LAS COSAS QUE ME HACES HACER... PORQUE TE AMO



     Por: Maeda Ai
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                                   .:: Capítulo 5 ::.



Mantenía su vista fija en las manecillas del reloj... esperando.
Hace mas de cuatro horas que la itako debió haberlo despertado para que cumpliera con sus obligaciones, sin embargo... la itako brillaba por su ausencia.


Se le hacía demasiado extraño; la curiosidad y la preocupación le carcomían el alma... tenía que averiguar la razón de la “ausencia” de su prometida, mas el miedo y la vergüenza lo vencieron.

No se atrevía a ir en busca de Anna... SU Anna.
Siguió contemplando el aparato colgado en la pared...


""Si se pasa de las 2:00 p.m. iré por ella...""


Pensó, aunque no estaba muy seguro de poder hacerlo. Sin importar nada... esperó e inconscientemente trató de encontrar alguna explicación... definitivamente no era normal que la itako se levantara a estas horas.


* Anoche todo estaba muy bien... no me explico. . . Pero ahora que lo pienso, últimamente ha lucido algo tensa... * _Meditó._ * Acaso ¿es por mi culpa?. *


El joven Asakura estaba en lo correcto y es que la frustración de Kyouyama ya no la dejaba vivir... ni su dura máscara de hielo pudo ocultar su ansiedad, su loco deseo de pertenecerle a su inocente y hasta a veces estúpido prometido.

Iba bien encaminado... lo sentía, por ello comenzó a analizar hasta el mas mínimo detalle.


* Anoche se comportaba mucho más dócil que de costumbre... ¡¡Anna!!. Es que el solo hecho de pensar en ti *


Dejó su lugar junto a la mesa del comedor para acomodarse en el jardín.

El tiempo estaba perfecto, ni mucho calor ni mucho frío... todo era perfecto para que el joven Shaman pudiera pensar con libertad y sin interrupciones.

Recordó su mirada... esos fríos ojos negros, que la noche anterior estaban nublados por las ansias, por el deseo... por lo nerviosa que estaba con tan solo tenerlo cerca...


Al pensar en su mirada y en todo lo que transmitía, el menor Asakura no pudo evitar que su imaginación volara.

La itako se había desarrollado mucho con el paso de los años; ahora era toda una mujer... una muy hermosa y atractiva por cierto.
Anchas caderas, perfectos pechos, estrecha cintura, suave y tersa piel, rojos y carnosos labios... deseaba poder probar sus apetecibles labios y probar la miel que derrochaban; deseaba poder tocarla, sentir cada una de sus curvas...


Sus ojos se cerraron mientras pequeños escalofríos recorrían su cuerpo. La deseaba y mucho... tenerla tan cerca pero tan lejos a la vez...
La imagen de SU Anna... con sus cortos y ajustados vestidos que mostraban gran parte de sus perfectas y firmes piernas.
Maldecía a los vestidos... lo único que hacían era aumentar su deseo por ella.


Lo único que podía superar su deseo era todo lo que la amaba... un amor loco, lo torturaba, que lo mataba día a día, haciendo de sus días una deliciosa agonía.
Tal vez si tuviera el valor de confesarle sus sentimientos a la itako no sufriría ahora pero es que el miedo que le tenía lo hacía desistir de cualquier posible intento. La idea de que ella fuera mas cruel y se cerrara más aun le aterraba.

Y es que la vida al lado de la rubia era una dulce y dolorosa condena... ver pero no poder tocar, desear pero no poder satisfacer...


* Anna... te amo. *


Murmuró, tan sumergido en sus pensamientos que ni si quiera notó la hora que indicaba el reloj.
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No sabía cuantas horas habían pasado después de que el amo del fuego la dejó en su habitación... no lo sabía aunque eso era lo que menos le importaba debido a la infinidad de cosas que tenía su mente y que tenía que recordar... revivir.

¿Cómo había llegado a tanto?. Jamás pensó que su gran necesidad de sentirse amada llegase a tanto como para ser saciada con él... no lo comprendía pero de lo que si estaba segura era de que no se arrepentía de nada, al contrario. Estaba mas que satisfecha con su decisión.


Habían pasado varias horas, aun así, lo recordaba todo a la perfección. Cada caricia, cada beso, cada orgasmo que él le dio... todo. Suspiraba incansablemente y de pronto, la necesidad de estar con el mayor Asakura se hizo presente. ¿Cómo era posible que comenzara a necesitarlo a tan solo pocas horas de haberle dejado?.

Eran tantos sentimientos y emociones que atacaban su corazón que olvidó por completo su responsabilidad y obligaciones con cierto shaman.

Dirigió su negra mirada a un reloj que descansaba tranquilamente en el piso...


* Las 2:00 p.m... rayos. *


Murmuró y por fuerza mayor tuvo que abandonar su suave y cálido lecho, junto con todos su recuerdos. De mala gana se dirigió a su armario en busca de algo con que vestirse, pasando inevitablemente en frente del espejo.

Se observó complacida en el. Nunca antes le había agradado su reflejo y esta vez le encantó. Por primera vez pudo sentirse conforme con su cuerpo, acaso ¿se sentía así por la increíble noche con Hao?.
Se recorrió a través del espejo por todo su cuerpo, notando horrorizada unas pequeñas pero intensas marcas rojas adornando su piel. Palideció.


* ¡¿Cómo pudo?!. *


Susurró molesta aunque bastante excitada al saberse la mujer de Hao Asakura.

Con algo de trabajo encontró las prendas que ocultarían las “horrorosas” marcas de su cuerpo; un sweater negro de cuello alto sin mangas y una falda roja bastante larga para completar su atuendo.

Se peinó con cuidado y ató su largo cabello dorado en una coleta. Era tan suave... ¿por qué nunca lo había notado?.


Se echó un último vistazo al espejo; todo estaba en su lugar, las marcas no se veían.... nadie notaría nada.

Una vez segura de que no levantaría sospechas, salió de su cuarto dispuesta a todo y por supuesto... a enfrentar a su prometido.
Bajó las escaleras y silenciosamente entró en el comedor.


Allí estaba él... le vio sentado en una silla y apoyado en la mesa, ya había terminado sus labores sin la necesidad de que ella tuviese que regañarlo. Había cumplido correctamente con todas sus obligaciones pero... algo llamó su atención: ¿por qué el shaman no notó su presencia?.

Se veía mas pensativo de lo normal.... ¿qué le estaba pasando?.


* Yoh. *


Le llamó desde su lugar en el umbral de la puerta pero no tuvo respuesta, es mas, él ni si quiera la había oído.


* ¡Yoh!. *


Elevó el tono de voz lo suficiente para sacar al moreno de sus reflexiones y para hacerlo caer por el susto que la sacerdotisa le dio. Cayó pesadamente en el suelo, dándose un fuerte golpe.


* Bu-Buenas Tardes, Annita. *


Saludó al momento que se sobaba el lugar que se golpeó.


* Buenas tardes.... me muero de hambre. *


Dijo fríamente, como siempre y se sentó a la mesa.


* Te serviré de inmediato. *


Dijo y en seguida corrió a la cocina para servirle los alimentos a su prometida. Algo no le gustaba, tenía un mal presentimiento...


* Aquí tienes. *


El moreno puso en frente de la itako, la merienda. Luego, y sin importarle mucho el ser recriminado se sentó en frente de la rubia para contemplarla, para admirar su enorme belleza mientras comía.

Ante esa mirada no pudo evitar sonrojarse, le ponía muy nerviosa que su prometido le mirase así...


* ¿Qué?. *


Preguntó fríamente, como si le molestase de sobremanera el sentirse observada.


* No es nada. *


Respondió sin cambiar su posición. Sus codos apoyados en la mesa y apoyando su mentón en sus manos.


* Si es así... deja de mirarme como un idiota. *


Antes de que pudiese pensar en algo que decir ya lo había insultado... tal como ya muchas veces había ocurrido. Se maldijo un par de veces antes de volver a comer, sintiéndose incluso hasta un poco culpable de la distancia de su amado Yoh. Pero él, seguía con sus ojos clavados en ella...


* ¿Qué tanto me ves?. *


Insistió. Esto ya la estaba hartando, no tan solo por el hecho de que le ponía nerviosa, sabía que estaba sonrojada... si no que también porque odiaba que la miraran fijo... no lo soportaba... pero por alguna razón, esto último ya no importaba.


* Eres muy hermosa, ¿sabes?. *


Dijo espontáneamente, sin si quiera darse cuenta de lo que decía.


* ¿Qué?. *


El shaman pareció salir de su trance y fue ahí cuando notó que ese pequeño comentario no lo había pensado, si no que lo había dicho en voz alta y peor aun.... en presencia de Anna.


* Oh!, lo-lo siento, Annita. *


Se disculpó con una gotita en la frente y salió apresuradamente del comedor... estaba tan embobado admirando a la rubia que ya no tenía control sobre sus propias palabras. Debía retirase o terminaría diciendo cualquier estupidez.

La itako palideció. Ese día, Yoh no se comportaba como de costumbre, tal vez estaba enfermo o algo. O estaba tan feliz por todas las cosas nuevas que sintió la noche anterior que todo, absolutamente lo veía con otros ojos.


* Estás loco. *


Murmuró y se concentró en terminar su comida... tenía varias cosas mas que hacer...

Por otro lado, un joven moreno de castaños cabellos golpeaba con una profunda ira el muro del jardín. Era algo inusual en el pero que no quería decir que no tuviera... esto se le escapaba de las manos.


* Soy un idiota. *
_Se reclamaba a sí mismo mientas azotaba sus puños contra el duro concreto._
* Le dije que era hermosa... en voz alta. *


Se quedó estático. El último golpe le había dolido.


* Podría haberme matado de inmediato pero... no lo hizo. *


Paró en seco. A la rubia, no le hubiese costado nada golpearlo o aventarle algo en la cara porque lo había escuchado claramente... entonces, ¿por qué no lo hizo?.


* Quizás... *


Susurró. Tal vez tendría una oportunidad... debía decírselo, y tarde o temprano lo haría de todas formas pero, ahora que sabía que tenía una pequeñísima oportunidad... si era rechazado, tal vez no recibiría un fuerte golpe de respuesta.


* Lo haré, se lo diré. *


Decidió aunque más que nada sonaba a reto. Estaba decidido a hacerlo... si no lo hacía ya... algo en su corazón le decía que la perdería para siempre.


* Yoh. *


Sintió que una femenina y familiar voz le llamaba. Volteó para ver que se trataba de Anna... lucía algo preocupada... preocupada por él.


* Anna. *


Murmuró y se volteó completamente para verla.


* ¿Qué es lo que te pasa? Estas demasiado extraño... más que de costumbre. *


Acusó. Si que lo conocía bien, detectaba hasta el más mínimo cambio en el comportamiento de su prometido, del hombre a quien amaba.


* Es que, Anna, yo... *



Sin finalizar.

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Como leyeron, en este capítulo no hubo lemon, pero era una situación forzosamente necesaria para avanzar en la historia, pretendo que el siguiente capítulo contenga lemon entre... YOHxANNA, pero es algo que aun no decido.

~*~

Este fanfiction fue escrito por Maeda Ai.

Es material de Fallen Angel

Si llegan a encontrar una historia similar a esta (con los mismos diálogos y situaciones), o con el nombre de otro autor(a), será sin mi consentimiento y por tanto un engaño.

POR FAVOR, NO ROBEN MIS IDEAS Y/O FANFICTIONS.


Totalizado el 27 de Noviembre de 2006.


maeda-ai@hotmail.com
La dama del Hentai: Maeda Ai.


Por razones de tiempo...

NO escribo:
Continuaciones de fanfictions.
Fanfictions a petición.
Crossovers.

-- No presto mis Fanfictions. --

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