||   ES COMO VOLVER A EMPEZAR    ||



     Por: Maeda Ai
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                                                                      .:: Capítulo 2 ::.
         “Y no quiero que él también se vaya”



¿Cuánto tiempo había pasado desde entonces?; días, meses....


* Ya más de un año... *


Anna suspiró ante el dolor, dolor al cual parecía haberse acostumbrado.

Aquel fue el único día que lloró, fueron tantas lagrimas que llegó a pensar que se le habían acabado. Quizá se desahogó por completo y eso fue lo mejor. Pero la mujer se sumergía en el mar de recuerdos y sentimientos de los cuales era presa diaria.


Distraída, con la mirada perdida en el vacío de la oscura noche, la nada, no se percató de que alguien más estaba con ella, hasta que una rosa de hielo apareció frente a sus ojos.
Ligeramente sorprendida, la tomó entre sus manos y la miraba con aparente indiferencia; giró el rostro encontrándose con aquella tonta sonrisa. Tan parecida y tan distinta a la vez a la de aquel hombre, pero no!.... no era él.


El hombre que ahora está junto a ella es mucho más holgazán, distraído, irresponsable y descarado.


* ¿Sigues aquí?. *


Le preguntó, a pesar de que su compañero llevaba varios meses de visita en la pensión.
Él solo suavizó su tonta sonrisa y se sentó al lado de la rubia, permaneciendo en silencio por un rato; ambos, sin decir nada más.



Para ella estaba bien; durante todo ese tiempo este shaman la había estado acompañando como ninguna otra persona. Fue el único testigo de su dolor y el único que permaneció a su lado después de la muerte de Yoh, los demás amigos de su esposo simplemente no volvieron, cada uno siguió sus vidas, alejándose de ella.
Era comprensible, después de todo el importante era el heredero Asakura, no ella, quizá por eso no entendía por qué éste chico permanecía aquí, como si ella también le importase.... no lo entendía.


* Horo... *


Su voz fue un suave suspiro que llegó a oídos del ainu quien de inmediato posó la mirada sobre la hermosa joven rubia.


* Tú sabes que lo amaba.... sabes que si. *


El muchacho se limitó a guardar silencio.
Que la chica de pronto le confesase su sentir sin razón aparente, solo significaba que no deseaba sentirse sola, así que la abrazó, la estrechó entre sus brazos, recargándola contra su pecho mientras el silencio volvía a reinar el lugar.

No era esta la primera vez que la sacerdotisa encontraba tranquilidad y apoyo en el abrazo del chico peliazul, no. La primera fue aquella tarde después de que su esposo la dejó, luego se dieron algunas ocasiones más, y ahora ésta.


En todo ese tiempo se habían acostumbrado el uno al otro; y aunque Anna no lo dijera, apreciaba la compañía del ainu, sino fuese por su presencia se hubiese dejado devorar por la tristeza y la soledad, no hubiese podido sobrellevar la ausencia de Yoh. Y ahora estar entre sus brazos, le resultaba tan natural.


* Anna, yo.... *
_ Pero escuchó su voz varonil interrumpir el cómodo silencio._
* Mañana regresaré a Hokkaido. *


La chica curveó ligeramente una de sus cejas; eso significaba que estaría completamente sola durante tiempo indefinido.
En los últimos meses, Horo Horo pasaba más tiempo en Funbari que en su tierra natal, y aunque varias veces regresó al norte, tardaba más en pensar en ello que en regresar a la pensión.
Cuándo Yoh murió, el peliazul permaneció a su lado por más de cinco meses, luego regresó a Hokkaido por tan solo un par de semanas.


-Me estoy acostumbrando al clima de Funbari Oouka,-


Le dijo aquella vez.


Pero no importaba cual fuera la razón, ni si de vez en cuando peleaban, de acuerdo casi a diario, mucho menos si el record de sus conversaciones apenas había alcanzado los veinte minutos.... le gustaba su compañía y eso era algo que no podía negarse a si misma.
Quizá por ello le entristecieron sus palabras, quizá solo era incomodidad, solo costumbre.... no obstante, últimamente pensaba que el estar con él para ella significaba más que eso.... mucho más. Por ello tenia deseos de pedirle que se quedara, cosa que no haría ni en el más loco sueño.


Más Anna no dijo palabra alguna, solo acomodó la cabeza sobre el pecho del joven, dejando que este acariciara su rubio cabello, y como si la hubiese arrullado, la itako permitió que el sueño le cerrara los ojos.
Horo Horo la observó atento por largo rato, la tranquilidad que reflejaba ese bello rostro lo llenaba de paz; por alguna razón, sentía que podía observarla por siempre, así entre sus brazos, y no cansarse de ello.


De pronto a su mente llegó el recuerdo de su amigo Yoh y una corta platica que tuvieron hace ya tanto tiempo....


-Podría embriagar a mis ojos con su hermosa imagen y ni siquiera cansarme un segundo.-


Esas fueron las palabras del Shaman King.
Por aquel entonces, Horo Horo no lo entendió e incluso lo creyó un completo imbécil por referirse a la itako con esas palabras.


* Más ahora entiendo a que te referías.... amigo Yoh. *


La voz del ainu fue tan silenciosa que difícilmente hubiese despertado a la rubia.

Con una ligera sonrisa adornándole el rostro, suavemente tomó entre sus brazos a la chica, llevándola hasta su habitación donde podía descansar más cómoda.
Se iría mañana por la mañana y si ella no despertaba para entonces seguro no podría despedirse.


Fueron muchos pensamientos los que a su mente llegaron, y de todos ellos, las palabras que su hermana le dijera hace un par de meses, antes de venir a Funbari, hicieron que su andar fuera más lento....


-No puedes seguir así, pasas más tiempo allá que con tu familia.... No has hecho nada en este tiempo; ¿qué pasó con el campo de plantas?, qué pasó con tu sueño?.-


No tuvo, ni tiene respuestas para esas palabras, pero sabía que Pilika tenía razón en algo: él hizo de lado todo y sin siquiera saber por qué. En realidad en todo este tiempo no había hecho absolutamente nada, por eso regresaría a Hokkaido, para seguir con su vida y dejar que la itako siguiese con la suya.
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Entró a la habitación casi vacía, en cuyo centro se hallaba un futon más grande de lo normal, ahí recostó cuidadosamente a la rubia, más cuado quiso incorporarse se dio cuenta de que los suaves brazos de la chica se lo impedían.


* Si te digo que no quiero que te vayas, seguro no me creerás.... como yo misma no me creo ahora. *


Horo Horo podía sentir el cálido aliento de Anna acariciando su cuello y su oreja izquierda. Se sonrojó ampliamente aun sujetando la cintura de la sacerdotisa, completamente consciente de que los brazos de la misma le rodeaban el cuello y que su cuerpo yacía sobre el de ella, haciendo de esta una posición poco decente.



Ese juego de palabras por parte de Anna le estaba haciendo bromas pesadas a su mente, por todo lo que comenzaba a imaginarse. Y el intenso latir de su corazón no le ayudaba mucho a pensar siquiera en decir algo.


Sin embargo, hablar ya de mucho no servia, pues sus miradas se cruzaron en algún momento, y por un simple instante, tan solo para que después fuesen sus labios los que se buscasen y unieran sin que alguno de los dos lo hubiese pensado.


Era un profundo beso que sencillamente se dio entre ellos, beso que le arrebató al joven todo deseo de regresar al norte.



Sin finalizar.

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Ya sé que les interesa más el lemon, pero tampoco quería empezar el capítulo metiendo a estos dos a la cama así nada más. NO!.

Como ésta pareja me gusta mucho, quiero plasmar muchos detalles de su relación, pero descuiden, el próximo capítulo es lemon y no será el único.

Quiero que este fanfic derrame miel, así que habrá mucho amor, malos entendidos, lágrimas y LEMON ^0^.

-I love HOROxANNA-

~*~

Este fanfiction fue escrito por Maeda Ai.

Es material de Fallen Angel

Si llegan a encontrar una historia similar a esta (con los mismos diálogos y situaciones), o con el nombre de otro autor(a), será sin mi consentimiento y por tanto un engaño.

POR FAVOR, NO ROBEN MIS IDEAS Y/O FANFICTIONS.


Totalizado el 25 de Mayo de 2005.


maeda-ai@hotmail.com
La dama del Hentai: Maeda Ai.


Por razones de tiempo...

NO escribo:
Continuaciones de fanfictions.
Fanfictions a petición.
Crossovers.

-- No presto mis Fanfictions. --

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