Por:
Maeda Ai
. . . . . . . . . . .
.:: Capítulo 12 ::.
* Hazte a un lado. *
Hao pasó de largo a su hermano para acercarse a Anna. Dormida cómo estaba, se veía agotada y triste.
* A-Anna, abre los ojos. *
El moreno acarició los largos y dorados cabellos de la chica; sus ojos brillaban, llenos de preocupación.
* Todo esto. . . es mi culpa. *
* Por fin estamos de acuerdo en algo. *
El mayor curveó una ceja al escuchar a su gemelo. Maldición!!, ya tenía suficiente con el sentimiento de culpa como para todavía tener que escuchar las acusaciones de Yoh.
* Es tu culpa, pero sino fuera por ti, Anna. . . *
La voz del shaman se apagó. Su mirada, más que triste, estaba vacía. En realidad sentía cómo si la culpa fuese suya y no de Hao. Yoh cerró los ojos y la imagen de Anna protegiéndolo, volvió a su mente, torturándolo.
Si, Anna lo había protegido, sin embargo. . .
* Lo hizo por ti. *
Hao giró a verlo, confundido. Todo estaba muy difuso para él.
* De no haber sido por ti, Hao, ella habría muerto. *
Yoh bajó la mirada, apretando los dientes.
Cuando la itako cayó al suelo, bañada en sangre, él se quedó inmóvil y asustado. En cambio, Hao. . . él corrió donde la rubia; estaba desesperado. Si ella moría no habría nada que él pudiese hacer para regresarla, así que no tuvo que pensarlo dos veces para arriesgarse y brindarle parte de su poder espiritual.
Llámenlo una especie de poder curativo, lo importante es que las heridas desaparecieron. Más fue tanto el poder espiritual que utilizó, que perdió el conocimiento sin saber nada más.
* Pero ella te protegió a ti, creo que ya sabemos a cual de los dos quiere en verdad. *
Las palabras del mayor de los Asakura venían cargadas con celos y dolor.
La verdad es que quiso morirse al ver cómo la sacerdotisa arriesgaba la vida por el estúpido de su hermano, más al verla a punto de morir, no pensó en nada más, solo en salvarla. . . solo quería verla vivir, solo eso.
* Yo pensaba lo mismo, pero Anna ha estado delirando entre sueños. . . no hace más que repetir tu nombre; a mi no me ha mencionado una sola vez. *
El mayor volteó a verlo, sorprendido; un aire de derrota abrazaba a su hermano.
El moreno de largos cabellos no pudo evitar que la felicidad lo invadiera. La rubia lo quería y sin embargo, una duda lo embargaba. . .
* ¿Por qué te protegió a ti entonces?. *
* Maldición, no me hagas decirlo. *
Yoh frunció el seño.
Incluso para él, que era tan distraído, era muy claro que la itako se sentía culpable.
““Por eso se interpuso entre la espada de Hao y yo.””
Pensaba el menor de los Asakura. Probablemente, la sacerdotisa lo había considerado cómo un castigo por la falta su compromiso.
* Pero yo no quiero que ella viva atada a mi por mero compromiso. . . así que no tengo nada que hacer aquí. *
El shaman king metió las manos en los bolsillos de sus pantalones. Con la mirada baja, dio media vuelta, dispuesto a emprender la retirada.
Más la voz de su gemelo lo detuvo antes de que cruzase la puerta.
* Creí que la amabas, ¿por qué te das por derrotado?. *
Yoh arqueó una ceja, ni siquiera se molestó en girarse a ver a su hermano. ¿Para qué se quedaba?, Anna ya había tomado una decisión, además. . .
* Tu le salvaste la vida. *
* Y eso qué?. *
El menor de los gemelos guardó silencio; tenía la maldita sensación de que Hao le insistía tan solo para hacerlo sufrir.
Se sentía tan impotente, ni siquiera fue capaz de moverse cuando la itako de ojos negros cayó al suelo, bañada en su propia sangre. El miedo lo dominó y nada pudo hacer. De no haber sido por Hao, Anna. . . no despertaría jamás.
““Considéralo una forma de agradecerte que la hayas salvado.””
Fue lo que el shaman de fuego leyó en la mente de su hermano, poco antes de que este abandonara la habitación y sus vidas.
Así que ese era el adiós entre los hermanos.
* ¡Maldición!. *
Hao soltó un profundo suspiro para luego sentarse sobre el suelo, al lado de la cama donde descansaba la rubia itako.
¿En qué momento su viada se convirtió en un reverendo caos?. Y todo por culpa de la mujer que, por ahora, dormía profundamente.
* Esta bien, mientras tu estés a mi lado, lo demás no importa. *
Susurró el castaño, sabiendo que Anna no iba a escucharlo.
* Hao, Hao, lo siento, yo. . . *
El shaman se irguió apresurado; se sentó al borde de la cama, al lado de la mujer. La tomó de la mano al tiempo en que acariciaba sus cabellos de oro. Lo llamaba entre sueños, a él.
Hao sonrió, sinceramente no le importó arriesgar su vida por Anna, le hubiese entregado todo su poder espiritual con tal de que viviera.
* Vale la pena morir por ti, Anna. *
Una sonrisa cruzó el rostro del castaño.
Cayó inconsciente cuando le transmitió su poder a la itako, y luego ese sueño. . .fue tan real y sabía que dicho sueño tenía un significado, quería saber cual.
No era la primera vez que tenía sueños como ese y Hao sabía perfectamente que dicho sueño le estaba mostrando el futuro. Sonrió irónico.
* Un futuro con Anna, ¿quién lo hubiese dicho?. *
Le preguntó al aire; más para él que para la propia Anna.
Él solo buscaba placer y diversión cuando le propuso pasar la noche juntos, y ahora. . .
* No puedo vivir sin ti. . . ai shiteru. *
El shaman de fuego depositó un delicado y suave beso en los tibios labios de la joven mujer.
Se pasó largo rato mirándola con atención, esperando a que despertase, sin que la pequeña sonrisa de felicidad se le borrase del rostro.