Por:
Maeda Ai
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.:: Capítulo 9 ::.
Hao torció la boca, totalmente harto de ser objeto de estudio por parte de la rubia, y es que ella no dejaba de mirarlo.
Así no podía cenar a gusto y es que para el moreno era más que obvio que la Kyouyama lo estaba comparando con Silver y esto enfureció al Asakura.
* ¡Maldita sea, deja ya de mirarme!. *
El castaño terminó gritando, dedicándole a la mujer una mirada asesina, cuyos ojos se destiñeron por la sorpresa, era la primera vez que el pelilargo le alzaba la voz.
* Cuida tus palabras, imbécil!, no creas que estoy muy contenta contigo. *
Esta vez la voz que se escuchó fue la de Anna, quien en verdad estaba enfadada con ese hombre.
¿Por dónde empezar?. Ah sí, primero la seduce, llenándola de lujuria para luego dejarla frustrada, deseándolo. Eso era humillación, y por si fuera poco el maldito ha estado llegando tarde a casa. Para la Kyouyama no fue grato adivinar que el moreno se había estado divirtiendo sabrá dios con qué clase de mujerzuelas.
* ¿Celosa, cariño?. *
* Ja, eso quisieras. No me interesas, no eres ni la mitad del hombre que fue tu padre. *
Esas palabras enfurecieron al joven de largos cabellos, quien fuera de sí, arrojó al suelo todo aquello que estaba sobre la mesa, asustando a la rubia.
* Maldita perra, pagarás por tus palabras. *
Dicho esto, Hao la haló del brazo con brusquedad para luego cargarla sobre su hombro.
* ¿Qué haces, imbécil?, suéltame!. *
Anna pataleó e impactó sus pequeños puños en la espalda del Asakura, pero al parecer no le hacía ni cosquillas, pues el muchacho fue escaleras arriba sin siquiera prestarle atención.
Entró violentamente a la habitación de la chica, arrojando a esta sobre la cama.
* Ah, eres un bruto!. *
Anna miró sorprendida como el castaño parecía simplemente no escucharla mientras se deshacía de sus ropas.
* ¿Q-qué haces?. . . *
* Ahora mismo voy a demostrarte, en la cama que compartías con Silver, que soy más hombre que él. *
Las pupilas de la chica se destiñeron, asustada por el significado de aquellas palabras. Y sin embargo se estremeció por lo que después sabría, era ansiedad, incluso sintió como se mojaba y se sintió estúpida por tener semejante reacción al escuchar las amenazas de ese hombre.
Anna estaba tan sorprendida y perdida en sus pensamientos, que no fue consciente de la cercanía del moreno hasta que este subió a la cama, vistiendo tan solo los bóxers.
Y la Kyouyama se vio ahora distraída por loas marcados bíceps del Asakura, quien la miraba con insoportable deseo.
* Voy a hacerte gozar de tal manera, que terminarás llorando de placer. Quiero sentir tus uñas clavándose en mi espalda. *
Entonces Anna alzó el rostro, entre enfadada y sorprendida por las palabras de ese hombre. A partir de ese momento, Hao no le dio tregua, pues sin ningún esfuerzo, desgarrando el vestido de la joven.
* Óyeme, hentai!, ¿qué crees que haces…?!! *
En ese instante, el castaño silenció a la rubia con sus labios, besándola de forma tan posesiva y apasionada, que ella se sorprendió de sí misma al no poder reprimir el gemido de placer que se ahogó entre sus labios y los del moreno.
Sentía esas manos masculinas recorrer cada una de sus curvas e incluso, cuando el calor creció entre ambos, deslizar sus traviesos y expertos dedos bajo las bragas de la rubia, acariciando su vulva con delicadeza.
* E-espera, no!. . . mmm… *
* Sé que te gusta, dímelo!. . . *
Pero la Kyouyama lejos de complacerlo y tan necia como solo ella podía ser, negó con la cabeza y se agitó bajo el cuerpo del moreno, tratando de escapar de aquella dulce tortura.
Hao sonrió divertido, sinceramente no entendía a esta mujer; él ya conocía muy bien los puntos sensibles de su pequeño cuerpo, así que resistirse era inútil.
““Terminará rendida ante mí.””
Con este pensamiento, el joven de largos cabellos se inclinó para besar los senos de la mujer, aun por encima del braseare.
Anna se arqueó al sentir el pequeño mordisco por parte del castaño, ofreciéndole sus senos sin siquiera notarlo. El sostén no tardó en ser arrojado al piso, entonces los ojos del Asakura se opacaron a causa de la lujuria.
Él no sabía el por qué de esa desesperación por poseer a esa mujer y por qué tanta admiración por su pequeño cuerpo. No era la gran cosa, es decir. . .
““He visto tantas mujeres desnudas, que verlas ya no me es suficiente para desearlas.””
Pensaba el moreno, para luego dejar que sus labios se deslizaran por los redondos pechos de la joven entre sus brazos.
De todas las mujeres con las que el Asakura había estado, seguramente Anna era una de las menos dotadas. Ella es pequeña, sus curvas son tan suaves, no marcadas ni mucho menos despampanantes, además, sus senos no eran para nada grandes, pero eran redondos y firmes, perfectos!, y a él le encantaba el par de sonrosados pezones que los coronaban.
Así que, él simplemente no podía entender porque esta mujer lo volvía loco de deseo. Meditando en ello, Hao se enfadó de nuevo, esta vez consigo mismo al darse cuenta de que esa chica lo estaba atrapando.
Con la pasión quemándole, el moreno trazó un camino con sus labios, desde los senos hasta la línea vaginal de la mujer; se detuvo solo un instante, admirando el pequeño sexo de la rubia.
““Me va a costar entrar en ella””
Pensaba el muchacho, consciente de que la Kyouyama era realmente pequeña para él. . . en TODOS los sentidos.
Hao sintió como su pene poco a poco se erguía, ansioso por alojarse en el cálido espacio femenino que lo esperaba.
Tan concentrado en el deseo de poseerla, el castaño acarició la vagina de Anna, separando los pliegues para luego lamer la piel de la joven y succionar el duro clítoris.
* Ahhh, nnooo!!. . . *
La rubia oprimió con fuerza las sábanas, pues ese hombre la estaba llevando al cielo con esa lengua experta.
De solo escucharla gemir por él, Hao sintió como su miembro se endurecía más, al grado de doler. Entonces, recordó esas humillantes palabras. . .
““No eres ni la mitad del hombre de lo que él fue.””
Esa maldita frase seguía clavada en su mente, enfureciéndolo.
El castaño apretó los dientes, la furia volviendo a él, solo que con más fuerza aún.
Hao abandonó entonces el sexo de la joven, arrodillándose sobre la cama, contemplando con resentimiento a la mujer. Con brusquedad la hizo girarse hasta tenerla boca abajo sobre la cama y sin más, deslizó un par de dedos en su intimidad, metiendo y sacando sus dedos sin la más mínima delicadeza.
* Hao… me lastimas… *
La voz de la rubia sonó quebrada, confundida por el repentino cambio en el moreno; pequeñas lágrimas amontonándose en sus descoloridos ojos.
* Hao, detente!!. . . *
* Voy a demostrarte la clase de hombre que soy… *
Dicho esto, el Asakura hundió sus dedos con fuerza, sacándolos y metiéndolos con mayor brusquedad.
* Alza las caderas!. *
Gritó él, imperante, totalmente dominado por la ira.
Respirando agitada, Anna se abrazó a la almohada, consciente de que cada vez estaba mojándose más.
““¿Cómo es posible que me excite con su brusquedad… con sus ordenes?.””
Se preguntaba la chica, quien finalmente enterró el rostro en la almohada, mordiéndola, pues los dedos del pelilargo la estaban llevando al éxtasis, aun con su brusquedad. . . o quizás gracias a esta.
Él moreno sintió las vibraciones de la rubia y sonrió complacido.
““No puedo creer lo ardiente que es.”
Con este pensamiento, el Asakura sacó sus dedos de la vagina de su compañera para luego posarse entre las blancas piernas de la chica.
Sosteniendo su pene con una sola mano, comenzó a rozar la punta de su miembro con la línea vaginal de la rubia, acariciando con suavidad, desesperando a la mujer.
* Hao, yaaa!!. . . *
* Pídemelo!. *
Anna apretó los dientes; esto era tan humillante, pero lo necesitaba, lo deseaba con locura.
* ¿Quieres que te coja?, dilo!. *
* Y-yo… lo quie… *
La mujer se mordió el labio inferior hasta sangrar; lagrimas de desesperación amontonándose en sus ojos.
Se resistió a ese deseo tan fuerte. . . hasta que ya no pudo. . .
* Co-cogeme!. . . métemelo, mételo ya!!. . . *
La Kyouyama terminó rogándole entre gritos.
Hao sonrió triunfante y sin hacer esperar más a la dama, empujó las caderas con fuerza, penetrando a la rubia completamente de una sola embestida. Ella gritó al sentirlo dentro suyo; mitad dolor por el tamaño de aquel pene, mitad gozo por el inmediato placer que la invadió.
Anna terminó gimiendo como gatito, con las caderas al aire mientras Hao la penetraba con fuerza y desesperación. Bruto y salvaje, así era él, pero Anna no lo quería de otra manera.
Una pequeña sonrisa cruzó el rostro de la Kyouyama mientras las lágrimas rodaron libremente por sus rojas mejillas. Estaba feliz. . . es la verdad.
Hacía casi un año que su esposo murió y ella no había tenido sexo dese mucho antes de eso. Sinceramente estaba tan necesitada de un hombre que la complaciera cabalmente en la cama. Además, Anna siempre fue muy apasionada a la hora de hacer el amor. Definitivamente, Hao era el hombre que ella necesitaba.
““Él es… tan diferente a su padre… su forma de hacer el amor es tan desquiciada, que yo…””
La chica cerró con fuerza sus negros ojos, olvidando sus comparaciones entre padre e hijo, pues el moreno la embestía con fuerza, llenándola de placer, pero lastimándola incluso.
* Si, si, más… Hao, dame más… *
* ¿Más?. *
El moreno sonrió travieso, frenando su pasión y deteniéndose por un momento.
La mujer, al sentir que su compañero se detenía, comenzó a ondular las caderas en busca de aquel delicioso trozo de carne caliente, deseando que la virilidad del castaño se hundiera completamente dentro suyo.
* Si… lo quiero todo!… ¡TODO!… *
Hao sonrió al escucharla. Esa era la actitud que quería de ella a partir de ahora.
El muchacho volvió a empujar las caderas, penetrando rítmicamente a la mujer, delirante ante el fuerte y delicioso roce entre su sexo y el de la bella joven.
Anna comenzó a gemir desesperada, ansiosa por el éxtasis. Cuando este llegó, gritó el nombre del moreno, quien fue arrastrado al clímax junto con ella gracias a las fuertes palpitaciones de su suave y cálida piel interna.
Hao lanzó un ronco gemido mientras eyaculaba y regaba su semilla en la vagina de la mujer, quien seguía con las caderas en alto, como rogando por el pene del joven de largos cabellos, quien la penetraba lenta pero profundamente, acariciándole su lindo y suave trasero.
El Asakura se recostó sobre la espalda de la rubia; sus manos apretando los pequeños senos.
* E-eso fue… *
Anna respiraba agitada, sus ojos perdidos en la nada.
* delicioso!. *
La Kyouyama sonrió, admitiendo que este había sido el mejor sexo de su vida.
* Si, delicioso… así como tú!. *
Hao desplegó cortos y tranquilos besos en el cuello y la nuca de la chica, esperando a que su respiración se normalizara.
* Comprenderás que haremos esto muy, muy seguido, ¿verdad?. *
Contrario a lo que era su costumbre, las palabras del pelilargo no fueron una orden, mucho menos una amenaza. En realidad, el Asakura le estaba proponiendo a la rubia tener un romance, ansiando una respuesta afirmativa.
* Idiota!. *
Anna giró el rostro, buscando los labios del moreno, besándole con profunda pasión.
Una idea le rondó la mente. . .
““No creo que él necesite que le diga nada más.””