DEL PADRE Y DEL HIJO



     Por: Maeda Ai
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                                  .:: Capítulo 2 ::.



La rubia gimió sonoramente al ser penetrada por su esposo. Esto era. . . tan maravilloso.


La Kyouyama aun podía recordar su primera vez con este hombre, la primera en verdad para ella. Anna tembló entre aquellos fuertes y grandes brazos, y a pesar de las cuatro décadas del caballero, este la hizo gozar tan intensa y cabalmente, que la mujer terminó deseosa por más de aquellas sensaciones que Silver en ella despertó.


Así que eran verdaderamente frecuentes los encuentros sexuales de esos dos. Tan frecuentes debido al poco tiempo que llevaban de casados.
En su habitación, la estancia e incluso el mismísimo comedor; el unir sus cuerpos era algo extremadamente necesario y por ello, ahora mismo es que Anna agitaba las caderas de un modo casi demencial.


Tanto ella como su esposo atribuían su fuerte entusiasmo al sexo a su corta edad. Ah, los dieciséis años es sin duda la época más insaciable de una mujer, pero lo cierto es que, sin saberlo, la rubia no hacía sino responder a su naturaleza erótica, netamente sexual. Ella era más apasionada de lo que se imaginaba y ya se hallaba subiendo y bajando las caderas, casi brincando sobre el pene de su apuesto esposo, quien se mordió el labio inferior.


Kami!, era tan difícil complacer en la cama a esta linda y pequeña mujer. Para él era una proeza resistir tanto placer y aguardar a que su Anna alcanzara el orgasmo.
Lo que Silver menos quería era dejar insatisfecha sexualmente a su mujer, pero para su mala suerte ella era insaciable y apenas lograba el clímax, estaba lista para más.


* Silver!. . . *


La expresión del pelilargo era por demás seria. Oh, Kami, esta mujercita iba a costarle la vida, y sin embrago la amaba. . . perdidamente.


Anna se perdía bajo el musculoso y hasta tosco cuerpo del Asakura, quien se deleitaba con la hermosa visión de su esposa desnuda. Pequeña y frágil, blanca.
Sus grandes manos se deslizaron por las sutiles curvas de la rubia, quemándola y haciéndola suspirar.


Recostada en la cama, Anna estaba a merced de las caricias de su esposo, jadeando deseosa al sentir esos labios expertos sobre su pálida piel, tatuando besos y marcándola como propiedad de Silver Asakura.


La chica creía que esto no era más que un simple juego previo a un derroche de pasión, más se desesperó al sentir los labios de Silver sobre su vulva, remarcando la fina línea vaginal con la lengua. Anna gimió poco antes de reclamarle a su esposo por esta deliciosa tortura.


¿Qué si lo disfrutaba?, si, ¡y de qué manera!, pero la rubia necesitaba fundirse con ese hombre, ser penetrada por él y sentirlo lo más profundo posible, porque a pesar de la forma en que su relación avanzó, la Kyouyama descubrió que finalmente se había enamorado de ese hombre, más de veinte años mayor que ella.


Ella adoraba su esculpido cuerpo, su experiencia, su forma de ser e irónicamente su seriedad y madurez. Ella lo quería tal cual era, no importaba lo que los demás dijeran, Anna era feliz.



La lengua del moreno se había colado dentro de la suave piel intima de la rubia, haciéndola jadear profundamente y retorcerse intranquila sobre el lecho. ¡Dios!, esto era insoportablemente placentero.


La chica podía sentir el entrar y salir de esa traviesa lengua, así como sus movimientos irregulares, apenas en la entrada de su vagina, pero brindándole un gozo sencillamente sofocante.


* Ma-matte, Silver, yo. . . no puedo más. . . *


La rubia se arqueó, recibiendo el orgasmo que solo la lengua de un hombre, con la experiencia de Silver, podía darle.


Anna mantenía los ojos cerrados mientras su pecho subía y bajaba a causa del esfuerzo físico. Su mente estaba en blanco, quizá por ello no se percató de que su esposo la tomó por las caderas, acomodándola de tal manera que solo la parte superior de su espalda tocaba la cama.


* ¿Q-qué haces?. *


La voz de la rubia sonó entrecortada, aun aturdida por el reciente clímax.
Sus mejillas se tornaron rojas al sentir el pene del moreno, frotándose contra el exterior de su vulva. Por su posición, Anna a duras penas podía ver las travesuras de su esposo, pero contuvo el aliento cuando sintió la punta del miembro masculino entrar en ella.


La chica cerró los ojos y gimió casi dulcemente conforme el caliente pedazo de carne se deslizaba dentro suyo.
Los amantes suspiraron al sentir que el pene de Silver no podía avanzar más, luego entonces, comenzaron con el frenético mecer de caderas.


El Asakura apretó los dientes. Dios!!, esa mujer era muy estrecha y eso le encantaba, lo volvía loco, pues la sentía tan deliciosa.
Para Anna era igual, la virilidad de su marido en verdad era grande y dura, muy dura. Y ambos no podían más que pensar en lo delicioso y exquisito que era el roce entre sus sexos.



Los gemidos de la Kyouyama se volvieron gritos, anunciando que el gozo en ella se estaba desbordando, intensas pulsaciones apretaron fuertemente el miembro del pelilargo, quien poco pudo resistir tal delicia y terminó viniéndose en la mojada vagina de la rubia.


Calor, mucho calor, quizás por ser primavera, suspiros y el sonido de un par de agitadas respiraciones, fue lo que quedó de tan intensa entrega.


Con ojos entrecerrados, Anna se acurrucó sobre el musculoso pecho de Silver. Ella estaba. . . tan cansada, solo, solo quería dormir. Y si había algo que Anna disfrutaba más que el sexo o los besos de su esposo, eso era dormir entre los brazos de este, pues se sentía protegida, pero más que nada, amada, y quizás ya era hora de volver a expresar ese sentimiento.


* Ai shiteru. *


Ese murmullo llenó de felicidad al moreno, aunque no pudo expresarle esta a su joven esposa, pues ella ya estaba profundamente dormida.



Sin finalizar.

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Más de veinte años. . . casi treinta !!.
Es la diferencia de edades, en el fic, entre Silver y Anna. No pretendía que fuese tanta, pero se tornó necesaria para la existencia de otro personaje ¬¬’.

Mi primer opción para el papel del hombre maduro, era Mikihisa, pero. . . no me lo imaginé con Anna. Y de pronto recordé a Silver, y pensé: ¡perfecto!.

No me gustan, bueno, digamos que no me emocionan las relaciones entre un hombre (tan mayor ¬¬’) y una jovencita, pero de pronto se me vino la idea a la mente y me gustó como quedó en general, especialmente este capítulo.
Y más si me imagino a Silver como lo muestran en el anime ^^’ .

~*~

Este fanfiction fue escrito por Maeda Ai.

Es material de Fallen Angel

Si llegan a encontrar una historia similar a esta (con los mismos diálogos y situaciones), o con el nombre de otro autor(a), será sin mi consentimiento y por tanto un engaño.

POR FAVOR, NO ROBEN MIS IDEAS Y/O FANFICTIONS.


Totalizado el 23 de Febrero de 2009.


maeda-ai@hotmail.com
La dama del Hentai: Maeda Ai.


Por razones de tiempo...

NO escribo:
Continuaciones de fanfictions.
Fanfictions a petición.
Crossovers.

-- No presto mis Fanfictions. --

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