Por:
Maeda Ai
. . . . . . . . . . .
.:: Capítulo 19 ::.
* ¡Ya te dije que no!. . . *
El grito del moreno dejó sin habla a la rubia.
Era. . . la primera vez que él le respondía de ese modo.
No es que no pelearan, de hecho, últimamente eso era lo único que hacían: discutir. ¿La razón?, la misma desde que se reconciliaron. . . formar una familia.
Anna quería intentarlo, estaba tan ilusionada, que no le importaba someterse a cualquier tratamiento.
““Con tal de tener un hijo de Hao, yo…””
La Kyouyama dobló las cejas con enojo y tristeza.
El problema no era su poca o quizás nula fertilidad, el verdadero problema era el Asakura. Él se negaba a formar una familia, ni siquiera por complacerla.
Anna no entendía el por qué de aquella actitud, lo cierto es que le dolía, la lastimaba.
““Quizás él no me ama como dice.””
Pensaba. ¿Y cómo no hacerlo?, si no encontraba suficiente razón para la rotunda negativa del castaño.
Ellos iban a casarse, eran adultos, se querían. . . ¿por qué Hao no quería tener hijos con ella?. La rubia simplemente no lo podía entender, y la duda fue tal que ella igual terminó por estallar. . .
* ¡¿Por qué?!. *
Gritó Anna, impactando sus pequeños puiños contra el pecho del castaño. Apretando ojos y dientes, terminó llorando de impotencia y desesperación.
Ella no pudo darle un hijo a Silver, pero tal vez si podría darle uno a Hao, pero este era un maldito insensible que no parecía compartir con ella esa necesidad.
* Silver era tan diferente. Él no se hubiera negado, si yo hubiese podido… *
* ¿De qué hablas?. *
Enojado, Hao dobló las cejas, arrugando el ceño al tiempo en que sujetaba los brazos de la mujer para impedir que siguiese desquitando en él su furia.
Él igual estaba furioso. Si había algo que Hao no soportaba, era ser comparado con su padre, y peor si dicha comparación era hecha precisamente por la bella mujer de dorados cabellos. Sin embargo, el chico tuvo que hacer a un lado dicho enojo con tal de disolver una duda. . .
* Si tu hubieses podido… ¿qué?. . . *
La rubia desvió la mirada, la misma que se tornó triste.
* Si yo hubiese podido… darle hijos… él no los hubiese negado… pero no pude… *
Ante aquellas palabras llenas de frustración y dolor, el Asakura suavizó la expresión en su rostro. La furia se había ido, dando paso a la serenidad.
Hao respiró hondo y la Kyouyama pudo notar el drástico cambio de actitud del moreno para con ella.
* A-Anna… *
* ¿Qué?!!. *
Preguntó ella con brusquedad, doblando las cejas con enojo.
Detestaba. . . detestaba esa mirada que el pelilargo le dedicaba en ese momento. Lástima, ese hombre le tenía lastima y ella no lo pudo soportar. Aun así, la mujer hubiese preferido no descubrir la razón de dicha lastima.
* Escucha, Anna… Silver… no podía tener hijos… *
Los ojos de la rubia se destiñeron ante aquella descabellada confesión.
¿A caso Hao quería tomarle el pelo?. Eso que decía era imposible, prueba de ello era él mismo Hao, quien era el único hijo de Silver Asakura, su viva imagen por cierto.
El pelilargo notó la incredulidad por parte de la mujer.
Suspiró hondo; no hubo más remedio que decirle todo. . .
* Cuando él y Liri Lara se divorciaron, pues… creo que la experiencia fue tan amarga que Silver no planeaba rehacer su vida o formar una nueva familia, así que… él se hizo la vasectomía poco después de eso. *
La Kyouyama se llevó las manos a la boca para ahogar cualquier sonido de sorpresa, más sus lindos ojos negros delataron su sentir, su incredulidad, su furia, su enojo, la indignación. . . pero por supuesto la tristeza y el dolor.
* Ia… es mentira!, mentira… *
* Anna!… *
* Nooo!!… *
La mujer gritó con fuerza para luego salir corriendo del lugar. Las lágrimas corrían libremente por sus suaves mejillas y las que seguían en sus ojos, le impedían ver su camino, pero ella tenía bien definido su destino. . . esto no se lo perdonaría a Silver. . . ¡JAMAS!.
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La rubia tenía la mirada baja, bien fija en el nombre escrito en la lapida. Su mirar era serio, pero sus cejas estaban ligeramente dobladas, mostrando su enojo.
No llevaba mucho tiempo allí, quizás unos cinco minutos en los que guardó completo silencio. . . hasta que estalló. . .
* ¡¿Cómo pudiste?!. *
Gritó, reclamándole al hombre que yacía tres metros bajo tierra desde hace más de un año, como si este pudiese escucharla. Tal vez en algún lugar así era. . .
* Dejaste que creyera que era YO la que no pudo darte hijos… y eras TU!… ¿por qué?… *
Anna cayó de rodillas, golpeando el césped con sus pequeñas manos, gritando una y otra vez “¿por qué?”.
Es que no lo entendía; ¿por qué del silencio del castaño?.
* Yo te amaba… *
_Susurró._
* no te hubiese dejado, si eso es lo que creías, pero tu… *
La mujer se puso de pie, limpiando las lágrimas que le mojaron el rostro. Entonces su mira se tornó dura.
No más lágrimas, no más dolor, todo eso ya era pasado y no tenía caso reclamar algo a alguien que no le iba a responder, como un cobarde.
Anna dedicó una última mirada a la tumba del que fuese su marido.
Todo el amor que la Kyouyama tuvo alguna vez por ese hombre, se había convertido en decepción, incluso lastima.
Finalmente ella giró y echó a andar de regreso a casa, no sin antes susurrarle al viento. . .
* Creo… que te odio, Silver… *
Sus lindos ojos ya no brillaban. En ese instante, el cielo, antes claro, se nubló para poco después dejar caer la amarga lluvia, como si el Asakura llorase por las palabras de su esposa.
No importaba, ahora ella tenía que lidiar con una nueva y dura situación. . . él hombre al que ahora amaba. . . tampoco quería darle una familia.
Quizás, simplemente, Anna no estaba destinada a ser madre.