DEL PADRE Y DEL HIJO



     Por: Maeda Ai
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                                  .:: Capítulo 14 ::.



Alejada de las demás personas, en dirección contraria a donde yacía sepultado su marido, Anna miraba el triste paisaje que se mostraba más allá de la colina Funbari. Llovía copiosamente, aunque aquella estaba lejos de ser una tormenta ruidosa.


Con semblante serio, casi molesto, la Kyouyama culpó a Silver por el horrible clima.


““Es como si el cielo llorara… porque él ya no está aquí.””


Pensaba la mujer, doblando sus pequeños labios en señal de tristeza.
Otra vez esa tremenda necesidad de llorar. Pero se contenía, no era apropiado dar espectáculos frente a toda esa gente, debía mostrarse como la gran señora Asakura que era.


““No como ella.””


Anna giró donde la ex–mujer de su marido.
Liri Lara se lamentaba por la muerte del moreno, derramando discretas lágrimas al tiempo en que le comentaba a algunas señoras lo buena persona que había sido el ahora finado.


La Kyouyama entonces torció la boca con fastidio. No cabía duda que Liri Lara era muy buena actriz, pues según recordaba, Silver alguna vez le habló de lo mal que se llevaba con esa mujer y que su matrimonio había sido un verdadero infierno.


La mujer fijó nuevamente la mirada en el cielo gris. Sentía. . . que ella también estaba muerta, si, muerta en vida, porque la única vida que conocía era al lado del hombre con el que había compartido diez años de su vida. Y ahora que él ya no estaba, pues. . .


* ¿Qué se supone que voy a hacer?. *


Anna se abrazó a sí misma, incapaz de responder sus propias palabras.




No pasó mucho tiempo antes de que las personas que se habían reunido para despedir al Asakura, comenzaran a irse, quedando solo la rubia de ojos negros.


Fue hasta entonces que se acercó a la tumba más reciente del lugar, la de Silver, su esposo. Y miró la placa con cierto desdén, como queriendo reclamarle algo al hombre que yacía tres metros bajo tierra.


* Dijiste que nunca me dejarías sola. *


Por fin le habló; reproches era lo que ofrecía. ¿Qué más?, si a pesar de la situación, se sentía traicionada.


Sintiéndose impotente, Anna apretó ojos y dientes, tratando con todas sus fuerzas no llorar, más sin embargo las lágrimas escaparon de sus ojos con tal facilidad, que se sintió débil y vulnerable como nunca, mucho más que el día en que murieron sus padres, el mismo día en que conoció al que ahora estaba bajo tierra.



Y aquí estaba, nuevamente en un cementerio, viviendo su soledad.


* Que ironía!!. *


Susurró para sí, sonriendo a pesar de las lágrimas y la tristeza, comenzando con una bienvenida y necesaria etapa de locura. Recordaba que la muerte de sus padres fue repentina, la había tomado por sorpresa, lastimándola profundamente y no porque tuviese que arrepentirse de algo, simplemente que ella se fue a la escuela esa mañana, sin saber que jamás volvería a ver a sus padres. No pudo despedirse, no tuvo tiempo de nada.


Y es aquí lo irónico del destino, pues con Silver ella bien sabía que él se iría y la dejaría sola; pudo aprovechar todo el tiempo que le quedaba, permaneciendo a su lado en todo momento, amándose. . . pudo decirle adiós, pudo decirle que lo amaba con locura, que él era la persona más importante para ella. Y pudiendo hacer todo aquello, su dolor era mucho mayor que cuando sus padres murieron.


* ¿Por qué?. . . ¿por qué no puedo dejar de llorar?. *


Al decir estas palabras, la Kyouyama dejó de luchar contra el dolor y las lágrimas, abrazándose con fuerza.
Quería, quería morir ella también para estar con su amado, quería verlo, sentirlo, decirle que lo amaba y escuchar de él las mismas palabras; amarse con locura hasta el cansancio.



Anna se cubrió el rostro con sus pequeñas manos.
Como quería escarbar la tierra recién removida y entrar al ataúd con su esposo y estar con él en la muerte también, durmiendo a su lado eternamente.


* Lo, lo haría… pero me echarías a patadas, ¿no es cierto?. *


La rubia no pudo evitar bromear con humor negro, recordando la ocasión en que le gritó a Silver que ella también moriría con tal de estar a su lado. Aquella fue la primera y única vez que el Asakura le gritó a la joven mujer y fue tanto el dolor de que le alzara la voz, que la Kyouyama terminó llorando inconsolable entre los brazos de su esposo, quien le pedía no decir semejantes barbaridades ni siquiera en broma.


* P-pero yo hablaba muy en serio. *


Una triste sonrisa adornó el lindo rostro de la mujer, más dicha expresión se borró en instantes, un par de lágrimas se deslizaron por sus tersas mejillas, imperceptibles debido a la lluvia que la había empapado.


De pronto, una sombrilla la protegió de la lluvia.


* Si-Silver!!… *


Susurró, y sus ojos se llenaron de más lágrimas.


* No, yo soy Hao!. *


El joven moreno la miraba casi con fastidio, serio, frio, haciéndole ver su error.
Anna bajó la mirada, terriblemente decepcionada; es cierto, por muy parecido que fuese, el hombre frente suyo jamás podría ser su esposo, ya que. . . Silver nunca la miró de esa manera.



Sin finalizar.

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Es aquí donde la línea presente y el pasado del fic, se unen.

Bueno, aun habrán algunos flashback que aclararán ciertas situaciones y problemas que se vienen ¬¬' .

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Este fanfiction fue escrito por Maeda Ai.

Es material de Fallen Angel

Si llegan a encontrar una historia similar a esta (con los mismos diálogos y situaciones), o con el nombre de otro autor(a), será sin mi consentimiento y por tanto un engaño.

POR FAVOR, NO ROBEN MIS IDEAS Y/O FANFICTIONS.


Totalizado el 23 de Febrero de 2009.


maeda-ai@hotmail.com
La dama del Hentai: Maeda Ai.


Por razones de tiempo...

NO escribo:
Continuaciones de fanfictions.
Fanfictions a petición.
Crossovers.

-- No presto mis Fanfictions. --

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