Por:
Maeda Ai
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.:: Capítulo 6 ::.
“Porque te amo tanto”
La joven itako estaba de rodillas frente al miembro de su amante; lo contempló por apenas unos segundos antes de tomarlo con ambas manos e introducirlo en su boca, degustando aquel pedazo de carne y haciendo gemir al shaman de fuego.
* A-Anna!!... *
Hao apenas fue capaz de llamar a la chica.
Estaba sorprendido, era la primera vez que la rubia hacia algo así, y pensar que ni siquiera se lo había pedido.
La sacerdotisa comenzó a deslizar la lengua a lo largo de aquel instrumento sexual que la volvía loca de placer. Cerró los ojos dejándose llevar mientras disfrutaba y hacia disfrutar a su hombre; degustando el miembro masculino como si de un helado se tratase.
El gozo, la sensación de sentirlo palpitar dentro de su boca la llevó a meterlo y sacarlo cada vez más rápido al tiempo en que una de sus manos estimulaba los testículos del joven shaman.
El muchacho dejó que la rubia lo escuchara gemir en varias ocasiones. ¡KAMI!, ella era maravillosa.
Esa mujer lamía y succionaba golosamente, provocando grandes estragos al amo del fuego; el placer que la itako le estaba proporcionando era tanto, que el chico se dejó poseer por el intenso placer que recorría su miembro.
Desesperado por clavar su pene el interior del sexo femenino, Hao hizo que Anna se apoyase sobre sus cuatro extremidades en la cama, y sin decir una sola palabra, la penetró apresurado y ansioso.
* E-espera, Hao... aahhh!!... *
Anna se sorprendió ligeramente al sentirse penetrada de esa forma tan fuerte y rápida, pero excitante y profunda a la vez. Lo único que sintió fue placer recorrer su vagina conforme el miembro del shaman se adentraba cada vez más en su excitado cuerpo.
Los sonoros gemidos inundaron la habitación; la sacerdotisa creía morir de placer al sentir como se le ensanchaba la vagina para poder recibir el grueso y duro pene que clamaba por llegar al fondo de ella y quedarse allí hasta derramar su esencia.
Después de hacerlo tantas veces, Kyouyama comenzaba a acostumbrarse a la forma tan posesiva en que el muchacho le hacia el amor. Y quizás era más que simple costumbre.... Hao se había vuelto cuidadoso después de la primera vez que lo hicieron, no obstante seguía siendo un hombre fuerte y agresivo en el arte de amar.
Inconscientemente comenzó a compararlo con Yoh.... No, no, nunca estuvo con el menor de los gemelos Asakura, pero teniendo en cuenta su pacifica y sumisa forma de ser, Yoh hubiese sido un amante pasivo que la hubiese hecho suya con un cuidado extremo....
“Y hasta exagerado.”
Pensó la itako.
Y eso no era lo que ella quería, no. De haberse casado con el niño bueno de la familia, viviría insatisfecha tanto sexual como sentimentalmente.
Más pensar en ello ya no tenia ningún caso. Ahora era la mujer de Hao Asakura, el shaman más poderoso que haya pisado la tierra; es cierto, el no se convirtió en Shaman King pero el titulo era algo sin importancia; de haber querido, el joven de largos cabellos lo hubiese ganado con suma facilidad.
Hao es el hombre fuerte y posesivo que Anna siempre quiso y se lo estaba demostrando justo en este momento, cuando sus fuertes envestidas hicieron que la rubia suplicase porque siguiera dentro de ella.
* N-no, no te detengas.... *
Anna movía las caderas al ritmo que le marcaban las penetraciones del chico Asakura, quien había logrado introducir la totalidad de su pene; entrando y saliendo, siendo deliciosamente aprisionado por la vagina de la mujer.
Habiéndose tranquilizado un poco, Hao entraba y salía suavemente del interior de su mujer, siempre adentrándose un poco más en cada embestida; escuchando satisfecho como jadeaba la itako mientras recibía completamente aquel pedazo de carne caliente.
Esos bellos ojos negros estaban nublados por la ansiedad y el deseo, y al girar el rostro para poder ver a su amante, Anna solo pudo excitarse aun más.
Verlo tan dedicado y apasionado, penetrándola de aquella forma tan desquiciada, simplemente la hacia feliz, le hacia desear que esto fuera algo que hicieran eternamente.
* Hao... yo, yo... *
Las palabras de Anna se cortaron; el miembro de su amante se había enterrado completamente en su cansado cuerpo.
El joven de largos cabellos se detuvo por un momento, entreteniéndose al acariciar las caderas y la espalda de la joven.
* Me tienes loco de deseo por ti, un maldito deseo que no se acaba... *
* Haooo!!... *
El nombre de su amante fue apenas un pequeño susurro. Anna estaba tan cansada y entregada que recargó la cabeza sobre la cama, dejándose poseer al entero gusto del shaman de fuego mientras su vagina se llenaba completamente con el duro pene del muchacho.
* ¡Te amo... Hao Asakura!. *
Su confesión fue acompañada por suaves suspiros y jadeos, mientras en medio de su cansancio, solo sentía como el shaman comenzaba de nuevo a moverse encima de ella.
La sacerdotisa gemía y pujaba fuertemente al sentir los golpes del pene del hombre sobre ella, ese miembro masculino que se ensanchaba cada vez más, haciendo que la excitación de la joven rubia llegara al esperado clímax.
Abrió desmesuradamente los ojos, el placer la recorría infrenable; su sexo se contraía, apretando el pene del shaman, como tratando de retenerlo dentro suyo por más tiempo.
Anna gimió cansada y satisfecha; en ningún momento esperó que Hao saliese por completo de su vagina e inmediatamente después la penetrase nuevamente hasta el fondo de una sola embestida.
* Aahh, Haooo!!.... *
Un grito emergió de sus secos labios.
La itako fue presa de un nuevo y sorpresivo orgasmo el cual estremeció su cuerpo, haciéndola jadear de gozo y placer mientras el muchacho seguía penetrándola por un rato más hasta que, sin decir una sola palabra, salió completamente de su mujer.
Los ojos de Anna se posaron curiosamente sobre el atractivo rostro de Hao; él aun no terminaba y estaba frente a ella con el pene aun erecto.... no lo pensó dos veces....
Por segunda vez en la noche, la chica tomó con sus manos el miembro de su compañero, introduciéndolo a su ansiosa boca.
Solo pudo recorrerlo con sus labios y lengua por breves momentos.
* A-Anna... oohhh, Anna!!... *
El shaman suavemente la sujetó del rubio cabello mientras gemía profunda y sonoramente; eyaculando dentro de la boca de la mujer, quien saboreo y bebió lo más que pudo del salado semen de aquel hombre.
Cuando todo hubo acabado, Hao besó y abrazó a la sacerdotisa, para luego recostarla con suavidad, cubriéndose a ambos con las sábanas.
No importaba que el deseo sexual se hubiese esfumado, él seguía besándola insaciable, y ser correspondido por Anna le producía una sensación que no podría describir con simples palabras, solo sabía que lo que más deseaba en esta vida era la compañía de la joven.
Tanto la quería que incluso la acarició con tal suavidad que la itako apenas y sentía los delicados roces de las manos masculinas, como si éste temiese lastimarla de nuevo.
* Me tratas como si fuera de cristal. *
* Para mi lo eres. *
La chica sonrió.
Le había gustado mucho lo que hicieron; habiendo sentido emociones y sentimientos de por medio no era para menos el haber disfrutado de la compañía, las caricias y los besos de este hombre, de su cuerpo.... de él.
Anna acarició con cariño el rostro del shaman de fuego; no entendía, en verdad no entendía como es que alguien como él pudo haberse ganado su frío corazón. ¿Cómo lo logró?, si incluso la lastimó la primera vez, entonces.... ¿por qué?, ¿por qué se enamoró de él?.
* Sabes?, Anna... desde que estas conmigo, me siento el hombre más feliz del mundo.... ya no podría vivir tranquilo sin ti.... *
* ¿Q-qué dices, Hao... ?. *
Ni siquiera se dignó a mirarla, los apasionados ojos del primogénito de los Asakura se posaron entretenidos sobre el fascinante techo de la habitación. Más fueron las palabras del amo del fuego la respuesta que ella tanto buscaba.
Él la necesitaba, y ella al darse cuenta se enamoró perdidamente de ese hombre. Es que.... ¿quién iba a pensar que éste shaman tenia un corazón?.... corazón que la amaba a ella y solo a ella.
Ya se lo había dicho con anterioridad, pero no le creyó del todo. Mas ahora estaba segura de ello, que Hao la amaba.... y ella a él.
* Y-yo soy feliz.... de ser tu mujer, Hao. No quiero separarme de ti.... nunca!!. *
El joven de largos cabellos sonrió, una sonrisa corta.
Los labios de la sacerdotisa se habían posado sobre los suyos, envolviéndolo en un mar de sentimientos que solo ella lograba despertar en él.... y entre todas esas sensaciones, la que más le importaba era el amor, su amor por ella.
Anna terminó acurrucándose entre los brazos de su amante mientras con suavidad acariciaba el pecho de éste.
Lo sentía mucho por Yoh, pero incluso antes de que Hao se la llevara, ella sabia perfectamente que no amaba, ni llegaría a amar al menor de los gemelos Asakura.
El sueño ya comenzaba a cerrarle los ojos, pero el recuerdo de una inquietud que necesitaba preguntarle al muchacho, la hizo resistirse a dormir....
¿Por qué?, ¿por qué había dicho que ella le pertenecía?. No lo entendía, quería saberlo...
Hao Asakura sonrió complacido; comenzaba a creer que jamás se lo iba a cuestionar.
Le explicó que a lo largo de la historia de la familia Asakura, siempre se le destinaba la mujer con mayor poder espiritual al primogénito de la generación.... en este caso, ella.
* Esa es la primera razón por la cual tenias que ser mía. *
Le dijo.
La itako no pudo evitar la sonrisa sutil que adornó su hermoso rostro.
Escuchó atenta cada palabra de su joven amante mientras éste le acariciaba su rubio cabello. Por un momento creyó que las razones serian otras; bueno, le hubiese gustado oír otra cosa, que la amaba.... solo una vez escuchó esas palabras emerger envueltas en su voz varonil, pero.... lo único realmente importante para ella era estar con Hao.
Él era su hombre, su dueño, su vida.... su amor.
Con los ojos llenos de amor por el shaman de fuego, Anna terminó durmiéndose a los pocos minutos.
Mientras, Hao seguía observándola detalladamente, estrechándola para dormir abrazados. Cuidadoso de no despertarla, depositó un suave beso en la frente de la mujer.
Y cerrando los ojos, comenzaba a dejarse vencer por el cansancio, mientras la verdadera respuesta permanecía plasmada en su mente.
Un susurro escapó de sus labios, débil murmullo incapaz de llegar a los oídos de la chica, incapaz de despertarla y hacerle saber lo que en verdad llevó al muchacho a decir que ella le perteneciera.
* La segunda razón, y la única importante, Anna.... ¡ es que te amo !. *
Con estas palabras, Hao se dejó envolver por el sueño, un hermoso y tranquilo sueño. Uno de esos sueños que solo tiene desde que ella está a su lado, desde que ella duerme entre sus brazos....
... desde que Anna y su amor... le pertenecen.