Por:
Maeda Ai
. . . . . . . . . . .
.:: Capítulo 11 ::.
* Necesito hablar con alguien. *
El shaman de hielo parpadeó un par de veces ante las palabras de su amigo chino. ¿Hablar?, con él?.
Ren desvió la mirada, levemente sonrojado. Bueno, no había mucho de donde escoger, entre el pésimo bromista de chocolate, el pervertido de Ryu y el inútil del peliazul, pues. . .
* ¿Qué, qué quisiste decir con eso?. *
Horo mostró su puño, no muy contento con las comparaciones del chico Tao.
* ¿Por qué no mejor hablas con Yoh?; con él te llevas de maravilla. *
Le decía el ainu mientras pretendía salir de la habitación, más Ren se lo impidió, posando su mano sobre el hombro de su amigo.
* Yoh. . . es la persona menos indicada para hablar de esto. *
* ¿Por qué?. *
La expresión del peliazul se tornó seria, pues la misma conversación se había tornado así: sería y delicada.
* Soy un maldito traidor, Horo Horo.*
* ¿De qué hablas?. *
Ren bajó la mirada al piso y guardó silencio.
* Estoy enamorado de Anna. *
* Qué?!!. *
* Lo que es peor, amigo, le hecho el amor y no me arrepiento de ello. *
El shaman de hielo se quedó sin habla; sus pupilas desteñidas. Inmóvil, esas palabras lo habían tomado por sorpresa.
¿A caso Anna lo había traicionado?, tan solo había estado jugando con él?.
El Usui sacudió fuertemente la cabeza; no, no podia ser, ella le había dicho que lo amaba y no solo con palabras, se lo decían sus besos, sus caricias, el calor de su piel cuando la rubia yacía entre sus brazos.
“”Ren debe estar bromeando, si. . . eso es.""
Se decía a si mismo el peliazul, desesperadamente, tratando de creer que así eran las cosas, pero. . .
* ¿Qué voy a hacer?. . . la necesito. *
Horo apretó los puños al escuchar a su amigo; no le gustaba que hablase así sobre Anna, que pensara en ella, que la deseara. La itako es suya, solo suya. Y el shaman de hielo estaba lleno de ira al ver cómo el chino se hundía en sus problemas.
* ¿Por qué me dices todo esto?. *
Preguntó Horokeu con el semblante no solo serio, sino molesto. Ren notó esto, más creyó que el ainu estaba decepcionado por traicionar a un buen amigo cómo Yoh. . . ¡cuán equivocado estaba!.
* Es que ya no puedo más y yo. . . *
El Tao cerró los ojos cómo arrepintiendose de seguir hablando.
* Anoche hablé con Anna, le dije cómo me sentía, pero. . . *
* Pero?. *
* Me dijo que hablara de esto con un buen amigo y no entiendo por que, te propuso a ti. *
* Maldición!!. *
Gritó furioso el ainu.
Se puso de pie, dejando al chino más que confundido con su actitud. Ren entendía que el Usui estuviese molesto, pero no era para tanto.
Horo Horo salió de la habitación, apresurado, lleno de furia. . . necesitaba hablar con ella, aclarar las cosas. Por que todo esto debía tener una explicación, ¿verdad?. . . ¿verdad?!.
* Anna!!. *
Gritó el muchacho, buscándola por toda la pensión.
* ¿Qué te pasa, Horo Horo?, por qué gritas?. *
Preguntaba Ryu, quien se había topado con el molesto shaman, más este último lo ignoró y lo pasó de largo, buscando a la itako de ojos negros.
Así, Horokeu bajó hasta la estancia. . . lo que ahí encontró no fue algo que esperase: Lyserg y Chocolove riñendo al borde de los golpes, la razón. . .
* Este bromista de bajo nivel dice que Anna ha estado con él. *
Decía el peliverde, apretando los dientes mientras sujetaba por la camisa a su amigo.
* Y Anna es mía, ¿entiendes, chocolatito?. *
Los ojos de Horo se tornaron totalmente blancos. Las palabras de Lyserg no solo lo molestaban, también lo habían herido. No, no, esto debía ser una broma. . .
“”Los muchachos deben haberse dado cuenta de mi relación con Anna y me estan gastando esta broma tan pesada.””
Pensaba el joven de azulados cabellos, aferrándose a aquella idea, esperanzado a no equivocarse.
Pero las cosas empeoraron cuando el mismo Ren se metió en la pelea, gritando que Anna Kyouyama era suya y de nadie más. . .
* Y no permitiré que hablen así sobre ella. *
* ¿Qué fue lo que dijiste?. *
De pronto todo fue silencio, los Asakura habían llegado y el menor de ellos, incrédulo ante la razón de la riña de sus amigos, se puso furioso.
* Repitelo, Tao. *
El coraje se reflejaba en los ojos del menor de los gemelos, quien ya respiraba agitado, tratando de controlar la ira que le recorría las venas y le hacía hervir la sangre.
El chino cerró los ojos, ya no tenía ningún caso seguir ocultándolo. . .
* Ella y yo estamos juntos. *
* Que juntos ni que nada, ya te dije que al que Anna quiere es a mi. *
Le dijo Lyserg, mirando con ojos asesinos al chino.
* No, no, la güerita solo quiere a este negrito de chocolate. *
Todos voltearon a ver a Chocolove, incrédulos de sus palabras.
En ese instante, lo único en lo que los hombres coincidían era que la itako jamás se fijaría en el comediante de labios gruesos. Y si más de uno estaba mintiendo, el primero en la lista era Chocolove.
Yoh se acercó a sus amigos y tomando a Ren por el cuello de la camisa, le exigió que se retractara de sus palabras.
* Y eso también va para ustedes, Lyserg, Chocolove y cualquier otro que quiera propasarse con mi Annita. *
Todos miraron en silencio al Shaman King. . . era verdad, todos ahí lo habían traicionado.
Y Hao, quien se había mantenido al margen de todo, mostrándose indiferente, aunque por dentro solo pensaba en quemarlos vivos a todos, lenta, muy lentamente, ya se preparaba con una bola de fuego en su mano derecha, dispuesto a calcinar a su querido hermano, pues bien sabía que el era su único rival para adueñarse del amor de la sacerdotisa de ojos negros.
Y sinceramente, el shaman de fuego ya se estaba cansando de ser amable.
La tensión se tornó tan fuerte que ya todos los shamanes estaban a la defensiva, mostrando sus armas. Todo aquello era un caos y seguro se hubiese vuelto una masacre de no ser por la llegada de la rubia itako.
* ¿Qué demonios estan haciendo ahora?. No quiero que entrenen dentro de la casa. *
Les dijo, mirándolos un tanto sorprendida.
Más al final le restó importancia a la inusual situación y prefirió dirigirse a su habitación, pero la voz de su ex-prometido la hizo detenerse en seco.
* Annita, diles. . . que nos reconciliamos y nos vamos a casar muy pronto. *
* ¿De qué estas hablando?. *
La mujer lo miró no solo confundida, sino molesta. Es cierto que habían pasado una noche juntos, pero ella nunca habló de una reconciliación, es más, creía que estaba claro que entre ellos dos no volvería a haber nada, después de la forma en que lo dejó esa noche.
* Lo ves, baka, ella no quiere nada contigo porque esta enamorada de mi. *
El corazón de la Kyouyama se detuvo al escuchar las palabras del joven de ojos ambar. ¡De dónde había sacado eso?, ella y él nunca. . .
* No, no, no, todos se equivocan, mi güerita y yo vamos a hacer chocolate con leche y. . . *
* Callate, Chocolove. *
Gritaron todos al unísono mientras Anna ya buscaba algo con que golpear al chango bananero.
* No necesitamos tus mentiras vulgares, chocolatito. Que les quede claro a todos ustedes, que Anna me pertenece a mi. *
La rubia fijó su mirada en el inglés después de que este dijese semejantes palabras, luego miró atentamente a cada uno de los presentes y llegó a la conclusión de que. . .
* Todos ustedes estan locos, borrachos o las dos cosas. Me voy a dormir. *
Y eso mismo hubiese hecho de no ser por que Yoh la sujetó del brazo, pidiéndole que dijera ante todos que ella ya era suya y de nadie más.
Con dichas palabras, el moreno solo logró el odio de l sacerdotisa y el rencor de sus amigos, incluyendo a su hermano.
* No te enseñaron lo que es la discreción, ¿verdad?. *
Susurró la mujer, más para ella que para el castaño, lo peor fue cuando el resto de los muchachos comenzó a discutir, diciéndose unos a otros que ya habían hecho el amor con la Kyouyama.
Furiosa al ver la escena y cómo todos la trataban cómo un simple y hermoso trofeo, Anna invocó a Zenki y a Goki, los demonios que se hicieron cargo de noquear a Yoh, Ren, Chocolove y Lyserg.
* Ya basta, ¿me oyen?. *
Gritó la itako.
* No sé de qué demonios estaban hablando, yo no he estado con ninguno de ustedes. *
Anna respiraba agitada, no solo estaba molesta sino tambien confundida. ¿Qué demonios pasaba ahí?, ¿por qué afirmaban que ella habia dormido con ellos?. . .
“”Si solo he estado con. . .””
* Es eso verdad?. *
De pronto la voz y la cercanía del shaman de hielo interrumpieron los pensamientos de la sacerdotisa.
* Dime, Anna. . . ¿con cuántos hombres te acostaste antes de yacer entre mis brazos?. *
Le dijo el ainu, provocando el silencio total entre los shamanes.
Ren se acercó a su amigo y posando la mano sobre su hombro, le preguntó si acaso no estaba bromeando, pero el peliazul agitó el hombro, alejando al chino de si y tomando con brusquedad el brazo de la rubia.
* Dime. . . ¿o es qué acaso nos has engañado a todos y no eres la mujer honorable que dices ser, sino una simple ramera?. *
Todos escucharon sorprendidos las palabras del ainu. Y Anna lo miraba confundida, dolida con su actitud y la expresión de desconfianza que é le dedicaba.
¿Por qué le decía todas esas cosas?. ¿Acaso no se daba cuenta de que la estaba lastimando?.
Ambos guardaron silencio sin poder quitarse los ojos de encima y esperanzados a que todo esto no fuese más que un mal sueño. . . pero los segundos corrian y ellos no despertaban.