LAS COSAS QUE ME HACES HACER... PORQUE TE AMO



     Por: Maeda Ai
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                                   .:: Capítulo 9 ::.



* Ha-Hao, ¡detente!. *


Le pedía la chica en un vano intento por no rendirse ante la ardiente pasión que este hombre despertaba en ella.
Pero el shaman de fuego no se detendría, oh no!, jamás. . . la necesitaba con locura y estaba realmente desesperado tanto así que no pudo esperar para colar sus ansiosas manos bajo el vestido de la joven itako.


* Ahhh, Hao. . . ¡Hao!. *


Un gemido o un suspiro; Anna no hubiese podido diferenciar que fue lo que sus labios liberaron. Lo cierto es que el moreno la estaba llenando de placer.
En cuanto a las ropas de ambos, simplemente habían quedado olvidadas en el piso inerte; ¡no las necesitaban!, la cama ardía en llamas. . . de deseo, de gozo y pasión.


El Asakura palpaba los senos perfectos de la rubia, cuyos pequeños pezones, ahora rígidos, lo invitaban al pecado.
Inclinándose sobre la joven, mientras la sujetaba posesiva y firmemente por la cintura, el castaño rodeó el pezón izquierdo con sus labios, quemando la delicada piel de la rubia. La llenaba de placer con cada beso, cada vez que su cálida lengua acariciaba la piel de su pecho y un poco más. . . succionando su duro pezón, cual niño buscando su alimento, encontrándolo. . . pues la lujuria y la excitación comenzaban a desbordarse de aquel shaman que no podía dejar de disfrutar del adorable cuerpo de la bella mujer atrapada bajo su pesado cuerpo.


Guiado por la incontrolable lujuria, Hao llenó de besos la suave y blanca piel de la itako, viajando por la totalidad de su figura, cada curva, cada pequeño rincón.
La recorrió con paciencia, tomándose todo el tiempo necesario para disfrutar de aquel cuerpo. Y precisamente, sus labios terminaron en el sexo de la joven.


* No, Hao, ¡no me hagas esto!. *


La desesperada voz de Anna se apagó apenas sintió como la lengua del moreno se deslizaba por sus pliegues íntimos, separándolos y lamiendo el clítoris que, hinchado, aceptaba esta pequeña travesura.
La Kyouyama gimió complacida con el estremecimiento de placer que recorrió su columna, obligándola a arquearse y buscar un poco más de contacto con la lengua y los labios del shaman.
Todo el coraje, la ira que él le hizo sentir al entrometerse entre ella e Yoh. . . se había desvanecido, se le había olvidado.


Anna jadeaba, agitados suspiros escapaban de sus dulces labios. Este gozo era demasiado para resistirse y estaba segura de que disfrutaría del éxtasis, cuando la lengua del mayor de los Asakura se había alojado en su vagina, pero no!. . . el muy perverso abandonó su tarea justo antes de que la chica tocase la cima del placer.
Esto era frustrante.


* Tus lindos ojos me ruegan por continuar. . . creí que querías que me detuviera. *


* Canalla!. *


Hao rió ligeramente al escuchar los insultos de su joven amante.
Esta era su “pequeña venganza” por haberle sido infiel.


Quería que le rogara por hacerla suya, que se arrepintiera, pero más que nada, demostrarle que él era mejor hombre, mucho mejor amante que su hermano.
Pero el mismo Hao no pudo resistir ya más.


““Es irónico. Quería que Anna terminase rendida ante mi, y soy yo el que doblega su voluntad, entregándome completamente a ella. . . pero la deseo con locura, la quiero para mi, la quiero. . .””


Hao sonrió poco antes de buscar los labios de la sacerdotisa y ahogarse en su dulce aliento, el placer que un simple beso de esta mujer le regalaba.
Y en verdad, no pudiendo resistir más, Hao tomó su lugar entre las piernas de Anna. Un lugar que era solo suyo y de ningún otro; y juró calcinar a aquel que se atreviese a aventurarse en el cuerpo de la itako.


El contacto piel con piel los quemaba, pero les gustaba a los dos, lo disfrutaban, lo deseaban. Así, Hao guió su duro pene a la entrada de la vagina de su hermosa compañera, frotando su hombría en aquella delgada línea que se abría para él, recibiéndolo cálida y dispuesta.


* Oh, Haooo. . . *


Un suave suspiro se escapó de los labios de la Kyouyama, mientras entrecerraba los ojos.
Solo había sido un leve empujón de las caderas del moreno, suficiente para introducir la gruesa punta de su miembro en la intimidad de la mujer.


El avance fue lento y hasta suave; Hao quería disfrutar al máximo de esto. Cada segundo, cada rincón de la sacerdotisa, cada suspiro suyo y, por supuesto, todas y cada una de las veces en que, entre gemidos, decía su nombre, pidiéndole que no se detuviera, pidiéndole más. El ir y venir de sus caderas era delicioso y la sincronía entre sus cuerpos era simplemente perfecta.


““Por eso sé que ella es la única para mi””.


Pensó el shaman, para luego mecer las caderas de forma casi salvaje, fuerte y rápido, haciendo gritar a la itako por la mezcla de intenso dolor y placer que esto le provocaba.


Con una expresión llena de satisfacción y una sonrisa casi sádica,, el shaman de fuego siguió penetrando a su bella amante, incansable e insaciable.
Entre jadeos le preguntó a la joven: ¿quién era el mejor haciéndole el amor, Yoh o él?. Anna, llena de placer, no dudó en responder sincera. . .


* Tu, Hao. . . me llenas, me vuelves loca. *


Complacido, el castaño suavizó sus embestidas, tan solo para besar incansable a su mujer. La adoraba, y así tuviese que encerrarla, tenerla prisionera, sería suya.


La lujuria y la excitación los sofocaron, frotando fuertemente sus sexos para sentirse mutuamente.
Tan insaciable o más que antes, Hao penetró con fuerza a la rubia, haciéndola alcanzar el clímax que solo un delicioso orgasmo te puede regalar; un placer tan intenso y agotador que solo un hombre como Hao Asakura puede darle a una mujer.
La piel interna de Anna se estremeció para luego contraerse con fuerza, reteniendo al pene del moreno dentro suyo. Esa era una caricia que Hao adoraba y, sin poder ya más, gimió con voz ronca mientras liberaba su esencia en la cálida intimidad de la joven.
A la Kyouyama le encantaba sentir el semen del shaman, llenando su interior y escurrir entre sus piernas, mientras aun se mecían ligeramente y se besaban con pasión cansada.


Débiles murmullos se escucharon en la habitación.
Insultos, reclamos y por supuesto reproches, de los cuales, uno en especial que dejó a la itako sin palabras. . .


* Te amo, Anna, en verdad es lo que siento por ti. *


La sacerdotisa lo miró confundida y un tanto incrédula. ¿Qué tan ciertas podían ser sus palabras?. No, no, ella estaba segura que lo que Hao decía sentir no era más que un capricho, una fuerte obsesión que él confundió con amor.


* Hao, yo no sé. . . *


Anna quiso hacerle ver su error, más de inmediato fue silenciada con un desesperado beso que ella correspondió de forma inconsciente.
Y totalmente entregada a los labios del demonio de fuego, se preguntó si no sería ella la que estaba confundida respecto a sus sentimientos por Hao Asakura.



Sin finalizar.

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Wow, me encanta este capítulo.
La situación es fácil de describir cuando se trata de una pareja que me gusta, y ésta, después de HORO*ANNA, es de las que más me gustan ^//^.

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Este fanfiction fue escrito por Maeda Ai.

Es material de Fallen Angel

Si llegan a encontrar una historia similar a esta (con los mismos diálogos y situaciones), o con el nombre de otro autor(a), será sin mi consentimiento y por tanto un engaño.

POR FAVOR, NO ROBEN MIS IDEAS Y/O FANFICTIONS.


Totalizado el 27 de Noviembre de 2006.


maeda-ai@hotmail.com
La dama del Hentai: Maeda Ai.


Por razones de tiempo...

NO escribo:
Continuaciones de fanfictions.
Fanfictions a petición.
Crossovers.

-- No presto mis Fanfictions. --

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