaman para seguir bajando lentamente hasta detenerse frente al pene que ya varias veces había estado dentro de su cuerpo.


Ahí estaba ella, de rodillas observando el miembro de su amante. Contemplándolo por apenas unos pocos segundos; alzó la mirada y buscó la del chico cuyos ojos se hallaban clavados en ella.

El joven pasó la lengua alrededor de sus labios, como saboreando lo que Anna iba a hacer.


Hao le sonrió lujuriosamente a la rubia, incitándola a continuar y llevar a cabo los morbosos pensamientos que ocupaban su mente...



Sin finalizar.

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Otro encuentro en la cama, aunque este está algo suavecito.

La situación está inconclusa ya que la continuaré en el siguiente capítulo, que por cierto, contendrá el final.
Soy perversa, lo sé, dejé la parte más interesante para después 7w7 .

~*~

Este fanfiction fue escrito por Maeda Ai.

Es material de Fallen Angel

Si llegan a encontrar una historia similar a esta (con los mismos diálogos y situaciones), o con el nombre de otro autor(a), será sin mi consentimiento y por tanto un engaño.

POR FAVOR, NO ROBEN MIS IDEAS Y/O FANFICTIONS.


Totalizado el 12 de febrero de 2004.


maeda-ai@hotmail.com
La dama del Hentai: Maeda Ai.


Por razones de tiempo...

NO escribo:
Continuaciones de fanfictions.
Fanfictions a petición.
Crossovers.

-- No presto mis Fanfictions. --

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