LAS COSAS QUE ME HACES HACER... PORQUE TE AMO



     Por: Maeda Ai
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                                 .:: Capítulo 11 ::.



El aire era cálido.
Abrió los ojos con pereza sin saber siquiera donde estaba. Tenía una agradable sensación de cansancio y de algo encima suyo, entonces escuchó su voz. . .


* ¿Ya te cansaste?, pero si aun falta lo mejor. *


Una traviesa sonrisa cruzó el lindo rostro de la joven tras decir aquellas palabras.
El moreno pareció despertar por completo, incrédulo de verla sana y salva. Y lo mejor. . . a su lado.


* A-Anna. *
Apenas susurró su nombre, el shaman la abrazó con fuerza y efusividad; un gran alivio envolvía su corazón.
* ¡Estas bien, en verdad estas bien!. *


Lo escuchó decirle poco antes de que, desesperado, comenzara a repartir besos en todo su rostro.


* ¿Qué te pasa?, de que hablas?. *


Él se detuvo, estaba confundido. Fue hasta entonces que se fijó bien en la chica entre sus brazos. . . estaba desnuda, así como él. Se sintió tan feliz al ver a la rubia sin un solo rasguño que pasó por alto el pequeño detalle de su desnudez.


* Oye. . . ¿estas bien?. *


Le preguntó la itako, mirándolo con preocupación.
El shaman estaba sudando mucho y respiraba agitado, como si acabase de despertar de un mal sueño.


* Si. . . si, estoy contigo. *


Dicho esto, el shaman la abrazó con suavidad y ternura, suspirando aliviado. Estaba con ella y eso era lo que importaba.


* Siento haberte lastimado. . . no quise hacerlo. *


Lo escuchó susurrarle al oído; ella no entendió sus palabras, más nada dijo.
El moreno comenzó a acariciarla con delicadeza, como si Anna fuese de cristal y se fuese a romper, como si fuese lo más preciado en su vida. . . y así era.


Los besos del shaman eran lentos y largos. A diferencia de la ultima vez, controló su ardiente pasión y se dedicó a complacer a la sacerdotisa.
Deslizaba sus manos por cada curva de aquella fina figura de mujer, recorriéndola con delicadeza.


* Ah, espera. . . ahí no. . . *


La voz de la rubia sonó entrecortada; susurros convertidos en suplicas.
Los traviesos dedos de su amante se habían alojado en su intimidad, separando los suaves pétalos de su flor para hundirse lentamente en ella.
Anna no pudo reprimir los gemidos que aquel par de dedos expertos le provocaban.


* ¿Por qué no?. *


* Porque yo no. . . *


* Te gusta, ¿verdad?. *



Ella no respondió.
Era inútil, tanto gozo le dificultaba incluso hablar, lo cierto era que Anna perdía toda su voluntad cada vez que su amante se aventuraba al interior de su ser.
Y por supuesto, más aun, cuando el shaman enterraba su hombría en ella. . . la llenaba de un placer que parecía no tener fin.


El moreno sonrió al saberse el culpable de que la temible Anna Kyouyama estuviese rendida de placer y desbordara tanta pasión.


* No dudes en pedirme más, si quieres. *


* I-Idiota. *


Anna lo miró fijamente. En condiciones normales se hubiese puesto furiosa y le hubiese dejado la mano marcada en el rostro, pero. . . ¿cómo hacer eso?, si sus atrevidas caricias la elevaban al punto más alto de placer?. ¿Cómo odiarlo, si era tan irresistiblemente sexy?.


““¿Cómo no entregarme a él. . . si lo amo?.””


Pensaba la rubia.
Más no pudo seguir divagando en sus memorias, pues los labios del shaman de fuego se deslizaban por su cuello, tatuándolo de besos, mordiendo con suavidad.
Ella gimió agradada con los escalofríos que el muchacho le provocaba. Hao sonrió complacido, más no satisfecho, así que deslizó sus labios de fuego por los hombros de la mujer, deteniéndose de vez en cuando hasta llegar a sus perfectos y hermosos senos.


El castaño no lo pensó siquiera, no era necesario. . . la deseaba, la necesitaba.
Su boca hambrienta, llenó de besos el pecho izquierdo de la mujer, mientras una de sus manos acariciaba y apretaba suavemente el otro, oprimiendo delicadamente el pequeño pezón, logrando que floreciera para él.


* Oh, amor mmm. . . *


Anna estaba totalmente entregada a las deliciosas caricias que le imponía este hombre y tanto era su deleite, que no se percató de cómo el moreno se acomodó entre sus piernas y deslizaba la punta de su pene sobre su vagina, separando los pliegues y penetrando suave y lentamente.


* Ohh, ahh aahhh. . . *


La chica fue invadida por un exquisito cosquilleo.
Abrazándose fuertemente a su hombre, mecía las caderas mientras soltaba profundos gemidos cerca del oído del Asakura.


* ¡Eres maravillosa!. *


La voz del castaño sonó entrecortada.
Él también se estaba entregando con todas sus fuerzas, enterrando su grueso y duro miembro en la cálida intimidad de la itako, deseando que esto nunca terminara. Porque quería seguir disfrutando de esta mujer y de las intensas y hasta ahora desconocidas sensaciones que le regalaba.


Estaba embriagado de ella, estaba embriagado de amor.
El dulce aroma de su cuerpo se mezclaba con el olor a sexo que inundaba la blanca habitación.


Hao entrecerró los ojos, estaba exhausto, pero oír los jadeos y gemidos de su amada, lo alentaba a seguir.
La penetraba fuerte y completamente, disfrutando del estrecho espacio que la hermosa rubia le estaba ofreciendo. Ese cálido y húmedo lugar era suyo, solo suyo.


““No dejare que ningún otro hombre se atreva a arrebatármela, ni siquiera mi hermano. . . a él menos que nadie.””


Pensaba el moreno mientras abrazaba la frágil figura de la mujer entre sus brazos.


* Ahh, más, más, no te detengas. . . sigue. . . *


Anna lanzó un grito, incapaz de retener por más tiempo el gozo que sofocaba su cuerpo.
El ir y venir de sus caderas, constante, intenso, casi brutal, había tenido su recompensa.
La mujer se aferró a los largos cabellos de su amante, al tiempo en que arqueaba la espalda permitiendo que el castaño disfrutara de sus senos firmes y suaves.


El máximo éxtasis de placer la recorría deliciosamente, había nacido de su mojado sexo gracias la entrar y salir desesperado del duro miembro de su hombre, para expandirse a todo su cuerpo, haciendo vibrar cada célula de su ser.


* Ahh, Haooo. . . *


La sacerdotisa gritó el nombre de su amante mientras su vagina se contraía con fuerza, provocándole espasmos de placer.
Y esas contracciones que apretaban el pene del Asakura, lo volvieron loco, forzándolo a dejarse vencer por el gozo que la delicada intimidad de la itako le estaba regalando.
Así, el shaman gimió con voz ronca al tiempo en que liberaba su esencia en el interior de la mujer.
Completamente exhausto, completamente extasiado e inmensamente feliz.


Y sin separar aun sus cuerpos, con las respiraciones todavía agitadas, Hao la llenó de besos, una vez más, disculpándose por haberla lastimado.
Ella lo miró con curiosidad, negando con la cabeza.


* No te entiendo, ¿de qué hablas?. *


El shaman de fuego rodeó fuertemente la cintura de su chica, clavando su profunda y misteriosa mirada en ella. Con voz seria y llena de decisión, le dijo. . .


* Te amo. *
Él se tomó su tiempo, como esperando saber la reacción de la rubia entre sus brazos; entonces, continuó...
* Quiero que estés a mi lado. . . para siempre. *


La Kyouyama abrió los ojos con sorpresa; sus cejas delgadas se curvearon con sorpresa y sus negros ojos comenzaron a llenarse de lagrimas.


* Te amo, Anna. *


Ella movió sus lindos labios, diciéndole algo que él no pudo escuchar. . .
De pronto todo se volvió difuso, como si se estuviese desvaneciendo. Trató de abrazar a la chica, pero ya no la sentía. Entonces una luz intensa fue lo último que Hao supo de si. . .




Abrió los ojos de golpe; su respiración agitada y sin poder tranquilizar el desesperado latir de su corazón.
Miraba en varias direcciones como buscando algo o mejor dicho, alguien. . .


* A, Anna. *


Susurró el castaño, una vez que encontró a su amada, tendida sobre la cama en que se amaron apenas la noche anterior.
El shaman quiso correr hacia ella y abrazarla con todas sus fuerzas, pero ni siquiera pudo ponerse de pie.


* No deberías ser tan efusivo. . . perdiste más de la mitad de tu poder espiritual. *


Escuchó a sus espaldas.
No necesitaba girar el rostro para saber que se trataba de su hermano menor.


Débil como estaba, el demonio de fuego era demasiado orgulloso cómo para quedarse ahí tirado y dejar que Yoh se burlara de él. Se irguió como pudo.


Ambos Asakura se miraron fijamente a los ojos, aun la ira y los celos reflejados en cada uno, más esta vez no hubo golpes ni palabras, tan solo el silencio que, a parte de la Kyouyama, era lo único que los dos hermanos habían compartido en toda su vida.



Sin finalizar.

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¿Dónde está el Hao salvaje en la cama, desesperado y dominado por el deseo?.
Bueno, quise cambiarlo un poco. No me culpen, se supone que el tipo está asustado y confundido.

~*~

Este fanfiction fue escrito por Maeda Ai.

Es material de Fallen Angel

Si llegan a encontrar una historia similar a esta (con los mismos diálogos y situaciones), o con el nombre de otro autor(a), será sin mi consentimiento y por tanto un engaño.

POR FAVOR, NO ROBEN MIS IDEAS Y/O FANFICTIONS.


Totalizado el 27 de Noviembre de 2006.


maeda-ai@hotmail.com
La dama del Hentai: Maeda Ai.


Por razones de tiempo...

NO escribo:
Continuaciones de fanfictions.
Fanfictions a petición.
Crossovers.

-- No presto mis Fanfictions. --

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