||  UNA PARA TODOS !   ||



     Por: Maeda Ai
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                                  .:: Capítulo 5 ::.



Se sentía mareado, muy, muy cansado.
El aroma de la joven era exquisito, agradable e intoxicante. Su pobre mente era un montón de vagas ideas que iban y venían, confundiéndolo cada vez más.


“”La prometida de Yoh, el demonio: Anna Kyouyama, la mujer entre sus brazos, la más bella de todas; mujer ajena, mujer prohibida. . . a la que quiero y deseo con desesperación. . . yo la amo. . .“”


Más las últimas tres palabras eran lo único que Ren tenía claro en ese momento. Así que simplemente dejó que su corazón latiera descontrolado, disfrutando del momento.


No sabría decir si había pasado una eternidad o tan solo unos cuantos instantes, solo estaba conciente del dulce sabor de los labios de la rubia itako.


Por un momento creyó haber caído en un largo y tranquilo sueño, prisionero de los labios de la sacerdotisa, más abrió los ojos, cómo aquel que de repente despierta agitado ante una pesadilla; sus pupilas se destiñeron.
Y la sorpresa lo invadió al instante. ¿En verdad esto estaba pasando?. Anna frente suyo, yacía desnuda, haciendo gala de la tremenda belleza con la que fue bendecida.


Ren no podía más que admirar a aquella que era su musa. Mujer de figura delgada, delicada y hasta frágil. Su estrecha cintura lo hacía desear el rodearla con sus fuertes brazos para que nunca se le escapara. Sus largos cabellos dorados, ondeándose ligeramente por la brisa de la noche; su piel blanca cómo de porcelana fina, se veía suave y la luz de la luna la hacia brillar, haciéndola parecer irreal.


Y su rostro, Kami, su hermoso rostro adornado por aquel par de gemas negras que brillaban extrañamente esta noche.
¿Acaso era la lujuria que reflejaban aquellos ojos negros?. Y sus labios. . . Tao simplemente no pudo resistir más y la tomó con fuerza, besándola con pasión.


De pronto todo pensamiento lógico se desvaneció, dejando a su paso la lujuria, el deseo, la excitación. . . el amor.


* Anna, Anna, Anna. . . *


A Ren se le iba la voz, llamando a su amada mientras sus manos, temblorosas, recorrían el cuerpo de la mujer, satisfaciendo su sentido del tacto.
Fría y caliente a la vez; sentir la piel de la chica lo hacía estremecer. Sus labios secos, abandonaron la dulce boca de Anna para deslizarse por su cuello, mordiendo con pasión.


* Ahhh, Ren, eres un travieso. . . *


Le dijo ella, pues sentía los suaves apretones que el shaman daba sobre sus redondos pechos.
La itako enredó las manos en el cabello del joven chino, suspirando agradada por las caricias y besos sobre su cuerpo.
Más la voz simplemente se le apagó a la sacerdotisa cuando sintió un intruso deslizándose al interior de su intimidad.
Ren Tao introdujo su dedo índice, sintiendo la calidez y la humedad del sexo femenino al meter y sacar su dedo.


* Ahh, no pares. . . *


Le pidió la mujer de ojos negros; arqueando la espalda y oprimiendo ella misma sus senos.
La rubia cerró los ojos, entregándose al placer que Ren le daba mientras el shaman de ojos místicos miraba embelesado cómo la mujer se retorcía de gozo sobre su cuerpo.
Y le dio más fuerte, penetrándola desesperado, lleno de excitación.


* Oohh, aahhh. . . *


La rubia itako liberó un largo gemido cuando ya no pudo retener el placer en su cuerpo y tembló convulsionándose ligeramente gracias al dedo del joven que seguía alojado dentro suyo.
Respiraba agitada y se le veía cansada, el chino no se esperaba lo que vino después. Anna se liberó de sus brazos y se inclinó hasta tener frente suyo el miembro erecto del muchacho. Lo miró por un par de segundos, complacida con el tamaño y el grosor.


Una lujuriosa sonrisa adornó su bello rostro y enseguida, tomó el miembro viril para introducirlo en su boca. Ren tuvo que apretar los puños, lastimándose; esa mujer era perversa.
Deslizó su cálida y hábil lengua por la longitud de su miembro para luego dedicarse a lamer y hasta succionar las esferas que descansaban en la base de su pene.


* A-Anna, espera ahhh. . . *


El muchacho apretó con fuerza los dientes, la rubia itako parecía no tener suficiente y su lengua jugueteaba con la punta de su masculinidad para finalmente succionar, cómo tratando de extraer algo y lo logró, pues el joven Tao no pudo contenerse y entre gemidos y roncos jadeos, lo recorrió un orgasmo, derramando el semen contenido hasta ahora.


* Delicioso!!. *


Dijo la sacerdotisa, bebiendo un poco de aquel liquido blanquizco, luego simplemente dejo que un poco de este salpicase su cara, haciéndola ver todavía más deseable para el chico de ascendencia china.


* Ja,ja,ja. . . deberías ver la cara que tienes ahora, Tao. *


* Es que nunca creí que fueras tan. . . *


* ¿Zorra?. *


* No, eso no. . . ardiente, apasionada. *


Las risas volvieron por parte de la chica de rubios cabellos, abrazando a su amante y llenándolo de besos.
Él solo la acariciaba con ternura y amor. En ese momento todo él era para ella y creía que la Kyouyama sentía lo mismo.


Lo que vino después tomó por sorpresa al shaman. La sacerdotisa se recostó al borde de las termas y alzando un poco las caderas, invitó al hombre a posarse encima suyo.


* Por favor, Ren, ya no puedo esperar más, necesito sentirte dentro de mi. *


Le dijo, su voz sensual e incitadora; sus ojos negros mirándole suplicantes. Anna lo estaba invitando a pecar.


* Anna, yo. . . *


Ren pasó saliva, se sentía atrapado, felizmente atrapado.
Quizás sin detenerse a pensar que estaba a punto de traspasar las barreras permitidas y que se convertiría en un maldito traidor. Ren sujetó su pene y se entretuvo deslizando la punta en la entrada de la vagina de la mujer, que gemía dulcemente a causa de aquel contacto superficial.


Complacida al sentir el duro pene del muchacho, adentrándose poco a poco en ella, obligando cuidadosamente a su cuerpo a amoldarse a su espina que se clavaba en su flor, tan solo para hacerla gozar.


* Ohh, Ren, continua, continua. . . *


Le pedía ella entre gemidos que se perdieron en el lugar.
En aquellos momentos, el chino parecía un títere que se movía a voluntad de la hermosa joven, pues no dudó en complacerla en todo instante.
Le llenó la espalda con dulces besos y sus manos la recorrieron con tranquila pasión hasta posarse sobre sus redondos senos, oprimiéndolos a placer.


* Anna, Anna!!. . . *


La llamaba el muchacho, penetrándola cada vez con más intensidad, más profundo. Solo quería sentirla, disfrutar de la húmeda calidez de su intimidad; la suave y dulce caricia que su sexo le regalaba al propio al abrazarlo con su piel interna, apretándolo deliciosamente.


Los gemidos subieron de volumen y los susurros de amor no hicieron falta por parte del joven Tao, quien ya fuera de si, penetró con fuerza a su rubia compañera.


* Mmm, Re-Ren. . . ah, aahhh. . . *


Un grito escapó de los labios de Anna, quien tembló entera al llegar al tan deseado éxtasis.
Suaves y constantes espasmos la recorrieron, llenándola de placer; su respiración era acompañada por los jadeos del shaman, quien no tardó en desbordar el gozo del orgasmo.
El chico cerró los ojos con fuerza y apretando los dientes, disfrutó la relajante sensación de eyacular dentro de la vagina de la sacerdotisa, quien lo miraba llena de satisfacción.


El muchacho tardó un rato en abandonar el cuerpo de la Kyouyama, no tenía prisa y el simple hecho de mantener su pene, cuya dureza estaba perdiendo, dentro de ella, le hacía sentir a esa mujer como suya, solo suya.
Y permanecieron en silencio sin dejar de mirarse a los ojos. La rubia dedicándole una sonrisa maliciosa.


“”¿Qué significará?.“”


Se cuestionaba el shaman. Más no tuvo tiempo para divagar en ello; sus ojos se cerraron, vencidos por el sueño y el cansancio. No supo más por esa noche.
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* ¡¿Q-qué haces aquí?!. *


Ella simplemente no se molestó en responder al joven de piel tostada y pasado peinado tipo afro.
Solo se despojó poco a poco de sus ropas, ante la incrédula mirada del comediante, quien al admirarla completamente desnuda, sonrió con ternura, casi con devoción, cómo si estuviese en un hermoso sueño.


Y cuando sintió la tibia piel blanca de la rubia, Chocolove simplemente no pudo resistirse y se dejó llevar por la bella dama que había entrado a su habitación, tan solo para hacerlo feliz esta noche.



Sin finalizar.

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Bueno voy a saltarme lo que pasó entre Chocolove y Anna, porque simplemente no me cabe en la cabeza que ellos dos... bueno.

Pero tenía que mencionarlo, él es otro más en la pensión.

_Nada es lo que parece._

~*~

Este fanfiction fue escrito por Maeda Ai.

Es material de Fallen Angel

Si llegan a encontrar una historia similar a esta (con los mismos diálogos y situaciones), o con el nombre de otro autor(a), será sin mi consentimiento y por tanto un engaño.

POR FAVOR, NO ROBEN MIS IDEAS Y/O FANFICTIONS.


Totalizado el 15 de Marzo de 2007.


maeda-ai@hotmail.com
La dama del Hentai: Maeda Ai.


Por razones de tiempo...

NO escribo:
Continuaciones de fanfictions.
Fanfictions a petición.
Crossovers.

-- No presto mis Fanfictions. --

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