DEL PADRE Y DEL HIJO



     Por: Maeda Ai
. . . . . . . . . . .
                                  .:: Capítulo 10 ::.



Recostada sobre la cama, Anna miraba a su esposo, el cual dormía tranquilamente. Había tanta paz reflejada en su rostro y eso era algo que la rubia no podía entender.
Las lágrimas resbalaron por sus mejillas, mojándole el rostro en un instante, sin poder reprimir los sollozos.


¿Cómo reprimir una pena tan grande?. Él se iría, él. . .


““Morirá.””


El simple hecho de pensarlo la hizo llorar con más fuerza, despertando al Asakura. Para él no fue difícil adivinar el por qué de las lágrimas de su esposa.


Cuando Silver le dio la noticia, ella aguantó el deseo de llorar, más no la impresión y el miedo en su lindo rostro.
Al moreno se le vino el mundo encima al verla sufrir de ese modo. Una vez más, Anna se quedaría sola.


* Por favor no llores… *


La rubia cerró los ojos al escuchar la voz del castaño; refugiándose en sus brazos, lloró aun con más libertad.


* No es justo!. *
_Susurró._
* No quiero, yo… yo te necesito, no me dejes… *


Silver se mordió el labio inferior.
Las palabras de la mujer lo lastimaban más que el hecho de saber que pronto moriría.


* Cáncer!. *


Le había dicho el médico.
La Kyouyama lo abrazó con más fuerza al escuchar esa palabra, como rogándole no mencionarlo siquiera.


Su esperanza de vida era menor a un año, aunque ahora mismo no sentía grandes molestias.
El Asakura comenzó a acariciar los largos cabellos dorados de su esposa. Verla así le partía el corazón, así que sonrió, tratando de alzarle el ánimo. Aun tenía tiempo, no es así?. Podían hacer un sinfín de cosas, la primera en la lista, por supuesto, era hacer el amor.


* Silver, no estoy de humor. *


* ¿Qué?, no me negarás mi última voluntad, o si?. *


* Baka, ni lo digas. *


Anna gritó histérica, furiosa de que su marido tuviese ese humor tan negro.
La mirada del moreno se tornó seria para luego desplegar sus labios por la blanca piel de la Kyouyama.


* Gomen nasai!. *


La chica cerró los ojos, permitiendo que el pelilargo probase el agua salada que había empapado su lindo rostro. Anna intentó dejarse llevar, olvidándose de todo por un momento, así que sus pequeñas manos imitaron a las del castaño, yendo y viniendo por los marcados músculos de los que, a pesar de su edad, el Asakura hacía gala.


La joven se preguntaba cómo es que habían pasado más de diez años de matrimonio y ella aun se sentía tan atraída por ese hombre.


““Tal vez solo es que lo amo.””


Pensaba la rubia, buscando los labios del moreno, notando como la angustia pasaba a un segundo término gracias a la lujuria.
Anna gimió agradada al sentir los dedos gentiles de Silver, acariciando los labios vaginales, separándolos para hundirse en su cálido sexo y jugar un rato.


La respiración de la mujer se agitó y su lindo rostro adquirió matices rojos. Dios!, amaba esto, todo el placer que su esposo le daba. . . lo amaba y lo necesitaba. ¿Qué iba a hacer sin él?.
Anna no tuvo tiempo de imaginar y sufrir su futuro, pues de pronto los dedos expertos del moreno abandonaron su intimidad.


* Matte, aun no!. . . *


La rubia rogó por más de aquella caricia. Él sonrió, creía que ella no estaba de humor para esto, pero igual no quería ni podía seguir jugando.


““No tengo tiempo.””


Tras este pensamiento, el rostro del Asakura se tornó serio y sujetando a la mujer por la cintura, se posó sobre su lindo y frágil cuerpo. . .


* Te amo!. *


Le susurró él, para luego penetrarla rápida y profundamente.


* Ahh, mi amor!!. . . *


Ella gimió ante la embestida, sintiendo la virilidad del pelilargo, alojada en su vagina, llenando el pequeño vacio que parecía estar hecho a la medida del caballero, complementándose totalmente.


* Ahhh, Si-Silver!!. . . *


La Kyouyama cerró los ojos y arqueó su pequeño cuerpo, disfrutando del salvaje ir y venir de las caderas de su esposo, quien clavaba en ella su pene una y otra vez, llevándola a un paraíso donde solo existían ellos dos, así como el infrenable deseo de unir sus cuerpos.


La rubia sentía como su esposo le acariciaba los senos, a veces gentil, a veces desesperado, para luego besarlos, lamiendo sus pezones e incluso mordiéndolos suavemente. Ella gimió agradada ante aquel estimulo; por momentos era Silver el único que se movía, imponiendo un ritmo, más luego la chica se acopló a este, acompañando al pelilargo en el mecer de sus caderas.


Cada vez que Silver salía del sexo de la Kyouyama y parecía alejarse de ella, Anna empujaba las caderas al encuentro de su hombre, ansiando que aquel pedazo de carne caliente volviese a hundirse dentro suyo.


Así como estaban, la mujer de dorados cabellos podía ver como el pene de su esposo entraba y salía de su vagina, esa escena parecía haberla hipnotizado, pues aun con las mejillas encendidas en carmín, ella no podía apartar la mirada de la unión de su sexo con el del castaño. En cambió el Asakura miraba fijamente el bello rostro de su mujer.


““Siempre fue muy apasionada, nunca tiene suficiente… es una hambrienta sexual.””


El moreno sonrió, convencido de que las apariencias engañan y que esa chica fina y seria, perdía el control de si en la cama.
De pronto, Silver apretó los dientes. El roce entre sus sexos estaba surtiendo efecto y él sentía que no podría soportar más.


* S-Silver, más, más… voy a … aahhh!!… *


Anna se arqueó con fuerza, estrujando las sábanas. El éxtasis nació en su sexo para expandirse a todo su cuerpo.
La chica se aferró al Asakura, gritándole lo mucho que lo amaba mientras parecía que las palpitaciones de su vagina nunca iban a cesar.


* Oh, pequeña mía!. *


Un entrecortado suspiro y Silver liberó su semilla en el interior de su compañera, agradeciendo con gemidos las palpitaciones del sexo de su Anna.


* Te amo, te amo!. . . *


Le decía la Kyouyama, besándolo una y otra vez, aun a pesar de su agitada respiración.
El Asakura sonrió, acariciándole los largos y dorados cabellos, notando como algunas lágrimas mojaban las suaves mejillas de la mujer, si de felicidad o de tristeza, no lo sabía.


Ella aun temblaba, mitad placer, mitad tristeza. No quería, no quería perder estos momentos. Ella quería estar así con él. . . siempre, hacer el amor una y otra vez con Silver, solo con él, pero. . .


* ¿Estas lista?, porque aun tenemos mucho por hacer… *


Sorprendida, la rubia alzó el rostro, sintiendo en la cara las caricias de su esposo. Un par de nuevas lágrimas escaparon de sus negros ojos; ellos casi nunca. . . lo hacían más de una vez.


““Él siempre está cansado y aunque yo no estoy completamente satisfecha, lo que menos quiero es incomodarlo.””


Pensaba la chica, abrazando con fuerza a su esposo, diciéndole una y otra vez lo mucho que lo amaba, mientras, lentamente, poco a poco, sus caderas volvían a mecerse en un baile erótico y lleno de amor que los dos bien sabían cómo ejecutar, y por supuesto. . . disfrutar.



Sin finalizar.

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Comenzando con un poquito de tristeza para luego llegar al. . . lemon ^v^ ‘.

Incluso yo, que escribí este fic, me siento rara con solo pensarlo: Silver y Anna. Y más con la diferencia de edades que planteé en la historia, pero... a fin de cuentas me gusta ¬¬’ .

~*~

Este fanfiction fue escrito por Maeda Ai.

Es material de Fallen Angel

Si llegan a encontrar una historia similar a esta (con los mismos diálogos y situaciones), o con el nombre de otro autor(a), será sin mi consentimiento y por tanto un engaño.

POR FAVOR, NO ROBEN MIS IDEAS Y/O FANFICTIONS.


Totalizado el 23 de Febrero de 2009.


maeda-ai@hotmail.com
La dama del Hentai: Maeda Ai.


Por razones de tiempo...

NO escribo:
Continuaciones de fanfictions.
Fanfictions a petición.
Crossovers.

-- No presto mis Fanfictions. --

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